Un libro recupera la vida y obra del ribadense Federico Mediante, el Salgari español

Martín Fernández MARTINFVIZOSO@GMAIL.COM

A MARIÑA

Ana Martínez de Loredo en la Feria del Libro de Merlo, en el pasado mes de septiembre.
Ana Martínez de Loredo en la Feria del Libro de Merlo, en el pasado mes de septiembre.

Fue uno de los grandes escritores de novela popular, policíaca y de aventuras, en la primera mitad del Siglo XX

12 nov 2023 . Actualizado a las 21:23 h.

Federico Mediante Noceda nació en Abres (A Veiga-Asturias) en 1888. Su padre era maestro y él, desde muy pequeño, acompañaba a su abuelo materno en el barco de vela que mandaba y que navegaba entre Ribadeo y Gijón. Uno le dejó el amor por la cultura y el otro la sed de lejanías y el ánimo de hacer de cada día una aventura. Y eso hizo. Marchó a Buenos Aires con 14 años, vivió a caballo entre Argentina y España, fue periodista, explicador de cine, actor, cazador de tigres, escritor. Sobre todo, escritor: uno de los grandes de la novela popular, policíaca y de aventuras. El periodista José Altabella lo bautizó «El Salgari español». Pero permaneció largo tiempo en el injusto olvido. Y ahora, su nieta, Ana Rosa Martínez Loredo, culmina su recuperación con un magnífico libro sobre su vida y obra que será presentado el martes en Santiago y luego en Madrid y Ribadeo.

En los viajes con el abuelo nació su amor por Galicia y el impulso emigrante. En Eco de Galicia de La Habana escribió una vez: «¡Yo tengo el honor de haber nacido gallego!». A los 14 años cruzó el Atlántico y fue mozo de café, rotulador de carteles publicitarios, timonel del vapor Diciembre…en Argentina. Tres años después regresó a España, ingresó como voluntario en el Regimiento de Infantería del Príncipe, en Oviedo, y participó en la guerra de Melilla. Estuvo preso en la Mezquita de Ibrahim y, cuando lo rescataron, volvió a su aldea, se recuperó, estudió y volvió a emigrar.

De vuelta en Argentina, en 1914 inició una intensa carrera en el periodismo en el que pasó de redactor de El Argentino, en la ciudad de Mercedes, a Redactor jefe en El Comercio de Santa Fe y a fundar y dirigir La Tarde, diario de Corrientes. Nunca se olvidó de ser gallego y colaboró en Eco de Galicia, Vivero en Cuba y Heraldo de Galicia, de La Habana; El Correo de Galicia, de Buenos Aires; o en El Compostelano y El Regional de Lugo. Por su dinamismo y carácter inquieto fue actor de una compañía con la que recorrió Argentina, Bolivia, Perú y Chile, y gaucho en la hacienda de un primo, a orillas del río Pilcomayo, entre Argentina y Paraguay

Explicador de cine mudo

En 1921 se casó en Mercedes (Buenos Aires) con Horentina Acosta Wayton y publicó su primer libro de poesía, Flores de sombras. Trabajó como actor en la compañía Greco Beroldo y a través de su director, Arturo Greco, se hizo amigo de Alberto Vacarezza, el autor de sainetes, escritor y letrista, amigo de Gardel. Cinco años más tarde se instaló en un piso de la calle María Malasaña 26, en Madrid, y trabajó en el Cine San Miguel como explicador de cine mudo, un incipiente oficio en el que —según la Historia del cine español, de Méndez Leite— se hizo muy famoso junto a Tomás Borrás. Ese oficio fue la mejor escuela para lo que sería su profesión definitiva, por la que Federico Mediante pasó a la historia: escritor de novelas populares, policíacas y de aventuras.

Federico Mediante, rodeado de su mujer, Honorata, y su hija, Ana.
Federico Mediante, rodeado de su mujer, Honorata, y su hija, Ana.

