Ramón Pernas: «Vivir Viveiro es una patología, como una enfermedad crónica sin remedio»

Lucía Rey
lucía rey VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

Pernas dice que expresará su gratitud «urbi et orbi» en el pregón que ofrecerá el domingo
Pernas dice que expresará su gratitud «urbi et orbi» en el pregón que ofrecerá el domingo PEPA LOSADA

El periodista, escritor y crítico literario, autor de obras como «Hotel Paradiso», pregonará este domingo las fiestas patronales de su ciudad natal

13 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«Uno últimamente tiene pocas sorpresas, pero si alguna es grata, es doble sorpresa», cuenta el periodista, escritor y crítico literario Ramón Pernas (Viveiro, 1952), que el domingo pregonará las patronales de su ciudad natal (balcón de la Biblioteca Municipal, 13.00 horas). «En 1983 fui pregonero de la Semana Santa, y también lo fui de las fiestas del Casino en la prehistoria», sonríe el autor de novelas como En la luz inmóvil (Premio Emilio Alarcos) u Hotel Paradiso (Premio Azorín), y de artículos como El lobo de Cee, publicado en La Voz de Galicia y que le valió el premio de periodismo Julio Camba.

—¿Qué supone para usted pregonar las fiestas de Viveiro?

—Un orgullo sano que tiene mucho que ver con las raíces. He sido pregonero en distintas ciudades y en otros actos importantes, pero en Viveiro me siento arropado por la memoria colectiva que me corresponde. Es volver al lugar que elegiste. Vivir Viveiro es una patología, como una enfermedad crónica que no tiene remedio. Y esa es la patología que voy ejerciendo desde hace muchos años llamándole Vilaponte a Viveiro en mis novelas, en mis conferencias... Eso me da un carácter de otredad, de mi otro yo. Es como si inventara un pueblo de bienvenida y ese pueblo correspondiera a Viveiro.

—¿Cuál es su primer recuerdo de las patronales?

—Nací en un país en blanco y negro. Entonces las fiestas eran color, luz y magia, y en mi primer recuerdo de las patronales mis padres habían ido a un baile al Casino la noche del 14, del 15 o del 16, y yo me quedé a dormir en la casa de mi abuela, en la parte alta de Viveiro. Allí tenía una ventana desde la que se contemplaba la mar y se oía el ruido festivo de las orquestas. Y me sentí Peter Pan. Tendría 8 o 9 años. Incluso invento que vi estrellas fugaces en torno a la noche de San Lorenzo, les pedí buena fortuna y la he tenido hasta ahora. Vivo un mundo fantástico porque la tarea de escribir desplaza el origen de las cosas, las convierte en mágicas.

—¿Tiene listo el pregón?

—Va a ser un pregón de autor. Corto porque no hay que aburrir, y pretendo que sea sincero, eficaz y generoso para la gente y para mí. Va a ser un abrazo que devuelvo a los ciudadanos de Viveiro, a los vecinos, a los amigos y a los visitantes. A veces confundo la realidad con el deseo y la imaginación con la realidad. Aprendí a leer cuando aprendí a soñar, y eso me posibilitó explorar zonas del mundo que no conocía y la palabra es el mejor regalo que tuve cuando aprendí a leer. Las palabras son como un bumerán, y el pregón van a ser palabras que vuelven a mí.

—¿Cómo vive las patronales?

—Disfruto de Viveiro y de las patronales incluso cuando no las hay, como el año pasado o el anterior porque el día de Nuestra Señora se celebra igual haya o no haya fiestas y San Roque es San Roque. Al monte, por ejemplo, ya no subo porque los actos iniciáticos quedan para otras generaciones. Mis hijos cuando fueron más jóvenes han hecho el mismo camino que yo había recorrido, lo cual también me satisface plenamente.