SMI, hasta el infinito y más allá

David Gómez Rosa

A MARIÑA

20 sep 2021 . Actualizado a las 10:45 h.

El Salario Mínimo Interprofesional se incrementará, por acuerdo entre Gobierno y Sindicatos sin la Patronal, en 15 € mensuales aplicables desde la nómina del presente mes de septiembre. Su importe se sitúa así en 965 € que, con el prorrateo de pagas extraordinarias, asciende a 1.125,83 € mensuales. ¡Me parece poco! Me gustaría que el SMI en España fuera, por lo menos, como el de Luxemburgo, el mayor de la Unión Europea, de 2.201,93 €. Pero, como ocurre en cualquier ecosistema, no se puede alterar artificialmente tan sólo uno de sus elementos ya que, al estar todo relacionado y en equilibrio, se originan enormes desajustes. Recordemos que hace tan sólo 5 años el SMI estaba en 655 €. Hablamos de una subida del 47 % en un lustro. Si sólo modificamos este elemento de todo el panorama económico llegan los desajustes. ¿Qué desajustes produce este incremento? Como he dicho en alguna ocasión, por mi condición de Gestor Administrativo, conozco el día a día de centenares de empresas, lo que me permite tomar el pulso a la situación real que viven y a los efectos inmediatos que producen los cambios. Recordemos que en España el 95 % de las empresas son PYMES con menos de 10 trabajadores. Así que, cuando se habla de empresarios, no hablamos de las grandes fortunas del IBEX sino del panadero, albañil, carnicero, hostelero, ingeniero y demás oficios que ocupan a la enorme mayoría de los trabajadores. Aclarado esto, el primer desajuste que se produce es que en 5 años se han incrementado sus costes laborales de personal no cualificado (tanto salario como cotización a la Seguridad Social) en un porcentaje cercano al 50 % sin que se haya incrementada su productividad. Y esta es una de las claves. Los países con mayores niveles de SMI, a los que miramos para realizar incrementos de salario, casualmente, son los más productivos de la Unión Europea. En términos comparativos, alguno casi nos dobla en Valor Agregado por trabajador. Por eso, no podemos actuar sólo en una de las partes de la ecuación, el salario, sino que hay que contemplar la fórmula completa. Creo que la subida de salarios siempre debería ir acompañada de incrementos en la productividad. Por tanto, hacer políticas que incrementen el Valor Agregado por trabajador es tan necesario como aprobar incrementos de salarios con los agentes sociales. Para pagar más hay que producir más. Otro desajuste es el incremento del desempleo. Evidentemente, hay empresas que no pueden asumir tales incrementos salariales y tienen que disminuir el número de trabajadores en activo o directamente cerrar la empresa, por lo que un gran número de trabajadores pasarán a engrosar las listas del "paro" cambiando salarios por prestaciones y subsidios, que no generan riqueza, sino que la drenan. También observamos que, casualmente, los países con mayor SMI y mayor productividad tienen las menores tasas de desempleo de la Unión Europea. Y el efecto más devastador, a mi entender, y el mayor de los desajustes, es que con estos incrementos del SMI se desincentiva la meritocracia. No perdamos de vista que en la mayoría de las empresas se paga a los trabajadores en base a lo que marcan los convenios colectivos, que también hay que decir que son los mismos para las empresas del IBEX que para las PYMES. Y que dentro de estos convenios hay categorías profesionales que van incrementado su salario en función de la titulación y la actividad que desarrollen en la empresa. No cobra igual el limpiador que el peón, el oficinal o el jefe de taller. Pues bien, lo que se consigue incrementado el SMI es que las diferencias entre estas categorías se compriman de abajo a arriba, ya que lo único que se incrementa es el salario de las categorías más bajas manteniendo el de las superiores. Y esto, en mi opinión, es demoledor. Un jefe de taller con responsabilidades podía cobrar unos 1.500 € hace cinco años, un oficial estaría sobre 1.200 € y un peón 850 €. Esto suponía que un oficial cobraba un 40 % más que un peón. Pero ahora, como las categorías inferiores ven empujado al alza su salario porque no pueden estar por debajo del SMI, el peón pasa a cobrar 1.125 € y el oficial mantiene los 1.200 €. ¿Qué mensaje estamos enviando con este recorte de la diferenciación por mérito? Los incrementos deberían realizarse proporcionalmente para todas las categorías y no sólo sobre el SMI que finalmente a quién afecta es a los trabajadores menos cualificados desincentivando su interés por subir de categoría. Como los humanos, por naturaleza, somos felices en función de una comparativa, es decir, no miramos cómo estamos nosotros, sino cómo estamos en comparación con el de al lado, esta compresión de salarios y eliminación de diferencias lastra también la motivación de las categorías cualificadas, genera enormes fricciones en las empresas y acaba mermando la productividad, el crecimiento, la meritocracia y la asunción de responsabilidades.

David Gómez Rosa (VIVEIRO ASESORES)