«En la construcción de Alúmina trabajaron casi 9.000 personas, cambió A Mariña»

Muchos detalles demuestran el enorme cambio experimentado por A Mariña a raíz de la puesta en marcha en 1980 en San Cibrao (Cervo) de la planta de Alúmina-Aluminio (actual Alcoa). «En la construcción de la fábrica llegó a haber entre 8.000 y 9.000 personas trabajando. Aquello fue una auténtica revolución en una zona donde había buen pescado y buen marisco, y una gente estupenda, pero no había casi nada más», recuerda José Ramón Infanzón, que dirigió la planta de alúmina desde 1987 hasta 1992, y que estos días se ocupa de la organización de la comida que este sábado reunirá a la primera plantilla de la citada planta en San Cibrao.

«En la comarca había pocos médicos. Recuerdo que no había ningún ginecólogo y mi mujer y yo tuvimos que desplazarnos a Navia para ir a uno. Llegar de Viveiro a San Cibrao era infernal. Pinchabas una o dos veces a la semana de los baches que tenía la carretera. Tampoco había viviendas para alquilar, y en Viveiro, donde viví tres años, llegué a pagar 34.500 pesetas por un alquiler en el año 78. Era un poco como las películas del Oeste, y la fábrica implicó un tirón fuerte a nivel social», relata este trabajador jubilado (tiene 78 años), natural de Coaña, en Asturias, pero «focego cien por cien». No en vano, vive entre Oviedo y su casa de Foz. «Fueron unos años fabulosos, en los que todos teníamos un objetivo claro: sacar la fábrica, que era la primera de este tipo que se montaba en España, adelante», concluye.

La primera plantilla de la planta de alúmina se reunirá este sábado en una comida tras 40 años

En torno a las doce de la mañana de este sábado, 6 de mayo, comenzarán a reunirse en la Praza dos Campos de San Cibrao (Cervo) más de 300 personas que formaron parte de la primera plantilla de la planta de Alúmina de la fábrica. La comida dará comienzo a las 14.00 horas. «Estamos todos muy ilusionados», resalta uno de los organizadores del encuentro, José Ramón Infanzón. Está previsto que acuda gente que vive en A Mariña («Mucha gente que era de fuera, y que tenía la ilusión de volver a su lugar de origen, al final se quedó a vivir aquí por convicción, porque está a gusto», dice), pero también de numerosos puntos de Galicia y Asturias, Mallorca, León o Madrid. «Compartimos una época muy bonita personal y profesionalmente, y, sobre todo cuando te vas haciendo mayor, te das todavía más cuenta de que lo realmente importante en la vida es la relación con la gente, con los amigos... Con las personas que has compartido y has luchado. Esas vivencias unen mucho, aunque ya hay gente que falta», subraya Infanzón, que recuerda, por ejemplo, anécdotas con los actuales Reyes eméritos. «Cuando vinieron a inaugurar la fábrica, la Reina Sofía no se quiso poner el casco de seguridad», sonríe. También otras relacionadas con la entrada en funcionamiento de una industria que trajo mucha riqueza a la comarca, pero que también generó rechazo por la contaminación que de ella se deriva. «Recuerdo un cura muy guerrero que se ponía muy firme en la defensa de la gente, pero siempre bien», señala.

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