Una niña adoptada, la guerra, un salvoconducto, el cine y la literatura

El golpe militar del 36 fue otra vuelta de tuerca en la vida de aventuras de Federico Mediante. El 18 de julio se hallaba visitando a su hermano José, que regentaba en Ribadeo el Café Bar Mediante. Y se quedó en la villa toda la contienda pues temía ser represaliado por sus ideas republicanas y anarquistas si volvía a Madrid.

En ese tiempo escribió Versos de ausencia —en recuerdo de su esposa— y su primer libro de aventuras, A orillas del Pilcomayo. Colaboró en Las Riberas del Eo y, tras la guerra, una carta de su director, José M.ª Puebla Pumariño, certificando su buena conducta, pública y privada, le permitió regresar a Madrid e integrarse en la vida social.

En Ribadeo, conoció a una madre soltera que no podía hacerse cargo de su hija de 5 años, Concepción Loredo Peña. Federico y Horentina la adoptaron y le dieron una familia. La niña vivió con ellos en Madrid hasta la muerte de él en 1951 a causa de un cáncer de garganta —era empedernido fumador en pipa— y luego en Buenos Aires con su viuda hasta su muerte en 1990. Concepción Loredo, que murió en 2015, se casó, tuvo tres hijas y una de ellas, Ana, es la autora del libro que ahora se presenta.

Tras la guerra, Federico Mediante retomó su trabajo como explicador de cine y multiplicó su actividad literaria. Fue autor de exitosas novelas populares con su nombre o con los seudónimos de H.A. Wayton (en homenaje a su mujer), Fred Baxter, Norman Lincoln, Walter Brown, Hendrix Keyne, Spencer Scott, J. Medhel, Bill O’Hara, Boris King, King Drake o Warner Williams. La Biblioteca Nacional de España conserva 107 obras suyas publicadas en las editoriales Rollán, Iris, Cisne o Argos. Mediante fue pionero de la novela policíaca en España y un referente de la de aventuras. Este género, de gran éxito en postguerra, fue cultivado, sobre todo, por represaliados del franquismo que sobrevivieron gracias a esa actividad. Fue el caso de Lafuente Estefanía (general republicano y autor de 2.600 obras), Eduardo Guzmán (Mi hija Hildegart), José Mallorquí (El Zorro) o Enrique Jarnés, el creador de Diego Valor...

La justa recuperación de un ciudadano ejemplar, autor de 107 obras y pionero de la novela policíaca

La memoria de Federico Mediante tomó gran impulso a partir de junio de 2016 cuando desde el blog Bolsilibrosmemoria, de novela popular, su administrador, Alberto Sánchez Chaves, escribió un documentado artículo, basado en fuentes familiares, sobre su figura. Antes, escribió brevemente sobre él Chemi Lombardero, el escritor ribadense. Y después, el 14 de mayo de 2017, en esta serie de Memoria de Mariñáns, el autor de estas líneas publicó una página que luego recogió en su libro homónimo. Ahora, el libro Federico Mediante, el Salgari español de su nieta, Ana Martínez Loredo, profesora y museóloga radicada en Merlo (Buenos Aires) hace justicia y pone en valor la vida y obra de un notable escritor, un ejemplar ciudadano y un relevante emigrante gallego.

Mediante escribió 107 novelas con su nombre o con los seudónimos citados. Entre otras, El rey del hampa, Guerra de gangsters o Espías en la noche en Editorial Rollán; Sombras siniestras, La señorita detective, Pájaros de cuenta, El castillo de los cuervos, Nido de hampones o El gran secreto, en Cisne; El diablo chino, El gringo, Mares blancos y Simpático aventurero, en Biblioteca Iris. Y otras en Argos. También es autor de novelas de gauchos —El puñal de Atahualpa, Alma de gaucho, Los bandoleros de la Pampa—; de vaqueros —El correo de Arizona, El vaquero vagabundo, La ciudad de los cuatreros…—; policíacas —Senderos perdidos, El cazador de hombres…— y de otros géneros populares. En 1946, el periodista cubano José Altabella lo denominó El Salgari español, en honor al genial italiano creador de personajes como Sandokán o El corsario negro.