Luis Barcia, de Ribadeo, el primer migrante gallego anarquista en Cuba

La Voz

A MARIÑA

Fue secuestrado a punta de pistola en Tampa y huida a San Agustín

28 jun 2022 . Actualizado a las 12:39 h.

Luis Barcia Quilabert es una figura mítica del sindicalismo gallego, del desarrollo del anarquismo en Cuba y los Estados Unidos y del decidido apoyo del movimiento obrero al independentismo cubano. Nació en Mundaka (Vizcaya) aunque sus padres eran naturales de Ribadeo. Emigró en 1880 y vivió en Nueva York, Tampa y La Habana, ciudades en las que promovió y dirigió publicaciones ácratas, organizó huelgas y sufrió represión. Fue expulsado del país en 1924 por el dictador Gerardo Machado.

Su vida y obra suscitó poca atención en Galicia y solo recientes estudios de Bieito Alonso, Eliseo Fernández y Dionisio Pereira reivindicaron su figura y un justo reconocimiento al que se sumaron trabajos de Susana Sueiro, Arturo Sebastián o el manuscrito de 134 páginas «Autobiography of Luis Barcia Quilabert», de 1957, depositado en la Special Collections de la Universidad del Sur de Florida.

Barcia fue el primer migrante gallego que se reivindicó anarquista. Marchó a Cuba con 16 años en 1880. Su primer oficio fue cajista de imprenta pero, para completar sus ingresos, se hizo torcedor de tabaco, una de las especialidades más cualificadas del sector. Al tiempo, estudió en la Sociedad de instrucción gallega Aires da Miña Terra.

En 1890 se fue a trabajar a fábricas de tabaco de Nueva York y allí dirigió el diario anarquista El Despertar, publicado entre 1891 y 1902 y editado por el propio Barcia, José C. Campos, Adrián del Valle y Pedro Esteve. Fue el primer periódico libertario en castellano en Nueva York y funcionaba como nexo de unión y de red transnacional entre grupos de EE. UU., el Caribe y España. Barcia lo dirigió un año pues volvió a La Habana por causas privadas. 

Tierra y Enrico Malatesta

En La Habana estuvo poco tiempo pues en 1892 fundó y dirigió en Tampa otra publicación libertaria, El Rebelde, y organizó reivindicaciones y luchas sindicales. El 7 de marzo de 1895 fue detenido y encarcelado por dirigir una huelga en la fábrica La Rosa y Monné. Para huir de la represión que sufrían los sindicalistas en Florida, regresó a Cuba en 1898 y participó en la reorganización de las sociedades de oficios y gremios que se mantenían en pie tras la guerra contra España. Entonces creó El Nuevo Ideal, un baluarte del nuevo separatismo ?el que combatía a los USA- y un defensor de las promesas sociales que formulara Martí y que incumplían las nuevas élites dirigentes independentistas.

En un nuevo regreso a Tampa, Barcia coincidió con el histórico líder anarquista Enrico Malatesta. Del encuentro surgió la propuesta de fundar un periódico que aglutinase a todos los trabajadores ?españoles y cubanos- y convirtiese a La Habana en el centro de la red libertaria del Caribe a través del semanario ¡Tierra!, la publicación anarquista más importante de la isla que apareció entre 1902 y 1915. ¡Tierra! fue clausurada años después por atacar al gobierno cubano y sus colaboradores fueron deportados, entre ellos Luis Barcia.

Secuestrado a punta de pistola en Tampa y huida a San Agustín

Fruto de esos contactos y de esa transnacionalidad, en mayo de 1901 más de mil trabajadores de West Tampa marcharon por sus calles hasta el Juzgado del Condado de Hillsborough para protestar por la ruina de un puente que impedía comunicar las dos partes de la ciudad. Fue un anticipo de la huelga general que tendría lugar en verano de ese año.

En junio, un grupo de tabaqueros de West Tampa e Ibor City decidieron abrir sucursales de sus fábricas en Pensacola y Jacksonville y el principal grupo de resistencia de los obreros ?la Sociedad de Torcedores La Resistencia- vio en la maniobra un intento de mantener la política de negocio abierto que negaba a los sindicatos la posibilidad de participar en las contrataciones. Y acordó convocar un paro general.

La Resistencia era una formación de italianos, cubanos y españoles controlada por los anarquistas. Barcia formaba parte del comité directivo y de huelga y fue el autor del manifiesto Solidaridad con el que se convocó un paro seguido por 5.000 trabajadores durante cuatro meses, hasta que La Resistencia capituló.

Como consecuencia de su activismo, el ribadense fue secuestrado, a punta de pistola, por el Comité de Ciudadanos y deportado, con otros 12 sindicalistas, a Honduras. Allí malvivieron unos meses hasta que llegaron a Ciudad Trujillo y subieron a un barco que los llevó de vuelta a Florida. Fueron recibidos de modo entusiasta. Barcia no se sentía seguro en Tampa y marchó en 1904 con su familia a Saint Augustine (San Agustín) donde continuó agitando y fabricando cigarros hasta 1914 en que marchó a Ibor City, Tampa y La Habana.

Luis Barcia entretejió vínculos entre La Habana y Tampa del mismo modo que sus convecinos de Ribadeo, A Devesa, San Miguel y Reinante o Sada y sus contornos crearon sociedades filiales en Florida de las que tenían en La Habana.

Presencia de anarquistas gallegos y dos mil deportados en la dictadura de Gerardo Machado

El anarquismo encontró un apropiado caldo de cultivo en Cuba porque los trabajadores ?sobre todo los emigrantes- de fines del siglo XIX vivían privados de leyes que regulasen o protegiesen su existencia. En ese marco creció una ideología defensora del trabajador que, al tiempo, proclamaba su permanente compromiso con la educación. Los emigrantes fueron muy receptivos a esos postulados pues vivían en precarias condiciones y pretendían dotar a sus pueblos y villas de escuelas de enseñanza. Compartían la necesidad de la conciencia ética y la regeneración social. 

Tampa

Tampa era una ciudad de gran presencia de gallegos y españoles. Ya 1890, 233 españoles ?asturianos, gallegos y canarios- y 1.313 cubanos estaban registrados como trabajadores del tabaco. Diez años después, en 1900, ya eran 1.000 los españoles y 3.533 cubanos. Marcharan a Tampa por el traslado de las fábricas de tabaco a esa ciudad debido a la inseguridad de la guerra y los movimientos independentistas cubanos; por la influencia económica y militar de los Estados Unidos; por la existencia de mejores mercados, etcétera.

En torno a 1912, los anarquistas gallegos representaban en Cuba y zona de influencia más del 20% del total de los anarquistas españoles, solo superados por los catalanes que llegaban al 30%. Pero sus sucesivas reivindicaciones y la presencia de gobiernos dictatoriales hicieron que las deportaciones fueran en aumento y, en los años 20 y 30, durante el gobierno de Gerardo Machado, cerca de 2.000 anarquistas fueron expulsados del país, el 20% gallegos. Entre ellos Barcia, pero también una veintena de obreros de A Mariña, como ya se relató en otra entrega de Memoria de Mariñáns.