A juicio una anticuaria por poner a la venta en Internet piezas de marfil de elefante

La Voz MONDOÑEDO / LA VOZ

A MARIÑA

ALBERTO LÓPEZ

La fiscalía pide para ella una pena de seis meses de prisión y que no pueda ejercer su profesión durante un año

28 jun 2021 . Actualizado a las 16:36 h.

En la sala de lo Penal de Lugo se depurará esta semana un caso derivado del juzgado de Mondoñedo en el que una restauradora, sin antecedentes penales y propietaria desde hace más de veinte años de un establecimiento dedicado al comercio de antigüedades, será juzgada por un presunto delito contra los recursos naturales, por intentar la venta en Internet de objetos de marfil. La fiscalía pide para ella una pena de seis meses de prisión y la inhabilitación para ejercer su profesión de anticuaria durante un período de un año.

Según el relato de la fiscalía, en julio de 2018 la acusada tenía a la venta en Internet, en los portales Milanuncios y Todocolección, un juego de tocador compuesto de seis piezas y cuatro figuritas con forma de cisne, todo ello de marfil de elefante.

El marfil de colmillo de elefante se corresponde con una parte de un espécimen recogido en el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) con estatus de Apéndice I del referido convenio, es decir, se trataría de un espécimen en peligro de extinción, un animal con el máximo grado de protección.

La aplicación en la Unión Europea, y por tanto en España, del Convenio CITES, establece que las actividades comerciales con marfil de elefante están prohibidas, salvo cuando se haya expedido un Certificado de Uso Comunitario, pero ninguna de las piezas que la acusada puso a la venta tenía el mencionado certificado ni documentación alguna que acreditara su procedencia.

En el escrito de acusación se indica que la acusada adquirió las piezas probablemente en los últimos diez años, aunque las puso a la venta en fechas inmediatamente anteriores a julio de 2018. Y añade que por su condición y experiencia profesional, debía tener conocimiento de las prohibiciones y limitaciones existentes para el comercio de artículos de marfil. Pese a ello, las puso a la venta.