«Hai obreiros desexando comer nunha silla tras 50 días comendo bocadillos»

Lucía Rey
lucía rey FOZ / LA VOZ

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Mesas separadas dos metros entre sí. El restaurante Xoíña ha redistribuido el espacio de las terrazas para garantizar la distancia de seguridad exigida para prevenir contagios por el covid-19
Mesas separadas dos metros entre sí. El restaurante Xoíña ha redistribuido el espacio de las terrazas para garantizar la distancia de seguridad exigida para prevenir contagios por el covid-19 CEDIDA

El restaurante Xoíña, de Foz, ofrecerá desde mañana menús del día y a la carta en sus dos terrazas y también para llevar

10 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Manteles de un solo uso, nada de servilleteros ni de palillos, geles hidroalcohólicos a disposición de los clientes, entradas y salidas distintas, desinfección de mesas y sillas tras cada uso, o un trabajador destinado a limpiar los tres baños (mujeres, hombres y personas con discapacidad) cada vez que sean utilizados son solo algunas de las pautas de prevención e higiene con las que arrancará este lunes, 11 de mayo, su nueva andadura el restaurante Xoíña, de Foz. Todo un clásico en el menú del día y el menú a la carta, y que ahora también ofrecerá la posibilidad para llevar. El negocio cerró sus puertas al decretarse el estado de alarma para frenar los contagios del coronavirus, y este lunes las reabrirá, pero solo en sus dos terrazas, y de 10.30 a 17.00 horas, como explica Sebastián Fernández, trabajador e hijo de los dueños. Una tendrá capacidad para 37 personas y será destinada a comedor. La otra, en la planta baja y en la que caben unas 20 personas, «para tomar algo». Maderistas, transportistas, obreros y autónomos han sido durante más de dos décadas la clientela más fiel de este negocio mariñano, y Fernández confía en que lo sigan siendo. «Hai obreiros que están desexando comer sentados nunha silla despois de 40 ou 50 días tirados por aí comendo de bocadillo porque está todo pechado», declara el hostelero focense. «Agora hai que conseguir que o cliente estea máis seguro, porque hai moito medo e incertidume», comenta.

«Agora mesmo non estamos para gañar cartos, senón para ir pouco a pouco, retomando a confianza dos clientes que viñan día a día. A xente ten ganas de evadirse un pouco, pero con sentido», Sebastián Fernández, trabajador del restaurante Xoíña e hijo de los propietarios