Florencio Villamil donó la primera escuela laica de A Mariña y el Occidente astur

martín fernández

A MARIÑA

MEMORIA DA MARIÑA

29 ene 2023 . Actualizado a las 15:26 h.

Hace 104 años, en As Figueiras (Castropol) abría, con 60 alumnos, la primera escuela que impartió enseñanza laica en A Mariña y el occidente astur. Era una donación de Florencio López Villamil, un emigrante enriquecido en Uruguay. Impartió clases gratuitas hasta 1936 cuando el golpe militar de Franco acabó con la legalidad republicana y, de paso, con un modelo educativo pionero, renovador de la enseñanza y único en el contorno.

En realidad, la escuela nació en 1904 cuando Florencio L. Villamil otorgó testamento, legó capital y nombró patronos a su hermano Fernando, a Francisco García Bustelo -un amigo de Berres, tambien emigrante- y al médico de Castropol, Fermín Braña Castro. El centro fue precursor. En Asturias, como en Galicia, se crearon muchas escuelas con capital americano de sociedades o de donaciones particulares pero lo singular de la de As Figueiras fue su carácter laico. Hasta entonces, centros de esas características eran muy escasos en Asturias y se ligaban a procesos industriales como la Escuela Neutra de Xixón de 1911.

El laicismo, como movimiento de renovación pedagógica, se vinculó en la región a Melquíades Alvarez, fundador en 1912 del Partido Reformista en el que militaron Galdós, Azaña, Ortega y Gasset o García Morente y que abogaba por modernizar el país basándose en el regeneracionismo -despensa y escuela-, la educación y la cultura. Melquíades combatió la Dictadura de Primo de Rivera, presidió el Congreso con el Partido Liberal en la Restauración y fue asesinado por los anarquistas en 1936. Bajo su inspiración nacieron ateneos y bibliotecas populares y circulantes, como la de Vicente Loriente en Castropol.

Ideario, destierro, asesinatos

Para velar por el cumplimiento de sus objetivos, Villamil nombró varios patronos y uno de ellos, el doctor Fermín Braña, fue desterrado hasta 1925 a Villarramil (Palencia) por su oposición a Primo de Rivera. Según el fundador, la enseñanza impartida debía ser «ajena a toda influencia religiosa y política», «de enseñanzas útiles de Artes y Oficios», «gratis la enseñanza y el material» y con libertad de cátedra para el maestro. Una propuesta adelantada a su tiempo que, años despues, la República quiso universalizar.

La escuela de As Figueiras ejerció sus funciones, no sin problemas, hasta 1936. Según dice Moncho Martínez Castro en su blog, hubo dificultades de pagos porque el gobierno argentino no dejaba salir capitales, escaseaban los profesores al no cotizar derechos pasivos y tanto el médico Braña como dos profesores fueron perseguidos: uno, Fernando Pérez Rodil, fue asesinado en Luarca en 1937 y otro, Pablo Martínez Crespo, en San Tirso, por los falangistas. Tras la guerra, el colegio funcionó bajo los principios del Movimiento y, al llegar la democracia, se integró en la red pública del gobierno asturiano.

Tuvo un almacén de vinos y fue, a comienzos del siglo pasado, el asturiano más rico del Uruguay 

Florencio López Villamil nació en As Figueiras en 1849 y arribó a Montevideo (Uruguay) en 1870. Se estableció en la calle Rincón y fue propietario de un almacén de vinos que era el más grande y reputado del país y tenía distribución nacional e internacional. El figueirense fue el asturiano más rico del Uruguay a comienzos del siglo pasado. El historiador Pérez de Castro destacó que su fortuna, evaluada en su sucesión en 1911, era de «75.000 pesos oro en efectivo, 60.000 argentinos en títulos, 11.328 en lingotes de oro, una casa con frentes en las calles 25 de agosto y la Rampla -vendida en 20.200 pesos- y una finca de 886 hectáreas en Salto, vendida en 38.845 pesos». 

El filántropo repartió su fortuna entre instituciones de Montevideo, Buenos Aires y su As Figueiras natal antes de morir, de una pleumonía doble, en Málaga en 1909. A su pueblo le legó, en testamento de 1904, el capital necesario para constituir una Fundación benéfico-docente que regentara unas escuelas mixtas. Dotó la citada fundación con 355.668 pesetas, una finca rústica y un edificio escolar, inaugurado en 1917, que costó 18.000 pesetas.

Como se informó, la escuela de As Figueiras fue el primer centro del occidente de Asturias en impartir una educación laica entre sus alumnos. En 2019, con motivo del primer centenario del inicio de la actividad educativa, el filántropo figueirense fue homenajeado con el descubrimiento de una placa que lleva el nombre de su Fundación. El centro por él donado es, en la actualidad, uno de los dos que conforman el colegio rural agrupado Tapia-Castropol. En él se forman 38 alumnos.

 Emigrantes de Castropol, Navia y Vegadeo se radicaron en el interior

La llegada del filántropo figueirense al Uruguay tuvo lugar en 1870, un año en el que muchos vecinos de Castropol marcharon al país oriental en una primera oleada de inmigrantes europeos. Su llegada precedió a la época dorada del Uruguay, el denominado período batllista. Era una corriente inspirada en las ideas y en la doctrina de José Batlle y Ordóñez que convirtió al país en uno de los más prósperos de América entre 1911 y 1930 cuando miles de emigrantes llegaron atraídos por su democracia consolidada, una legislación social avanzada de ocho horas laborales, un sistema de previsión social y unos salarios mínimos fijados por ley… El mayor número procedía de Italia y España y se estableció la periferia de Montevideo o en el interior del país.

El historiador y periodista Armando Olveira, en su Crónicas Migrantes, y José Moragues en su libro Los españoles del Uruguay enumeran varios castropoleños y eonaviegos asentados antes y durante esa etapa. Entre otros, destacan Domingo López de Pan, de Tol, radicado en Tala (Canelones) desde 1864, la misma ciudad en que vivió El Viejo Pancho; José Sánchez, nacido en 1859 en Armental (Navia) que tuvo un comercio de frutos en Carmelo; y Miguel Cueto Ruidíaz, que nació en Libardón (Colunga) en 1866, estuvo primero en Buenos Aires y luego vivió en Artigas donde abrió un almacén de ramos generales. Cueto Ruidíaz fue Vicecónsul de España en el norte uruguayo, tesorero del Hospital Asilo Español y vicepresidente de la Asociación Española de Socorros Mutuos. 

Otros fueron Jesús Fernández, socio y gerente de José Gómez y Cía, la mayor tienda, almacén y ferretería de Rocha; Domingo Uría, de Vegadeo; José Siñeriz, de Vivedro y Santos García, de Castropol, ambos asentados en el departamento de Rivera; Álvaro Ordeira, de Casazorrina (Salas), ubicado en Colonia Suiza donde tuvo una fábrica de quesos, un almacén al por mayor y menor y un depósito de cereales y frutos; y los hermanos Manuel y José Yáñez, propietarios de la casa del mismo nombre en Cerro de las Cuentas.

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