La carta de un trabajador de Vestas

La Voz VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

Explica la difícil situación que están viviendo una vez notificados los despidos

21 dic 2021 . Actualizado a las 23:00 h.

«Les escribo para contarles lo que está pasando, no aguanto más esta situación, está siendo un infierno. Soy trabajador de la fábrica de Vestas en Chavín. Cuando el pasado 20 de septiembre un director de Dinamarca nos comunicó que nos despedían a todos no lo podía entender, me estaban rompiendo todos los planes de mi vida en un minuto. Eso sí, nos decía que éramos muy buenos trabajadores».

Así comienza la carta que remite un trabajador de Vestas en Viveiro, cuya identidad prefiere servar públicamente. Explica más adelante los difíciles momentos que han vivido y que aún están viviendo.

«Durante estos últimos mesesno hemos dejado de movilizarnos para que todo lo que estaba pasando en A Mariña fuese conocido. La Xunta en todo momento nos ha dado su apoyo, ha intentado que Vestas cambiase de opinión y se interesado por un comprador, pero en estos meses no hemos conocido ni el nombre de un posible comprador ni nadie ha venido a ver la fábrica. Ningún político hasta ahora había hecho nada por mí y no espero que ahora fuera distinto, solo nos están usando. La Xunta contra el Gobierno, al que siempre acusa de que no está interviniendo y cuando esto no avance a ningún lado y nos empecemos a manifestar contra la Xunta, como nos animan, serán otros los que se aprovechen de nosotros; parece que no les importemos nosotros ni nuestro futuro, solo los votos de la comarca de A Mariña en las próximas elecciones».

Más adelante se refiere a su situación personal; a la situación que se vive dentro y que no suele trascender en los medios. «Cuando Vestas dijo que mantendría a 24 trabajadores en Viveiro, lo tuve claro desde un primer momento; ellos solo quieren aprovecharse de mí, pero podré continuar en mi casa con mi familia, por lo que me apunté a uno de esos puestos, pero desde ese momento las amenazas de algunos que eran compañeros de la fábrica han sido tan fuertes que estoy tomando tranquilizantes».

«Cuando esta semana Vestas me confirmaba que desde enero continuaré trabajando, ahí comenzó mi preocupación; en las asambleas solo se piden las listas de los que nos hemos apuntado, nunca hasta ahora me había sentido amenazado por tomar una decisión personal y esas amenazas han funcionado en otros compañeros que finalmente no han querido los nuevos puestos de trabajo. De verdad, cómo es posible que se admitan las amenazas públicamente y nadie haga nada por miedo. Los sindicatos solo hablan del juicio, de que todo está hecho igual que en Alcoa y que tenemos el apoyo de la Xunta para el juicio, pero no han tenido en cuenta que algunos solo queremos un puesto de trabajo o que otros solo quieren una indemnización para rehacer su vida en otra empresa, fuera de Vestas, y empezar de nuevo. Solo pido que me dejen trabajar y no continúen las amenazas».

Esta semana otro grupo de trabajadores de Vestas nos llamaba para contarnos lo que está pasando «de la fábrica para adentro». Los 24 puestos que ofrece Vestas pueden generar rencillas, distancia y desunión, concluían. Es un momento muy difícil por el que están atravesando todos ellos, también las familias, jóvenes en su mayoría. Están muy recientes los despidos.