No hay fiesta, entrenando ya a las 10.00; el sacrificio para llegar a unos Juegos

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

ANTONIO BEN

El billete a Tokio colma el sueño de Adrián Ben y una vida de absoluta dedicación

29 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando Adrián Ben cruzó la meta el domingo por la tarde en Getafe proclamándose campeón de España de 800 metros lisos y logrando el billete para los Juegos Olímpicos de Tokio, su cara desencajada y un grito de rabia y satisfacción representaron la enorme carga a sus espaldas de la que al fin se liberaba. Atrás quedaban meses muy duros; la pandemia; una lesión de fémur; la muerte del que había sido su entrenador, Mariano Castiñeira... y se alcanzaba un sueño, lo máximo para un atleta, competir en unas olimpiadas, a las que el joven mariñano llegará con 23 años. Una meta con un precio: una vida por y para el deporte desde los 14 años. Pero quienes mejor lo conocen, como su padre, Antonio, quien ha estado siempre a su lado, a las duras y las maduras, lo tiene claro: «Por suposto que compensa».

«Son moitos anos de traballo para conseguir chegar tan alto. Isto é o máximo. Non hai máis. Solo, volver a outra olimpíada. Adrián é consciente de que co traballo chegou a isto», apunta Antonio.

Ayer, sin tiempo para celebraciones, Adrián se calzó de nuevo las zapatillas y saltó a la pista en Madrid, a las 10.00 horas. Estuvo entrenando hasta pasada la una y media de la tarde: «Isto non acabou. So foi un paso máis», apuntaba Antonio Ben. La mente de Adrián está puesta ahora en la Diamond League, para seguir progresando.

¿Cuánto está poniendo de sí el joven atleta mariñano en su carrera? ¿Cuánto mérito tiene el participar en unas olimpiadas? Desde los 14 años ha vivido por y para el atletismo, renunciando a la vida ordinaria de jóvenes de su edad, sin excursiones, salidas de fiesta... Lo reconoce su padre, Antonio: «El é consciente de cal é o seu traballo e de que o seu corpo é o seu instrumento, a súa ferramenta. Iso ten pros e contras e obriga a vivir nun ambiente de dedicación absoluta durante as 24 horas do día. Como calquera rapaz da súa idade, ten os seus problemas, pero a súa non é una vida, digamos, normal. O que custa chegar e manterse a estes niveis sabémolo os que estamos preto del, os compañeiros e adestradores. A unhas olimpíadas solo van os elixidos. Cando saia a lista de Tokío vai haber xente que se sorprenda dos atletas de altísimo nivel que quedan fora. Como anécdota, o actual campión do mundo de 800 en Doha -donde Adrián quedó en sexta posición-, Donovan Bracier, americano, non vai ir».

La pregunta clave: ¿compensan los triunfos una vida de dedicación y sacrificio? Antonio Ben lo tiene claro: «Si, porque aínda que tes momentos de fraqueza, nos que che apetece deixalo todo, por exemplo cando non saen as marcas, cando acadas un obxectivo coma este, ser campión de España e ir ás olimpíadas, claro que compensa. É que é o máximo para un atleta, Adrián traballou para isto e o sabe. Claro que eu o vexo coa perspectiva de pai, de quen sempre está con el, dende fóra non sei o que se poderá opinar».

Adrián sigue con su progresión, superándose cada día, con todo milimetrado para llegar a Tokio en su momento óptimo: «Ata entón ten marxe de melloría. Agora o que toca é engraxar a maquinaria, coas competicións que quedan. Todo está programado para que chegue a Tokío no mellor estado de forma», concluye Antonio Ben.

De ejercitarse en las calles de Covas a unos Juegos Olímpicos pasando por Doha

Tras el grito de Adrián Ben al cruzar la meta había mucho más: «Foi un ano moi difícil, polo covid, a lesión, porque Mariano nos deixou... todo iso o levas dentro e o botas fóra, e co éxito sae moito mellor. A súa cara descomposta foi o reflexo de toda a tensión e a carga que tiña enriba. Botouna fóra como campión de España, que era outra das espiñas que tiña cravadas», manifiesta Antonio Ben, padre de Adrián.

Seguro que fueron unos instantes en los que se acumularon los recuerdos, desde sus entrenamientos por el paseo marítimo de Covas hasta el sexto puesto mundial logrado en 800 metros en Doha. Y fue el fruto de una planificación dirigida con gran acierto por Arturo Martín; del apoyo de sus padres, María José y Antonio; de los entrenadores que han estado con él desde el principio (como Luis Ramallal, Pedro Esmorís, Felipe Martínez o el malogrado Mariano Castiñeira); su actual club, el FC Barcelona, y del calor de una nutrida legión de seguidores que confían en que Adrián (el Concello de Viveiro emitió ayer una felicitación oficial por su nuevo triunfo).

Adrián no ha dejado de sorprender en los últimos meses. Tras casi un año en blanco por la pandemia y la lesión, reapareció en los escenarios del atletismo mostrando un nivel estelar, rebajando su plusmarca de 3.000 metros y adjudicándose el triunfo en la carrera de 1.500 metros de la Copa de España bajo techo por equipos masculino. Ahora campeón de España de 800. Y con todo un futuro por escribir.