La mar ha sido autopista y despensa. Pero si bien hoy está sometida a controles de capturas, hubo tiempos en los que las especies marinasdesaparecían provocando crisis como la que tuvo lugar en 1955 en la denominada Costera del Chicharro. Y así el 24 de enero de tal año el delegado del sindicato de la pesca en Lugo, Tomás Bonilla Ramírez se dirige a los alcaldes en Concellos de la costa en la Mariña sobre las gestiones que se realizan ante el Comisario Nacional del Paro dando cuenta de la angustiosa situación que se viven en las familias de los pescadores que faenan en la costera del chicharro.
Hubo previamente reunión de las Cofradías de Pescadores de: Burela, Celeiro, Ribadeo; Rinlo, San Ciprián, Vicedo y Viveiro plateándose la situación socio económica que sufren las familias por el fallo absoluto de la Costera del Chicharro desde noviembre y finalizada en enero con tan sólo una recaudación de algo más de 312 mil pesetas, cuando lo normal era de más de seis millones.
Estas pesquerías reparten al 50% armadores y pescadores. Afectando también a la parte -chona-que los armadores ceden para el consumo familiar de los trabajadores de la mar, producto que además las familias salan para consumo a lo largo del año. Estamos por tanto ante una grave crisis que afecta a la economía de las familias y a su propia disposición de alimentos procedentes de la mar.
Se ven afectadas por tal, las conserveras y por tanto la mano de obra que en tales necesita las existencias de chicharro, dando lugar al paro en las plantillas de mujeres e hijos de los propios pescadores, así mismo con efecto dominó sobre el consumo general de las poblaciones pesqueras de la comarca y sus efectos en las actividades comerciales o de consumo de toda índole, generándose un paro que requieren de una actuación urgente por parte de la Junta Nacional del Paro que deben promover medidas directas sobre la economía del territorio en forma de otras alternativas laborales y las consiguientes ayudas económicas directas para salvar la situación.