Una de las últimas vecinas que vio a Maruja, la mujer desaparecida en Foz: «Isto é un misterio»

José Francisco Alonso Quelle
JOSÉ ALONSO FOZ / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

El Servicio de Montaña de la Guardia Civil revisó este viernes los pozos, sin hallar rastro de la mujer desaparecida desde el domingo en Foz

08 oct 2021 . Actualizado a las 20:54 h.

Viernes por la mañana. Amanece un día más en Morgallón, en la parroquia focense de Fazouro, y vuelven a organizarse batidas para buscar a Maruja, la vecina de 69 años que sufre Alzhéimer y que se encuentra desaparecida desde el domingo por la tarde-noche. Bajo la coordinación de la Guardia Civil, agentes, vecinos y efectivos de Protección Civil se reparten tareas y el terreno. En los rostros asoman muecas de resignación. Es imposible no caer en cierto desánimo, abatimiento por los días transcurridos y porque se ha peinado el monte, las casas, carreteras y caminos sin hallar ninguna pista. Y todo ello sin escatimar medios: helicópteros, drones, buzos, perros adiestrados en rastreos.

Este viernes se sumaron al operativo miembros del Servicio de Montaña de la Guardia Civil, que revisaron pozos de casas particulares. Se asomaban a los brocales, descolgaban las cámaras y uno tras otro obtuvieron el mismo resultado: nada.

PEPA LOSADA

Es tiempo de buscar en los lugares más insospechados. Hasta el cementerio de Cangas llegaron este viernes. Y también de volver al monte, tupido y bravo, sobre lo ya pisado. «É que xa non sabemos nin por onde mirar. Andámolo todo», apunta un vecino.

En el lavadero de la Fonte de Lázaro está Carmen, una mujer -probablemente la última- que se cruzó con Maruja antes de que desapareciese. La conocía bien, desde niña, como también conoció a su madre y a su abuela: «Isto é un misterio ben grande», dice mientras remoja unas prendas. Habla y por momentos se le corta la voz, emocionada, conteniendo un sollozo: «Se aparecera con vida... con vida xa parece imposible, pero polo menos que apareza».

PEPA LOSADA

Carmen iba el domingo por la tarde paseando con su hermana cuando se cruzó con Maruja. No era extraño. Solía dar paseos por el lugar. No observó nada raro en ella y cuando instantes después vio a una hija de Maruja cruzaron unas frases y le indicó por dónde iba, no fuese a ser que se perdiese. Lamentablemente, su premonición se hizo realidad. «Ó pouco chamou a miña irmá preguntándolle se vira a súa nai. Ao cuarto de hora volveu a chamar, se a víramos. Non. E despois xa vimos vir ó pai co coche, cara a fonte, a ver se aparecía, á fonte onde paraba ela. E dixemos: dios, perdeuse!».

Un pueblo desconcertado que se aferra a la esperanza: «Hai que ter paciencia»

Los vecinos de Morgallón recuerdan que Maruja ya había faltado en otras ocasiones, pero siempre regresaba a casa. En esta ocasión no lo hizo. En el camino del monte donde supuestamente comenzó a sacarse ropa seguía ayer una prenda. Fue el punto de partida que tomaron los agentes del Servicio de Montaña de la Guardia Civil para tratar de seguir el rastro. Pero la tarea es muy complicada, en parte por todo lo que ya se ha pateado el monte.

Este viernes, otro vecino manifestó haber visto a Maruja el domingo en torno a las seis de la tarde un tanto alejada de este lugar, en las inmediaciones de la capilla de la Concepción, en la carretera a Cordido. Parece que este es el último indicio que se tiene de ella.

PEPA LOSADA

En Morgallón tienen presente que Maruja tenía problemas de movilidad, pero no es menos cierto que se han dado casos de desapariciones de personas en su situación que han aparecido a distancias y en lugares inverosímiles.

Nada hay que reprochar al despliegue de medios y de personal que se ha movilizado para localizar a la mujer, con los vecinos volcados. Pero conforme pasan los días, inevitablemente, el operativo se va aligerando. Carlos Manuel Fernández Ginzo, capitán jefe de la Compañía de Burela, que ha estado al pie del cañón desde el primer momento, avanzaba que probablemente el lunes se pueda desplazar hasta Fazouro un helicóptero para seguir la búsqueda. Y aclara que la Guardia Civil seguirá investigando.

En el monte, al pie del camino donde se descubrieron las prendas que se desvistió Maruja, donde se le perdió la pista, un vecino repisa el terreno. Abriendo los brazos, pregunta: «De momento non se sabe nada, non?». Otro, cazador, ya jubilado, comentaba algunos de los lugares que había mirado, sobre todo los primeros días: «Baixei por aquel rego», explica señalando. También fue hacia la casa abandonada que días después desbrozó personal de la brigada de obras del Concello. «Sabía que non estaba, porque era unha zona de silvas e non estaban pisadas. Agora si, xa está todo pisado». Otro, a su lado, asiente, si bien matiza: «Pero igual pasas por aquí, e está aí, a carón, porque no monte todo cambia».

Morgallón es un pueblo desconcertado, pero no pierde la esperanza y se anima con consignas: «Hai que seguir!», «Se aparecera!». Y una más: «Eche o que hai. Hai que ter paciencia».