Antonia Pernas viajó de Lourenzá a Barreiros para festejar sus 107 años

Lucía Rey
lucía rey BARREIROS / LA VOZ

BARREIROS

Xaime Ramallal

Una de las mariñanas más longevas está bien de salud aunque oye con dificultad

05 dic 2021 . Actualizado a las 12:50 h.

En 1914, el año en el que estalló la Primera Guerra Mundial, la multinacional del automóvil estadounidense Ford instauró la jornada laboral de 8 horas en sus fábricas o se inauguró el canal de Panamá, que comunica los océanos Atlántico y Pacífico, nacía en el lugar de As Eiras, en la parroquia de San Cosme de Barreiros (Barreiros), Antonia Pernas. La mujer, que es una de las más longevas de A Mariña sino la que más, celebró este sábado su 107 cumpleaños con un sentido homenaje que le brindó su familia.

Aunque hace tiempo que Antonia reside con su nieta Pilar en Lourenzá, para la cita se desplazó a la casa que tiene una de sus sobrinas nietas, María Luisa Pernas, en As Eiras. Ella fue la artífice de un encuentro que estuvo marcado por la emoción, puesto que la anciana, que se encuentra bastante bien de salud, tuvo la oportunidad de reencontrarse, tras dos años marcados por la pandemia del coronavirus, con su nieto Luis Miguel, al que quiere como un hijo y que desde hace años está en silla de ruedas como consecuencia de un ictus. Él adora a su abuela. «Criou ós netos como se foran fillos porque a filla morreulle de cancro e o xenro tamén morreu. Tirou de todos para diante», apuntó María Luisa.

Al encuentro también estaban invitados el bisnieto y las dos bisnietas de Antonia. Todos juntos compartieron una tarta artesana de la Pastelería Obradoiro en la que soplaron las velas con el número 107. «Vai ser moi especial», auguraba María Luisa poco antes de la llegada de la homenajeada.

Hija de madre soltera, fue costurera y sacó adelante a su familia con una pequeña pensión

Cuenta María Luisa, nieta de uno de sus hermanos, que la vida de Antonia Pernas ha estado marcada por las dificultades desde el principio. Hija de soltera, la mujer fue costurera por las casas y desempeñó todo tipo de oficios y tareas para conseguir sacar adelante a su familia. La hija que tuvo murió joven, y Antonia se hizo cargo de sus nietos, Pilar y Luis Miguel, como si de una madre se tratase. «Ela soa, co seu esforzo, conseguiu levantar todo. Tiña unha pequena pensión coa que facía virguerías e mesmo conseguiu facer unha casiña pequena», reconoce María Luisa, que subraya que Antonia siempre fue una mujer «moi afable e moi cariñosa».

  

Vivió la Guerra y la posguerra

«Ó meu irmán Pepe, que morreu hai un tempo, encantáballe falar con ela polas cousas que lle contaba porque a ela tocoulle vivir a guerra, a posguerra, era filla de solteira... Como era a vida antes. Eran moi pobres, pero foron saíndo desa pobreza e vivindo», destaca. El oído es el sentido que más le falla a Antonia. «Do resto está ben, come de todo e aínda dá un paseo todos os días ó redor da casa. De cabeciña está moi ben e leva unha conversación perfectamente. O problema é que oe mal», añade María Luisa, que recuerda que en el 2020 no pudieron festejar el cumpleaños de Antonia por el coronavirus. «Pero o ano antes, cando cumplira 105, puidera vir o neto. Ela morre por el, e el morre por ela. A mirada que se botaron cando se viron dicíao todo, non facían falta palabras»,