Los talismanes del Madrid de Tapia y Ribadeo no fallaron

j.a. RIBADEO / LA VOZ

A MARIÑA

Rodrigo López Orea y José Aurelio Zapatero, en el estadio de París.
Rodrigo López Orea y José Aurelio Zapatero, en el estadio de París. CEDIDA

Sumaron otra final en directo con victoria blanca en la Champions

01 jun 2022 . Actualizado a las 19:38 h.

No fallaron. Los talismanes blancos de Tapia y Ribadeo, Rodrigo López Orea y José Aurelio Zapatero, volvieron a cumplir con el guion asignado. Como lo hizo el Real Madrid, que ya se sabe que no juega finales, sino que las gana. El sábado, en el estadio de Stade de France, en Saint-Denis, el primero vio levantar por sexta vez en directo al Real Madrid la copa de campeón de la Champions League. Para Zapatero fue su cuarta vez. Viajaron juntos. Así lo vienen haciendo en las últimas finales, en las que siempre ha ganado el Madrid: «Fue Rodri el que me lio en esto y gracias a él estoy viviendo momentos inolvidables. Y a mi mujer, que siempre me dice, como no vayas te enteras... por aquí no te quiero ver», comenta Zapatero con una sonrisa.

«Parece que estamos tocados por una varita mágica, pero es que el Real Madrid lo está poniendo muy fácil. Nos tiene malacostumbrados. Algún día fallará y entonces nos daremos cuenta realmente de la verdadera dimensión de lo que está logrando este club», comenta Rodrigo.

Viajaron a París en coche, saliendo el viernes. Y regresaron el domingo. En esta ocasión no lo estiraron más. Vivieron otra noche mágica, en la grada de los aficionados madridistas, y vieron de lejos los incidentes que se produjeron en el entorno del estadio, con la sucesión de robos: «Nosotros no tuvimos tanto lío. Nos enteramos al día siguiente. Fue un desastre. Veías grupos de gente sospechosa, que claramente no estaban allí por el fútbol. Luego te enteras de lo de las mafias, lo que dice la gente... en fin. Yo nunca vi nada parecido en todas las finales en las que he estado», apunta Rodri. Y añade: «Ya había estado en Saint-Denis hace veinte años, cuando la final del Real Madrid contra el Valencia y el control fue distinto. Este sábado tuvimos suerte, pero con todo vimos alguna carrera, gente huyendo por las calles, siendo perseguida pero escapando, supongo que tras robar un teléfono o una cartera. Era todo muy extraño. No había controles. Parecía una cueva de ladrones; las personas que estaban por allí no se ven en ningún campo, con malas caras, que metían miedo. Fue un desastre».

Por fortuna para ellos no se vieron implicados en incidente alguno. De hecho, aparcaron el coche en las proximidades del estadio, a apenas 500 metros. Ya dentro del campo, dicen que la sensación era, a pesar de los achuchones del Liverpool, de control del Real Madrid: «Veías que llevaba el ritmo, que estaba haciendo su partido, marcando los tiempos. Transmitía seguridad, notabas, tenías la sensación, de que íbamos a ganar», añade Rodri.

Y el domingo, de regreso a casa con la satisfacción de otra copa ganada: «Para mí, haciendo memoria, la más disfrutada fue la de Cardiff (la victoria del Real Madrid en el 2017 frente a la Juventus, con una actuación estelar de Cristiano Ronaldo, autor de dos goles). Esta fue más fastidiada, porque veías que faltaba seguridad», concluye Rodri.

Y ya, a esperar la próxima vez. Porque habrá próxima.