Los primeros pasos para crear el futuro Museo do Mar de Foz

María Cuadrado Fernández
M. CUADRADO FOZ / LA VOZ

FOZ

MARIA CUADRADO

Marineros jubilados y vecinos voluntarios custodian piezas que se usaban para faenar, para subastar pescado y en obras portuarias

11 dic 2019 . Actualizado a las 13:00 h.

Hace pocos meses se derribó el edificio de la antigua cofradía de pescadores de Foz, uno de los escasos emblemas que quedaban en pie testigo del pasado pesquero de la villa. Con el objetivo de rescatar parte de la memoria del Foz marinero, vecinos como Salustiano Niñe Fraga y Salustiano Alonso Escalera recuperaron en los últimos años varias piezas usadas antiguamente en las faenas de la pesca, en las subastas del pescado e incluso en trabajos de construcción de espacios portuarios. Los fondos, unos procedentes del antiguo pósito, otros propios y otros cedidos, los guardan celosamente a la espera de que alguna Administración atienda las peticiones que llevan trasladando hace años para que les asignen un local en el que conservar y exponer estas reliquias, algunas de ellas exclusivas, como es el caso del bombo de madera de castaño que se empleaba para rular el pescado. Obra de P. Racamonde de Santander, de 1920, todavía funciona, con sesenta números para otros tantos compradores de pescado. La colección también cuenta con fondos documentales, una librería y un cartel de la biblioteca popular Salgado Toimil de la cofradía, una escafandra con sus respectivas botas de metal, plomo y cuero usadas por algún buzo que, según los vecinos, participó en la construcción de parte de la zona portuaria; maquetas de barcos (alguna del Enrique José), un compás… y piezas antiguas de aparejo, útiles para faenar: anillas de metal, viejas carnadas (algunas de hojas de maíz)…

No falta una colección de corales propiedad de Salustiano Niñe, una antigua bacía de madera (en las que las pescantinas llevaban el pescado), varias hélices, nasas, el motor de un barco, etcétera.

Colección de mariscos

También hay ejemplares de diferentes tipos de marisco (navajas, chícaros o berberechos (algunos de gran tamaño), estrellas de mar, almejas, mejillones…) que el propio Salustiano Niñe rescató hace años de la arena extraída en los años cincuenta por la draga en los trabajos de ampliación del puerto y que posteriormente fue movida para construir la piscina. Los fondos, que también incluyen documentación, son custodiados por estos vecinos con el apoyo de la cofradía. Temen que si no se actúa, con el paso del tiempo desaparecerá parte de la memoria viva del Foz marinero, un pasado del que ambos fueron protagonistas, ya que Salustiano Alonso trabajó en el mar desde los 14 años hasta que se retiró y Salustiano Niñe, desde los 14 a los 29 años. Ambos están ahora jubilados.