Leo Bassi, este sábado en Viveiro: «Me han echado de Tik Tok»

y. garcía VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

MONICA IRAGO

Caracterizado por su estilo provocador, trae su función«Yo, Mussolini» al Teatro Pastor Díaz

28 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Bufón, clown, payaso... Etiquetas que definen su versión actoral. Aunque Leo Bassi (Nueva York, 1952) es sin duda único y aborda la realidad sin tapujos, sin ‘anestesia’, pero con mucho humor e ironía. Llega este sábado con «Yo, Mussolini» a Viveiro (Teatro Pastor Díaz, 20.30) el descendiente de una gran familia circense y de un padre que trabajó con Groucho Marx: «Mi sentido del humor gusta en Galicia y la gente reacciona perfectamente a las raíces, lo profundo, lo popular... Soy así. Es mi naturaleza. Tengo muy buenas vibraciones con el público gallego. Cuando tengo una gira en Galicia, anticipo con gusto y placer el viaje».

—Este espectáculo alude a Mussolini, pero el mundo presente le da para otra función y hablo del conflicto Rusia-Ucrania...

—Tengo una gira en Rusia en abril. Voy a menudo allí y estoy al loro de lo que está pasando. Las cosas están muy complicadas(...) A Mussolini lo controlo mucho más, hice años de estudio para este espectáculo. Nos encontramos a un pueblo que se encuentra delante una problemática de la cuál no sabe nada y no puede hacer nada, enfrente una posible guerra mundial y el asunto, como que nos pasa por encima...

—¿Con «Yo, Mussolini» u otros shows tuvo algún problema serio?

El 1 de marzo de 2006 encontraron una bomba al lado de mi camerino en el Teatro Alfil. Nunca lo voy a olvidar. Casi un kilo de explosivo. No saltó de milagro. Estoy aquí para poder contar la historia, pero fue terrible. Lo que más me preocupa es que no sé hasta qué punto llegó la investigación pero nadie fue condenado, no se sabe quién puso la bomba. Y en Italia, cuando llegó este espectáculo de Mussolini, hace dos años ahora, a Roma, vino gente con palos, dio palizas al público que entraba, nos rompió todos los carteles... Eran de la extrema derecha italiana. Son pequeñas minorías pero existen y se enfadaron con mi espectáculo que, además, va más lejos. No es solo una burla, intenta analizar quién era este hombre y cómo llegó al poder y a los que lo apoyaron a tope. El espectáculo es cómico, pero también es histórico.

—¿Provoca o simplemente dice «verdades como puños»?

—Quizás la gente no sabe por qué me muevo así. ¡Detrás de mí tengo cinco generaciones de payasos! Mi padre, mi abuelo, el padre de mi abuelo, el abuelo de mi abuelo... Desde 1840 hacemos este oficio, que es poder reírse de todo pero, a poder ser, al lado de la gente. Nació con la idea de que el payaso era el portavoz del pueblo, el que decía en voz alta lo que los demás pensaban. En una época, la de mi vida, todo se ha vuelto más pijo y el pueblo se ha puesto un poco más burgués y mi comicidad ha sido sobre ser guarro, ser bestia, provocar para en cierta manera recordar al pueblo de dónde venimos y que nuestra cultura no es la del dinero ni la de las apariencias sino que es la popular y la del trabajo. Es un espectáculo que provoca pero también le dice al pueblo ‘cuidado, a ver si nos transformamos en títeres de los que tienen en verdad el poder’. Es un discurso que va más allá de lo que la gente espera oír de mí.

—Habla de apariencias, y me vienen a la cabeza las redes.

—¡Mira lo que me ha pasado en Tik Tok¡ En marzo del año pasado, entro en Tik Tok y hago algo de Mussolini y sus ideas. En ocho días, había llegado a 1.200.000 descargas y ciento y pico mil seguidores. Y el día nueve, intento entrar y una ventana dice: ‘su página ha sido cancelada por contenidos de odio’. Les escribí para que lo reconsiderasen, diciendo que era en broma, una ironía y que no era perfil falso... Y me lo han quitado definitivamente. Mi duda es: uno, o no han entendido nada y no han visto que lo de Mussolini es broma y lo que digo es ironía; o dos, sabían que era un chiste y no les gustaba que me mofara de las ideas de extrema derecha. No he podido volver, me han echado de Tik Tok. En un espectáculo el público se ríe mucho y entiende perfectamente, pero en redes sociales, con millones de personas, hay censura y no se pueden decir estas cosas... Es muy raro. Todo esto demuestra que la lucha por la libertad de expresión nunca acaba.

«Yo voy a intentar luchar por mis ideales y ahora tengo más ganas que nunca de luchar y decir lo que quiero», finaliza Bassi, con energía y esperanza intactas.