La plaza del Lugar del Puerto de Abajo en San Ciprián está de luto. Margarita -a panadeira- se cansó de estar despierta y se ha ido a encontrase con Toncho Abad. Nos ha dejado alguien que para las generaciones de aquel puerto con olor a Chicharro, algas y despertar con el sonido del cuerno marino, era santo y seña del pan nuestro de cada día...
Estirpe de los Fra. Unas gentes que llegaron procedentes del norte vasco-Iparralde-, a cazar ballenas, para ser más tarde los artesanos que transformaban la madera de Carballo en cuadernas para embarcaciones muy marineras.
Pero también artesanía que siempre hubo en esa panadería dónde Margarita con sus hijos Ana, Toñín, Marimar Y Margaritina, siguieron haciendo del horno, una herramienta dónde fuego, agua y harina, se conjugan para esa creatividad del mejor y siempre presente alimento que iguala todas las mesas, sean del poderoso armador o del humilde marinero.
Se nos va una mujer trabajadora, de aquellas que mantuvieron con vida nuestros pueblos en los que los hombres se hacían a la mar, cuando el horizonte, dónde se junta cielo con aguas, era esperanza para el regreso a casa.