Giovana Landeo, peruana residente en la comarca: «No pensaba que por las cosas del amor iba a terminar en Burela»

Yolanda García Ramos
yolanda garcía BURELA / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

Es natural de Huancavelica, una región situada a más de 3.400 metros de altitud, se formó como maestra en Perú y trabaja en la residencia A Mariña en Cervo

21 abr 2025 . Actualizado a las 22:13 h.

Estamos en plena Semana Santa y en Sudamérica también se vive con intensidad. Nos lo cuenta Giovana Landeo Oré, peruana residente en Burela: «En la capital de Lima está el cerro San Cristóbal y hay una cruz muy grande, de la primera visita del Papa, donde se hace una escenificación del Via Crucis». Nació en un «pueblito así como Burela». Provincia de Acombaba. Región de Huancavelica. A más de 3.400 metros de altitud. «Recuerdo que la procesión duraba toda la noche _rememora de la Semana Santa de su localidad_. Había un piano que detenían en cada esquina y el coro cantaba. El pueblo estaba muy comprometido participando. También se hacía ayuno y había que buscar un espino que tuviese forma de cruz, lo cortabas, lo amarrabas y colgabas en casa detrás de la puerta. Decían que era buen augurio para el hogar que no se secara y creciese». En Perú le queda familia. Su padre (falleció en 2018) era funcionario público y su madre Ana María (vive en Lima actualmente) se dedicó a la agricultura y la ganadería. Ambos anhelaban «más oportunidades» para sus hijos. Él, señala, «fue muy creativo porque leía mucho», a la hora de ponerles nombres. Los hermanos de Giovana, de segundo Emilia, son, por edad de mayor a menor, Jainy Mariela, Beethoven Willy, Django, Janet Tatjana y Lorena Paty. Tiene doce sobrinos.

Su marido, Roberto Crisanto Rodríguez, fue probablemente de la primera remesa de peruanos que llegó a Burela para dedicarse al mundo del mar. «Como casi todos los peruanos aquí en A Mariña», apostilla. Entonces era simplemente un amigo para ella, llegando Giovana en 2019 y casándose con él: «No pensaba que por las cosas del amor iba a terminar en Burela». El concepto de morriña lo experimenta. Siente «mucha pena» de haber tenido que dejar su tierra. En A Mariña se encontró con una sorpresa vegetal que le trajo recuerdos al instante: «He encontrado las nabizas o los grelos, que son propios de mi región pero allí crecen de forma silvestre, no hay que sembrarlos. Cuando los vi dije 'Ay! Yuyo!». Yuyo es como se conoce a esa verdura en su país, que preparan en forma de guiso, con patatas y maíz, pero no tan líquido como el caldo gallego: «Mi mamá era la que lo preparaba. Algo de sabor como el grelo gallego tiene. Cuando lo preparé yo y comí el caldo gallego, sentí ese gustito. Aquí he aprendido a cocinar comida española y he probado el gallo y la empanada de bacalao y de bonito pero como también hay tiendas  de productos latinos, si se me antoja algo de mi tierra voy y lo compro».

En el cumpleaños de su madre Ana María,en el centro: de izquierda a derecha Giovana, Willy, Django, Tatjana, Jainy, Lorena.
En el cumpleaños de su madre Ana María,en el centro: de izquierda a derecha Giovana, Willy, Django, Tatjana, Jainy, Lorena.

Giovana Landeo en el cumpleaños de su hermano Beethoven Willy
Giovana Landeo en el cumpleaños de su hermano Beethoven Willy

Cuando llegó, en Burela ya había una comunidad peruana asentada: «En Perú por mi trabajo y el contacto social estaba acostumbrada a otro círculo. Allá soy maestra y en los últimos años trabajé en proyecto del Banco Mundial, en el Ministerio de Educación donde estuve tres años y en el último en la Escuela de Eduación Superior Monterrico, con categoria de universidad, formando a maestras en segunda especialidad y haciendo trabajo colaborativo de investigación. Aquí me encontré un círculo muy diferente. Cuando vine, me interesaba conocer más la cultura española, para integrarme a ella, y sentirme más cómoda». Continúa: «Yo quería tener estatus en la parte profesional y la única forma era estudiando aquí, por eso me formé a través del Sepe en Academia A Mariña y como me gusta trabajar directamente con personas, hice la formación media de Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería en el IES Monte Castelo, donde me interesó e programa Erasmus, como un desafío personal. Por mi espíritu inquieto, a Raquel Hermida le propuse hacer teleformación con profesores de Perú. Tenemos 92 matriculados en un taller de cuatro sesiones online, donde se desarrollo. Quedaron impactados los maestraos de la comunidad católica de Fe y Alegría». «Siento que aquí no he podido encontrar más trabajo que en residencias. Estoy en A Mariña en Cervo, en el turno de noche. Cuando hice las prácticas me gustó el trabajo. Creo que es un círculo donde también puedo desenvolverme y crecer profesionalmente», añade. «En Perú empecé a ejercer a los 21 años la docencia, primero con niños», dice, pero una vez en España ha sido como tener que partir de cero a efectos laborales, tras haber conseguido homologar el bachillerato. «En mi caso me toca hacer mi equivalencia de mis estudios universitarios en Perú. Lo he presentado hace dos años al Ministerio de Universidades pero como lo hice a través del certificado digital, hasta ahora no he tenido respuesta», comenta. «Cuando llegué aquí pensé que mi pasión que tengo, que es la docencia, que la podría realizar igual que en Perú pero al ir viendo y escuchando otras experiencias pensé que me tocaba empezar de cero», concluye.

«La diversidad, el respeto, la equidad y la igualdad. Es algo transversal para nuestra vida cotidiana»

La peruana es una de las más de 40 nacionalidades que hay en Burela, siendo una seña de identidad la convivencia de diferentes orígenes. Giovana Landeo dice, al respecto, que «siempre he buscado en amigos los que eran más tolerantes». En A Mariña nunca se ha sentido en ninguna situación «incómoda» por ser peruana. Su rama profesional, la educación, le ha enseñado la importancia de respetar la diversidad que existe en cada rincón del planeta: «Esa mirada de que todos somos diferentes la he tenido que vivenciar y replicar, por mi formación. La diversidad, el respeto, la equidad y la igualdad son algo transversal para nuestra vida cotidiana». «Al margen de que seamos migrantes, si vamos a vivir situaciones incómodas y no hay capacidad de resiliencia, algunos optan por encerrarse en su círculo. Ahí ya depende de la decisión personal, de lo que uno busca y le hace feliz», finaliza.