«Saber que los responsables de las lesiones que tengo de por vida están sueltos no me es grato»

Lucía Rey
Lucía Rey CERVO / LA VOZ

A MARIÑA

Ángel Manuel Hernández, en imagen de archivo, durante su llegada al cuartel de Lonzas, en A Coruña, tras haber sido herido en Barcelona, en octubre del 2019
Ángel Manuel Hernández, en imagen de archivo, durante su llegada al cuartel de Lonzas, en A Coruña, tras haber sido herido en Barcelona, en octubre del 2019 ANGEL MANSO

Ángel Manuel Hernández Sánchez, policía nacional de San Cibrao recién jubilado a los 45 años, y uno de los dos agentes gallegos heridos en los disturbios de Barcelona en el 2019 habla sobre las secuelas que arrastra

30 may 2021 . Actualizado a las 12:59 h.

Los disturbios ocurridos en Barcelona en octubre del 2019 tras la sentencia condenatoria por el procés, a cuyos presos planea ahora indultar el Gobierno, han cambiado para siempre la vida de dos policías gallegos. Iván Álvarez Faginas, de Vigo, y Ángel Manuel Hernández Sánchez, natural de San Cibrao (Cervo), pertenecientes a la UIP (Unidad de Intervención Policial), no han podido recuperarse de las graves lesiones físicas y psicológicas que sufrieron. El primero fue jubilado hace meses por secuelas en la visión y las vértebras derivadas de un fuerte traumatismo craneoencefálico, mientras que el segundo entregó la placa, el carné y el arma el jueves en la comisaría de A Coruña, donde recibió un homenaje tan sincero como inesperado. «Había avisado a un compañero para tomar un café, pero no contaba con que estuvieran ni los compañeros de la UIP ni los de Seguridad Ciudadana. Se lo agradezco a todos», reconoce Ángel, de 45 años.

-Adoquines lanzados desde un edificio le provocaron una fractura abierta en el radio y le astillaron el hueso. ¿Qué secuelas arrastra?

-Perdí muchísima fuerza en la mano derecha y la movilidad del antebrazo, y al final no puedes desempeñar el trabajo. El tribunal médico decidió que tramitaba expediente de jubilación y me la comunicaron el miércoles. No quieres que llegue, pero también tienes que ser consciente de que tienes unas limitaciones y de que no vas a poder desempeñar tu trabajo al cien por cien. Y lo que no puedes hacer es perjudicar al resto porque la función policial requiere una forma psicofísica al cien por cien, así que tienes que asumirlo y decir: «Hasta aquí he llegado, no puedo, y hay que pensar en la siguiente fase».

-¿Cómo encara el futuro?

-Me instalé en Burela y de momento no lo sé, es incierto, no he pensado nada. Mi mayor afición era practicar deporte, pero no puedo. No puedo ir al gimnasio y la pandemia tampoco ha ayudado. Ahora mismo mi vida es estar en casa, dar un paseo o ir a comprar y a rehabilitación.

-¿Qué opina de la situación en Cataluña?

-Lo único que puedo decir es que saber que los responsables de las lesiones que tengo, y que son para toda la vida, estén sueltos, no me es grato. Nunca se detuvo a nadie. Entiendo que era difícil con el follón que hubo porque nadie esperaba incidentes tan violentos y esa noche fuimos heridos 280 policías (tres muy graves), pero no me hace sentir bien.