«La próxima vez que vaya a este campeonato será para ganar»

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

FOZ

Carlos Rodríguez sirviendo uno de los preparados con los que compitió en el campeonato internacional celebrado en Foz
Carlos Rodríguez sirviendo uno de los preparados con los que compitió en el campeonato internacional celebrado en Foz CEDIDA

Carlos Rodríguez, alumno de la escuela de hostelería de Sober, quedó de cuarto en el torneo de baristas de Foz

15 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El monfortino Carlos Rodríguez Rodríguez, estudiante de primer curso del ciclo de restauración de la escuela de hostelería de Rosende -que gestiona la Fundación Belarmino Fernández Iglesias en el municipio de Sober- quedó en cuarto lugar en el campeonato internacional de baristas de escuelas de hostelería celebrado recientemen en Foz. Fue la primera vez que se presentó a esta competición y quedó a ocho puntos de distancia del tercer puesto.

-¿Por qué quiso presentarse a este campeonato?

-Me lo propusieron en la escuela de Rosende poco después de que empezase los estudios y me pareció bien, porque además siempre me gustado mucho el café. Ya tenía alguna experiencia antes de empezar a estudiar porque mi familia tuvo dos cafeterías en Monforte y siempre me he movido en este ambiente.

-¿Qué tuvo que hacer en la competición?

-Había que preparar cuatro expresos, cuatro capuchinos decorados con arte del latte y cuatro bebidas de especialidad, que son cócteles que utilizan el café como uno de los principales ingredientes. Lo que presentamos fue un cóctel frío a base de café, infusión de frutos del bosque y una reducción de vino elaborada en el curso superior de vitivinicultura de la escuela de Rosende, con una espuma de infusión de manzanilla por encima de todo. El cóctel tenía que enfríar en la nevera durante seis horas antes de servirlo.

-¿Cómo planeó el conjunto de preparaciones que llevó al concurso de Foz?

-Tuve de asesores, por un lado a Marcel Schaal, el director de la escuela de Rosende, y por otro a un grupo de técnicos de la empresa Cafés Donoso, en Salvaterra de Miño. Hice muchos viajes allí para recibir preparación técnica y eso fue de mucha ayuda. Además, un elemento muy importante de la presentación es que los preparados que hice fueron servidos en unos vasos fabricados por Elías González, alfarero de Gundivós. La vajilla llamó mucho la atención del jurado del campeonato y tuvo muchos comentarios positivos. Debo agradecer el apoyo que tuve de todas estas personas y de la escuela donde estudio.

-¿Piensa presentarse a la próxima edición de este campeonato?

-Por supuesto que voy a seguir compitiendo, porque conseguir un cuarto puesto en el primer intento en una competición como esta es un estímulo muy fuerte. Todo esto ha sido una experiencia brutal para mí, me sirvió para aprender muchísimo y me anima a seguir aprendiendo para hacerlo cada vez mejor. La próxima vez que vaya a este campeonato iré con todo el ánimo y toda la intención de ganar.

-¿Como elabora las decoraciones de las tazas de café «arte del latte»?

-Lo más habitual es hacer los diseños con la propia jarra, pero también se pueden utilizar palillos para retocar o mejorar los dibujos. Lo que más uso es la jarra, pero a veces también hago algunos retoques con el palillo porque a fin de cuentas, en el arte del latte todavía soy un novato.

«Todavía no entendemos que haya que tener estudios para servir en un bar»

Rodríguez conoció directamente el mundo de la hostelería desde su infancia en los negocios que regentó su familia, el bar Anchoas y la cafetería Miudiño.

-¿La ha sido muy útil la experiencia familiar?

-Mucho, sobre todo la de la cafetería, porque allí aprendí a preparar y servir café. En el bar Anchoas, que fue cuando yo tenía entre seis y siete años, era distinto porque es un bar de verano y tiene sus limitaciones.

-¿Qué le parece el hecho de que la asociación provincial de hosteleros se queje de la falta de personal especializado?

-Es normal que haya esa queja, porque en este sector sigue habiendo muy poco personal on una formación profesional. Todavía nos costará mucho entender que para servir en un bar, una cafetería o restaurante hay que tener una formación reglada y una titulación como en otros oficios. Sí se entiende que haya estudios para trabajar en cocina, pero no para servir en sala. ¿Por qué para abrir una farmacia se requiere un farmacéutico titulado y para trabajar en un bar vale cualquiera? Los empresarios también deben entender que les beneficia tener un personal bien formado y no unos trabajadores que no saben hacer bien las cosas.