No fumo, nunca lo he hecho. Solo una vez, de adolescente; me descubrió mi madre y de un manotazo me metió el cigarrillo encendido en la boca. Nunca más. Tal vez hoy ese acto impulsivo de ella, que me sirvió para no volver a encender un cigarro, fuese penado.
Digo que no fumo, pero este día me fijé en el paquete de tabaco de un compañero sobre la mesa de trabajo con la imagen de un anciano desnudo, entubado y con respiración asistida, de máquina. Moribundo. Me pareció terrible. Comentó que las hay aún peores. Cada cual es responsable de sus actos; está bien advertir e informar con campañas periódicas para sensibilizar del daño que causa el tabaco, pero estas imágenes... este sábado es el día mundial contra el cáncer, precisamente.
El estrés también es perjudicial y no se toman iniciativas similares. Probablemente ocasione tantas o más muertes y no se ponen imágenes tan tremendas. ¿Y el alcohol? ¿Y los botellones que se suceden los fines de semana entre gente muy joven además? ¿Son necesarias imágenes tan hirientes en los paquetes de tabaco? ¿Y tantas horas y horas al cabo del día con los ojos y toda la atención en las pantallas de los móviles?
No fumo, pero me llamó la atención esa imagen del anciano desnudo y moribundo con la respiración pendiente de una máquina. Se entiende que por haber fumado.