Josefa y José Moirón, una maestra y un cura galleguistas de Mondoñedo en Uruguay

Martín Fernández

A MARIÑA

ARCHIVO FOTOGRÁFICO DE MARTÍN FERNÁNDEZ

Memoria de mariñáns, por Martín Fernández

17 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los hermanos Josefa y José Moirón Paz, de Mondoñedo, tuvieron una notable posición y proyección social en los primeros años del siglo pasado en Uruguay. Ella era profesora de la Escuela Normal de Montevideo y él, presbítero de la ciudad de Alvear, alto cargo en el Arzobispado de la capital uruguaya y profesor del Centro Gallego. Los dos fueron colaboradores de la revista galleguista Lar Galicián que editó y dirigió entre 1926 y 1927 en Corrientes (Argentina) una mujer, Valvanera I. de Malvárez.

Pepita y José Moirón Paz eran hijos de Pedro Moirón Carballo, de Bretoña (A Pastoriza) y de Elvira Paz Alonso, de Mondoñedo. El matrimonio, que vivía en la calle Febrero, tuvo cuatro hijos: Dolores, casada con Manuel Rodríguez Muñoz; Generosa, esposada con el famoso fotógrafo Santiago Pernas Salazar; José, sacerdote; y Pepita que permaneció soltera.

José marchó al Uruguay a comienzos del pasado siglo para ejercer como profesor en el Centro Gallego de Montevideo, al menos hasta 1918. El centro, fundado en 1879, ya impartía clases de lectura, escritura, cálculo, teneduría de libros, francés, música y ciencias desde 1881. Luego marchó a Alvear, ciudad perteneciente a Corrientes (Argentina), emplazada en la margen derecha del río Uruguay y dependiente del Obispado uruguayo de Santo Tomé. Alvear dista 440 kilómetros de Corrientes y sólo el río la separa de la ciudad brasileña de Itaquí, con la que está muy relacionada. En Alvear fue párroco entre 1925 y 1928, año en que regresó a la capital para ejercer labores burocráticas y pastorales en el Arzobispado de Montevideo, donde murió y fue enterrado en el Panteón de la Casa de Galicia. 

Los hijos de Santiago Pernas

El sacerdote llevó en los años 20 a su hermana menor, Pepita, que era maestra, al Uruguay, país que tenía entonces uno de los sistemas de enseñanza más destacados del mundo. Le ayudó a colocarse como profesora en la Escuela Normal que había sido creada a principios de siglo por José Fructuoso Rivera, fundador del Partido Colorado y primer presidente constitucional del país. El centro seguía las doctrinas del pedagogo inglés Lancaster y tenía como función formar docentes, preferiblemente mujeres. El Censo Escolar de 1926 destaca que las dos Normales que había en Montevideo en 1927 contaban con 932 alumnas mujeres y, en cambio, sólo 64 hombres.

Tanto Pepita como su hermano eran cultos, amantes de la literatura y comprometidos con la causa galleguista, algo que demostraron con su apoyo y colaboración en la revista Lar Galicián. A pesar de vivir en Montevideo nunca perdieron contacto ni con la familia ni con Mondoñedo. Regresaron varias veces y él fue padrino de los cuatro hijos —Elvira, Jesualdo, Jaime y Susana— que tuvo su hermana Generosa con Santiago Pernas, mientras que ella lo fue del último de ellos, Jaime.

Una mujer directora y otra el valor más estimable de la colectividad

Lar Galicián, la revista en la que colaboraron los Moirón, fue una publicación singular en la emigración gallega. Se editó en Corrientes (Argentina) entre 1926 y 1927, estaba escrita en gallego, pretendía informar y aglutinar a los gallegos del norte argentino, se subtitulaba Folla Galleguista y estaba dirigido por una mujer, Valvanera Iglesias de Malvárez. En un Editorial decía que «o seu lema será honrar a Galicia e en ela a Hespaña, nai de pobos. Declara asemesmo que abomina de todo separatismo». 

Valvanera Iglesias de Malvárez

Valvanera era la mujer de Benito Malvárez León (Muros 1883-Buenos Aires 1966), un periodista que fundó varios periódicos en Argentina, entre ellos El Heraldo del Chaco. Desde él descubrió en 1917 el yacimiento pétreo Las Piedritas que muchos años después el gobierno convirtió en un recurso de primera magnitud. Por sus críticas y denuncias sufrió cárcel y fue perseguido. Por esa razón se mudó a Corrientes donde fundó El Heraldo del Norte.

En esa misma ciudad, su esposa Valvanera fundó y dirigió Lar Galicián, orientada a la colonia gallega y con el lema «Esquecer o galego é renunciar da nosa historia, renunciar do noso porvir». Lar Galicián dio generoso espacio a la figura de Pardo de Cela y a escritores como Castelao, Cabanillas, Victoriano Taibo, Fernández Flórez, Sofía Casanova, Leiras, García Dóriga o los Moirón. Y dedicó fotos a Concepción Arenal, Pérez Lugín, Gil Casares, Rosalía, María Pita o Diego Alcolea. 

«Intelixente profesora»

En su número 2, de 1926, el presbítero de Mondoñedo dice que «é a hora do rexurdimento dos galegos en Corrientes» y destaca que la directora lleva, como Rosalía, «na frente unha estrela, no bico un cantar». En el número 3, de enero de 1927, se incluye la foto de Pepita Moirón Paz con este pie: «Intelixente profesora da Escola Normal de Montevideo e hirmán do presbítero do mesmo nome». La revista señala que Pepita «é un dos valores máis estimables da colectividade galega en Montevideo». La mindoniense publicó en ese número un poema titulado Galicia, cantos del alma.

Poemas de Leiras y Dóriga y reivindicación de Pardo de Cela como «emblema de nuestra soberanía»

En febrero de 1927, Lar Galicián publicó fotos de Os Muiños, la plaza de la Catedral y La Mariscala, la cadena que apresó a Pardo de Cela. Y expuso su versión de los hechos que éste protagonizó y su trascendencia para Galicia.

El artículo Frouseira, año 1485, 17 de diciembre, dice: «La inexpugnable fortaleza de Pardo de Cela cayó al fin en poder de las tropas venidas de Castilla bajo la inspiración de una política centralizadora y para castigar tambien a los nobles que habían apoyado a doña Juana, esposa del Rey de Portugal, por ser ella legítima sucesora del trono de España. En Compostela, mediante unas cortes que se habían convocado, se decretó la muerte del Mariscal y con él la de su hijo Pedro, de 18 años, y la de su criado Miranda».

Lar Galicián apela a los gallegos: «De hoy para siempre, sea para todos el nombre de Pardo de Cela emblema sacrosanto de nuestra soberanía. De hoy para siempre recordemos a la Frouseira, baluarte final de una época de grandeza espiritual y punto de arranque de la decadencia de nuestro concepto de pueblo laborioso y dueño de su destino. Y sobre los escombros que aún quedan edifiquemos el nuevo templo solidario con los atributos que el tiempo y la historia nos ofrece para que allí hallemos la savia que se requiere para la vida de un pueblo que goza de libertad y sabe vivir el momento de la historia, asimilando todo aquello que, propio o ajeno, sea beneficioso para el adelanto y bienestar del ciudadano».

El número incluye poemas de Leiras Pulpeiro: -«Desque lla’a pata botaron/ naide máis foi á Frouseira…»; un Canto a Mondoñedo, de García Dóriga; y una Carta a Mondoñedo suscrita por Un mindoniense en Buenos Aires en 1927.