Presencia de anarquistas gallegos y dos mil deportados en la dictadura de Gerardo Machado
El anarquismo encontró un apropiado caldo de cultivo en Cuba porque los trabajadores ?sobre todo los emigrantes- de fines del siglo XIX vivían privados de leyes que regulasen o protegiesen su existencia. En ese marco creció una ideología defensora del trabajador que, al tiempo, proclamaba su permanente compromiso con la educación. Los emigrantes fueron muy receptivos a esos postulados pues vivían en precarias condiciones y pretendían dotar a sus pueblos y villas de escuelas de enseñanza. Compartían la necesidad de la conciencia ética y la regeneración social.
Tampa
Tampa era una ciudad de gran presencia de gallegos y españoles. Ya 1890, 233 españoles ?asturianos, gallegos y canarios- y 1.313 cubanos estaban registrados como trabajadores del tabaco. Diez años después, en 1900, ya eran 1.000 los españoles y 3.533 cubanos. Marcharan a Tampa por el traslado de las fábricas de tabaco a esa ciudad debido a la inseguridad de la guerra y los movimientos independentistas cubanos; por la influencia económica y militar de los Estados Unidos; por la existencia de mejores mercados, etcétera.
En torno a 1912, los anarquistas gallegos representaban en Cuba y zona de influencia más del 20% del total de los anarquistas españoles, solo superados por los catalanes que llegaban al 30%. Pero sus sucesivas reivindicaciones y la presencia de gobiernos dictatoriales hicieron que las deportaciones fueran en aumento y, en los años 20 y 30, durante el gobierno de Gerardo Machado, cerca de 2.000 anarquistas fueron expulsados del país, el 20% gallegos. Entre ellos Barcia, pero también una veintena de obreros de A Mariña, como ya se relató en otra entrega de Memoria de Mariñáns.