Rodrigo Rato se declara en Ribadeo optimista sobre la evolución del panorama económico mundial, pero advierte del estancamiento en España: «Hay que rezar»

La Voz

A MARIÑA

Xaime Ramallal

Visitó la localidad para participar en los Foros de Debate, del Grupo Sargadelos y el Voar, en su primera intervención pública en Galicia tras su absolución por el Supremo en el caso Bankia

28 ene 2023 . Actualizado a las 20:38 h.

Rodrigo Rato, que fuera vicepresidente y ministro de Economía en el gobierno de José María Aznar y director gerente del Fondo Monetario Internacional, visitó este viernes Ribadeo para participar en los Foros de Debate que organiza el Grupo Sargadelos y el Voar. Rato, en declaraciones a los medios de comunicación, no se pronunció sobre las causas judiciales en las que se ha visto inmerso y sobre la que tiene pendiente por un presunto delito a Hacienda y se limitó a dar su opinión de experto sobre la situación económica actual, sobre cuyo devenir se declaró optimista: «Los reguladores, los bancos centrales, los FMI, los servicios de estudio... desde otoño nos vienen diciendo que vamos a una crisis larga, con recesiones, y de repente, a la vuelta casi de Navidades nos hemos encontrado con un cambio de proyecciones. Los datos que vemos en Europa, en España, en Estados Unidos, en Inglaterra incluso, indican que no parece que vayamos a situaciones de recesión demasiado intensas, o para nada. La inflación apunta a que ha tocado techo y está bajando y sin embargo el empleo está en niveles récords en toda la OCDE. Luego estamos en unas economías mucho más resilientes de lo que habíamos visto hasta ahora».

«El año pasado lo empezamos con malos presentimientos y lo acabamos casi igual, y sin embargo hemos empezado el año con una cascada de noticias que los mercados están reflejando en las cotizaciones en bolsa, que sí, la cosa es difícil, pero esto tiene hechuras de aguantar, lo cual es una buena noticia. También indica lo poco que sabemos de las cosas, porque hasta hace dos meses las opiniones eran mucho más negativas, de manera generalizada. He oído declaraciones del primer banquero de Estados Unidos de que íbamos a una situación durísima y ahora sus nuevos estudios dicen que la recuperación se está produciendo. Hay gente más optimista y pesimista, quien dice que vamos a tener que vivir con inflaciones más altas, que implican intereses más altos... hay opiniones de todo tipo. Pero las ultimas semanas han cambiado el ambiente de la economía mundial, europea, norteamericana, de la OCDE hacia un escenario menos dramático. Por una vez que las cosas son así, para qué nos vamos a quejar», señaló. Y añadió: «El FMI en noviembre dijo que iba a haber una recesión de un tercio de la economía mundial y ahora dice que va a revisar al alza sus previsiones. Esto abunda en la teoría de que nadie sabe nada.  Hacer previsiones sobre la economía mundial es muy difícil. Cuando yo presidía el FMI teníamos los mejores expertos y nuestra capacidad para predecir que los bancos centrales occidentales no se estaban enterando de lo que estaba pasando en los balances de sus bancos no la vimos. Dentro de seis meses la gente pesimista a lo mejor tiene razón y esto es un escampe eventual, pero no lo parece. Si hubiera venido por aquí hace dos meses hubiera sido mucho más pesimista, y sin embargo, me habría equivocado».

Posteriormente, en el debate con el público en los Foros de Debate, se mostró más crítico con la situación económica española en particular. Elogió el dinamismo del sector privado, pero cuestionó la eficiencia del público. Y concluyó. «Hay que rezar».

Sobre la excepción ibérica, manifestó: «Las tarifas ocultas, o los costes sumergidos es un camino que hemos recorrido muchas veces. Al final eso acaba revertiendo en la tarifa de la generación siguiente, porque al final hay unos pasivos que el Estado ha garantizado y que en un momento dado alguien reclamará. Entonces aquí lo que se espera, porque el futuro siempre está lleno de promesas, es que, y esto es especulación pura, cuando bajen los precios reales en el mercado internacional, nuestros precios bajen más despacio para que podamos absorber el pasivo que alguien ha adquirido con los compradores de gas y que no hemos satisfecho en nuestra tarifa. Eso puede ser una operación inteligente si el precio del gas baja, y si no baja...».

«Las medidas anti inflación a corto plazo siempre son de este tipo. No se pueden hacer de otra manera. Los precios están en un sitio, y quieres que repercutan menos a los ciudadanos y de momento los congelas, los apartas, los separas... después eso aflora y alguien tiene que cargar con ello. La alternativa de que tu industria energética sea la que pague es una alternativa, pero hay que pensar que los costes están íntimamente ligados a la inversión y si no tienes costes realistas, no vas a tener inversión», concluyó.