María Toledo: «Somos los músicos los que necesitamos al flamenco, y no al revés»

BURELA

La cantautora y pianista María Toledo, una número uno del flamenco
La cantautora y pianista María Toledo, una número uno del flamenco cedida

La primera artista del flamenco que canta acompañándose ella misma al piano interpreta mañana en Burela «El amor brujo», en el festival Bal y Gay

20 ago 2021 . Actualizado a las 13:03 h.

Aunque nació hace 35 años en la ciudad castellano-manchega que reivindica con su nombre artístico, la cantautora María Toledo es una de las sensaciones de la música flamenca actual. «Sueño que el mundo es flamenco», canta junto a tótems como Miguel Poveda, y a ese objetivo ha consagrado su carrera. Mañana, sin embargo, su tren parará en Burela (auditorio municipal, 20.30 horas) para interpretar El amor brujo de Manuel de Falla, en el marco del festival Bal y Gay.

­-Una obra clásica que es flamenca por los cuatro costados...

-Sin duda. Falla supo traducir como nadie el sentir de la mujer flamenca a la música clásica.

­-Acompañada de la orquesta de cámara del festival, y con la dirección de Jaume Santonja, interpretará la versión de 1915, la primera.

-Así es. En la versión de 1915 hay mucha más interpretación de la cantaora que en la de 1925. La primera no tuvo tanto éxito, pero Falla cuidó cada detalle de lo que sabía que iba a ser su obra maestra. También recitaremos poesía.

­-Encarnará a Candela, una mujer que recurre a la brujería para asegurar el amor.

-Candela es una mujer racial, y yo también lo soy. Intentaré ceñirme a la partitura porque creo que hablamos de un compositor tan grande que se debe respetar su legado.

-Ha cantado «El amor brujo» en muchos países. ¿Cuál es la reacción del público y por qué cree que conecta con la gente?

-Gusta mucho, aunque no hacemos siempre el mismo espectáculo. En la ópera de Florencia, por ejemplo, canté y bailé, pero en Burela estaré sentada cuando no me toque cantar. Lo haremos muy de cámara y creo es lo más justo para dar a la orquesta el protagonismo que merece y para que la música tenga el aire que requiere. En Londres o Berlín traducimos la letra de las canciones, aunque yo creo que la gente entiende todo, porque es una cuestión de sentir. He cantado esta obra en todo el mundo y es un ejemplo de algo universal.

-El festival Bay y Gay acerca la música clásica a una comarca como A Mariña, que no está habitualmente dentro del circuito de este tipo de conciertos.

-Es algo que tiene muchísimo valor. No es nada fácil conseguirlo y tenemos que lograr que la música no quede relegada a ciertos círculos. También me gustaría resaltar que hagan este homenaje a Falla, porque no es tan habitual en España.

-En su último disco ha llevado las rancheras a su terreno.

-Es una deuda de gratitud, tras conocer ese país. No me quería ir de este mundo sin grabar un disco de música mexicana. He buscado no parecerme a la versión original, porque a versiones iguales la del autor siempre es inmejorable. Detrás del álbum hay mucho trabajo, por ejemplo para adaptar En el último trago a una sevillana.

-Nació en Toledo, pero el flamenco es su pasión. ¿Qué le atrajo de ese lenguaje musical?

-La autenticidad, la pureza, la verdad. Y ahí me quedé prendada, desde pequeña. Han sido muchos años intentando aprenderlo, de viajes en el coche con mis padres, que me iniciaron con Lole y Manuel, de preparación con Antonio Arenas, que fue maestro de Camarón, o Pucherete.

-Y en una música en la que el cante se suele acompañar de guitarras magistrales, ha apostado usted por el piano.

-He buscado darle mi punto, pero me confundiría si me considerase una pionera o si pensase que he logrado un nuevo sonido. Somos los músicos los que necesitamos al flamenco y no al revés.

-En una industria musical en la que predomina lo hiperproducido, donde el formato audiovisual tiene cada vez más peso y parece indisociable de la canción, usted saca disco y autoproducido.

-En este mundo todo parece hecho para ser efímero, pero el álbum engloba todo un proyecto de vida: una composición, una grabación, una portada. Mi intención es dejar algo que pueda perdurar, un legado.

Un legado de libertad musical absoluta. Soy una flamenca que ama también otras músicas.

-Vuelven los conciertos tras el parón de la pandemia. ¿Qué siente al volver al directo?

-Cuando no canto, la verdad, no tengo mucha gana de hacer nada. Hacer conciertos me da vida y estar tiempo sin ellos me amarga. La pandemia ha demostrado que los músicos tocamos para ser oídos, no por dinero. Si te pagan por ejercer tu pasión, mejor todavía. Pero necesitamos comunicarnos.