A Mariña a vista de Minions: la guía sobre la comarca más «molona»

Yolanda García Ramos
yolanda garcia VIVEIRO/LA VOZ

A MARIÑA

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«Vas a flipar con la cantidad de sitios chulos que hay en la Mariña Lucense», señalan en su blog de viajes MiniOnTour, creado por Mónica Rodríguez y Alberto Gil

17 mar 2023 . Actualizado a las 16:04 h.

Una de las guías de turismo más «cuquis» que podemos encontrar en el universo Internet es la creada por una monfortina y el descendiente de un estradense, Mónica Rodríguez y Alberto Gil, que nunca viajan solos. Con ellos van otros dos «compis» de aventura: los Minions. Podemos seguir sus pasitos dentro y fuera de Galicia a través del blog viajero www.miniontour.es y sus «tentáculos» digitales en redes sociales. Y, ¡cómo no!, recalaron en su momento en A Mariña publicando sobre la comarca lucense «Guía de viaje: los imprescindibles que ver en una ruta por la costa de Lugo». «Una ruta que te va a enamorar», presentan, sobre todo a aquellos que no conocen tanto estas tierras y más aún relevante, quizás, para los que podían desconocer que Lugo tenía mar. «Si hace bueno _les explican_ te encantará tomar el sol en estas playas que, todo hay que decirlo, están mucho menos masificadas que las de otros puntos de España. Y si no hace tanto calor como para que quieras pasearte en bañador, siempre podrás recorrer estas playas y sus alrededores con algo más de ropa, que te aseguramos que también mola jejeje. Porque la costa de Lugo tiene mucho más que playas, vas a alucinar con todo lo que te espera en este bello rincón de Galicia». Pues... ¡alucinemos! como dicen nuestros queridos «amiguis», a los que precisamente no les vendrá nada mal un poco de luz solar por aquí para que no estén tan amarillos, aunque sea su clara seña de identidad, por otro lado.

Así, explican cuáles fueron los lugares que más les gustaron en su road trip «improvisado»: «Tenemos que confesarte que cuando decidimos hacer esta ruta en coche por la costa de Lugo nos costó encontrar información sobre los sitios. Sí que hay pero está un poco dispersa». Por ello, diseñaron esta guía «molona para que lo tengas todo juntito y te resulte más fácil recorrerla» lanzando una importantísima advertencia que no todo turista tiene en cuenta cuando pista esta tierra: «Si vienes hasta aquí para ver solo la Playa de las Catedrales te estarás perdiendo un montón de rinconcitos chulos y de lo más interesantes». Recuerdan que a nivel de litoral hay más de cien kilómetros y unas 50 playas «de arenas blancas que fácilmente se pueden confundir con el Caribe». Otro dato importante: consultar el calendario de las mareas si se va al famoso arenal ribadense y otros.

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Empezaron la ruta por O Vicedo, «un rinconcito que nos sorprendió un montón», confiesan. Especialmente la zona del puerto, «muy cuqui con sus barquitos amarrados», y Caolín: «Por cierto, si ves a gente sin traje de baño no te asustes, porque es una playa tradicionalmente nudista». O Xilloi, una «playa curiosa», explican, por la leyenda del patrón San Esteban y porque «se pueden encontrar rocas volcánicas». Aunque no pisaron isla Coelleira, estos dos iconos infantiles sí que saben de la historia de los templarios, de la existencia de un monasterio allí y que debe su nombre a los conejos. En este paraje dan a conocer el Mirador de Tixoso: «Desde él puedes ver la ría de Viveiro y la costa de Xove». O el de Moreiras, en camino hacia San Román, «un top que ver» y un «sitio muy guay» que pudieron disfrutar, cuando vinieron, sin peña en el arenal: «¡Para nosotros solitos!». Siguiente parada, O Fuciño do Porco, «otro imprescindible» al que dedicaron otro blog aparte. Abrela, dicen, les dejó «anonadados»: «Lo cierto es que si nos hubieran traído hasta aquí con los ojos vendados y nos soltaran en ella sin decirnos donde estamos, habríamos probado con el Caribe». En Viveiro, no les fue fácil, reconocen, llegar hasta la Cova da Doncela. Pero llegaron: «Las vistas del acantilado son impresionantes». Y al mirador de Insua. A la ciudad del Landro también le dedicaron un capítulo aparte y les encantó San Roque, donde posaron con gusto. También Punta de Faro en Area, que «era una de las pocas que contaron con iluminación antes de que se ejecutara el Plan de Alumbrado de Isabel II. ¡Halaaa, qué curioso!», igual que la de Socastro, según cuentan.

