«Llevamos casi dos años con los proyectos de vida parados»

A MARIÑA

Los trabajadores de Alcoa cortaron el acceso con neumáticos e instalaron una caseta en la entrada
Los trabajadores de Alcoa cortaron el acceso con neumáticos e instalaron una caseta en la entrada PEPA LOSADA

El personal de Alcoa afirma sentirse «abandonado» al abocarse el conflicto a la vía judicial

29 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Con el cansancio de 16 meses de conflicto laboral -en realidad casi tres años de incertidumbre, si se tiene en cuenta que en octubre de 2018 Alcoa anunció el cierre de las plantas de Avilés y A Coruña, un primer aviso-, los trabajadores del complejo industrial de San Cibrao retoman la huelga indefinida como única vía a la que agarrarse para forzar un desbloqueo de la venta de la planta de aluminio, que la multinacional pretende cerrar.

«Llevamos casi dos años con los proyectos de vida parados». Así resume Fernando Fernández, residente en San Cibrao y trabajador del complejo industrial, la situación que viven casi 1.200 operarios. Aunque la sombra de un posible cierre se cierne sobre la fundición, que emplea a unos 600 trabajadores, el personal de alúmina entiende que la refinería no tendrá futuro a largo plazo si se apagan las cubas de electrolisis. A la expectativa están también cientos de empleados de la industria auxiliar de Alcoa.

Fernández admite que la plantilla está «cansada» ante la duración del conflicto laboral, pero entiende que no puede permitirse tirar la toalla, pues abandonar supondría el cierre. «Alcoa está intentando jugar con nosotros. Juega con el tiempo de los juicios para apagar las cubas. Primero pidió unas condiciones para vender y después otras. Es una multinacional muy grande, que actualmente tiene muchos beneficios, con acciones que van bien, y no tiene prisa. Para mí es sencillo: si quisiera vender, esto hay quien lo compre», resume.

Fernández empezó a trabajar con veinte años, en 1989, en el complejo industrial al que una década antes llegó su padre. «En aquellos tiempos entramos mucha gente a la fábrica», recuerda. La fabricación de aluminio superaba entonces la crisis del Casón, por entonces el mayor desafío al que se enfrentaba el enclave productivo de San Cibrao.

«La fábrica dio vida a varias generaciones en mi familia, favoreció un proyecto, el de quedarme aquí», expone Fernández, que lamenta la situación de «otros trabajadores que tienen hipotecas, hijos en primaria... Empiezan su vida y se ven así», indica.

Luís Ramos, de Morás, trabaja en la fábrica de aluminio desde hace ocho años. Tiene 44. Asegura que el conflicto laboral pasa factura en casa. «Hai problemas para durmir e sempre algunha discusión, porque animicamente estás tocado», confiesa.

Ramos tiene un hijo de 14 años, «que pregunta que imos facer e onde imos ir se pecha a fábrica». A la pregunta del periodista, la misma que formula su descendiente, no sabe qué responder. «Non hai recursos nin alternativas por aquí», indica.

El trabajador xovense afirma que la plantilla se siente «abandonada» por Alcoa y las Administraciones. «Non houbo unha verdadeira implicación por darlle unha saída a isto», denuncia. Asegura no entender como la fundición está amenazada de cierre «40 anos despois da súa construción, á metade da súa vida».

Walter Lage es natural de Foz y tiene 45 años. Hizo el recorrido habitual de las auxiliares al complejo. Coincide con Ramos en que «as Administracións deixáronnos de lado, anunciaron unha intervención que nunca houbo». Utiliza una expresión para definir el aparente punto de no retorno del conflicto laboral: «isto é como a auga estancada». Por eso considera que «temos que volver á folga e forzar aos Gobernos a que interveñan. Alcoa quere desgastarnos e non vai vender se non se impoñen», sostiene.

El 20 de octubre, el Tribunal Supremo decidirá sobre el ERE que Alcoa quiere aplicar en la fundición y que el TSXG declaró nulo. Ante la posibilidad de que un posible cierre se decida por la vía judicial, al personal no le queda otra, indica Lage, que «seguir facendo ruído». «Estamos cansados pero fuertes. Ojalá que los jueces nos den la razón y la empresa se avenga a negociar», indica Fernández, «porque lo que tenemos claro es que el aluminio es un metal de futuro y queremos seguir fabricándolo», concluye.