Los empleados del hostelero de Foz: «Desapareceu, foise coas chaves e deixounos a todos sen cobrar»

La Voz FOZ / LA VOZ

FOZ

X.F.R.

Empleados de un hostelero focense no saben nada de su jefe desde el lunes

11 sep 2021 . Actualizado a las 12:11 h.

«Desapareceu, foise coas chaves e deixounos a todos sen cobrar», comenta uno de los tres trabajadores de A Ribeira, un local de hostelería de la zona portuaria de Foz, que asegura no saber nada de su jefe desde principios de semana.

Cuenta que cuando el lunes, día de libranza para él, acudió al establecimiento, se extrañó de que estuviese cerrado, y cuando regresó el martes se confirmaron sus sospechas. Ya las tenía desde que días antes se dio el caso de un pequeño incendio en la cocina. Tras llamar al jefe, no acudió, relata. Ni tampoco se dio parte al seguro.

Explica que cuando lo llaman a su número de teléfono móvil, salta el contestador. El caso ha provocado una gran sorpresa en Foz, por el perfil del hombre que este verano logró que le alquilasen A Ribeira (tenía experiencia en el sector de la hostelería) y recibió ayuda económica para poner el bar de nuevo a funcionar, un hombre que antes vivía en la indigencia, pidiendo a las puertas de un supermercado y que fue apoyado por vecinos de Foz, también desde Cáritas, para salir adelante. En tanto no se aclare lo ocurrido, son muchos en Foz los que consideran que la confianza depositada en él se ha visto traicionada.

De momento, las deudas que ha dejado parece ser que no se limitan solo a los tres trabajadores que tuvo en agosto, sino que también habría dejado sin pagar el alquiler del local y puede que otros impagos.

Según uno de los empleados, el hostelero se habría puesto en contacto con una vecina que le ayudó en su momento y le habría comentado que estaba en Mallorca, de donde es originario, por un problema de salud de su madre. Pero no hay ninguna evidencia de que esto sea cierto y de hecho se teme que sea mentira. Este mismo empleado argumenta que el hostelero se fue llevando las llaves, pero dejando abiertas las ventanas de A Ribeira, y llevándose una televisión y, al parecer, las bebidas más caras.

El problema es que en tanto no se pone luz en lo ocurrido, el establecimiento sigue estando alquilado al hostelero, que es quien tiene las llaves y por lo tanto nadie puede entrar en el local para tomar medidas, aunque sean provisionales, como apagar las cámaras para que no consuman electricidad o limpiar las neveras.

Dice uno de los empleados que a raíz de lo ocurrido ha sufrido ataques de ansiedad por los que ha tenido que recibir atención médica: «Funlle de favor, porque non atopaba xente, e agora estou nesta situación», comentó. «Hai cousas que me daban mala espiña. Aparecía polo local e marchábase cando quería, sen máis. Pero agosto é un mes especial na hostalería e había que cumprir. E así estou. Chámoo por teléfono e salta o contestador, e mándolle whatsapps e non contesta. Non sabemos nada», concluye.