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Alcanzaron Xove con este interrogante a sus seguidores: «¿Sabías que en Xove tuvo un templo el dios Júpiter después de la conquista romana? Al menos eso es lo que se cree». El oleaje de Esteiro, ideal para surfistas, les dejó «embobaditos». «¿Crees que seríamos buenos fareros?» se preguntaron a pie de Roncadoira: «Desde aquí arriba toda la costa te quitará el hipo». Enclave «genial para disfrutar de una bonita puesta de sol», confirmaron los Minions. De allí a San Tirso y sus interesantes ruinas, que merecieron otro capítulo a mayores de MiniOnTour, para contar todos sus «secretos». Pasando por Morás se toparon con «unas piezas la mar de raras. Nunca habíamos visto algo así»: los dolos. Se fotografiaron ante ellos, como si fueran hormiguitas ante gigantes. «¿Ves esa fábrica al fondo? Es Alcoa», le dijo un Minion a otro antes de traspasar límite con Cervo y hacerle una visita a la Maruxaina: «No te olvides de saludarla, que como te vea por el rabillo del ojo y no le digas nada, se enfada».

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San Cibrao, «o San Ciprián en castellano» matizaron, lo describieron como un «lugar con mucho encanto». A continuación, Sargadelos en Cervo, y Burela, jugando a adivinar las formas de las rocas de Ril: «¿No te parece que tiene una forma de tortuguita?». En el Castro no les quedó otra que «dejar volar la imaginación y pensar qué es lo que puede haber ahí debajo», sabiendo que se encontró el Torques de Burela, «el más grande de Galicia y por lo que nos han dicho también del mundo». En el puerto preguntaron «a ver si nos sacamos el título de patrón». Aunque también podrían pedir el de geólogo tras recorrer la zona de Perdouro, «muy curiosa».

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En Foz ya descubrieron el «cambio de paisaje» nada más pasar la playa nudista de los Alemanes: «No te asustes si cuando llegues nos ves dándonos un chapuzón sin nuestros petos jijiji». Y así trazaron la costa focense, de playa en playa «y tiro porque me toca» exclamando en Fazouro: «¡Este castro es una pasada!». Hasta estuvieron «un ratito buscando» pepitas en el río Ouro, pero sin resultados satisfactorios: «No vimos ninguna, jope». En Pampillosa realizaron un poco de observación ornitológica, con la píllara das dunas: «Sólo quedan unas 80 parejitas en Galicia». Otro animal que descubrieron en su periplo por Foz, el zorro que da nombre a la Furada do Raposo, poco antes de alcanzar Llas: «Se llama así porque aquí abajo hay una cuevecita a la que suele ir el zorro a alimentarse de elementos marinos, como por ejemplo los mejillones. Sí amigui, nosotros tampoco sabíamos que a los zorros les gusta el marisco». La playa les gustó «un montón», aprovechando para hacer una pausa gastronómica en su merendero y sacar unas bananas de sus mochilas. Después de pasar por la basílica de San Martiño, fliparon con A Rapadoira: «¡Esta playa es gigante!».

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En Barreiros buscaron los famosos bíteres: «Una leyenda dice que aquel que lo encuentre tendrá un año colmado de amor y suerte y si lo guardas en la cartera te traerá fortuna». Y descubrieron que entre los años 1920 y 1930 parece ser que en Remior «había un espacio reservado en exclusiva para las mujeres», que la tumba medieval antropomorfa de Coto «es el único enterramiento medieval marino que se ha conservado» y que la Peña del Elefante existe en Lóngara: «¿Cómo va a haber un elefante en una playa?».

«Una de las cosas que más nos sorprendió de nuestra ruta por la costa de Lugo fue ver cómo cambian radicalmente los paisajes con altamar o bajamar»

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Ribadeo, siguiente parada. Por supuesto, la playa de As Catedrais, que consiguieron disfrutar «prácticamente solitos» yendo fuera de temporada alta. «Sin duda es la joya de la corona por las formaciones rocosas», comentaron. «Vigila muy bien las horas porque la marea sube muy rápido, a nosotros casi nos traga el agua de repente, apareció de golpe», advierten a sus seguidores de blog y redes. Igualmente tomaron el sol en los arenales circundantes, antes de dar una visita a las cetáreas de Rinlo, «que además fueron las primeras de Europa con estas características» y el Castro das Grobas en Vilaselán, que se cree se construyó en el siglo II antes de Cristo y donde se piensa que fue descubierta la conocida Diadema de Ribadeo. En Isla Pancha casi les lleva el aire: «Hacía mogollón». A la villa ribadense les dedicaron también otro merecido capítulo aparte en MiniOnTour.

Al final de su ruta por A Mariña, se quedaron con la idea de que «es una de las zonas costeras más vírgenes de Galicia y de las menos masificadas», aunque si viene la tropa completa de los Minions, ya no sería así, a ciencia cierta. Creen que como mínimo el visitante debería dedicarle a esta zona «por lo menos una semana». Fundamentalmente, para «pararte y recorrer con tranquilidad la cantidad de rinconcitos chulos que se esconden en la costa de A Mariña Lucense». Otro enclave a los que MiniOnTour le gusta ir, y recomendar, con ese lenguaje jovial que también capta la atención de los más pequeños, de la mano de Mónica y Alberto. Como si les contara un bello cuento sobre un lugar lleno de magia y aventuras, pero no tan lejano como los que relatan los libros infantiles.