Una viveirense conquista las redes con los bolsos que cose con telas de Tailandia

Lucía Rey
lucía rey VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

Yasmina González, con varias de las piezas que ha diseñado y confeccionado artesanalmente
Yasmina González, con varias de las piezas que ha diseñado y confeccionado artesanalmente Pepa Losada

Yasmina González tiene marca propia y en verano creará vestidos y camisas

25 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En el 2018 Yasmina González Pena hizo un viaje al extranjero de dos semanas que, casi sin pretenderlo, le ha cambiado la vida. Ese año, esta viveirense de 29 años viajó a Tailandia acompañada por una prima y una amiga, y allí compró unas telas tradicionales que en los últimos meses ha utilizado para diseñar y confeccionar una serie de bolsos de edición limitada que han conquistado las redes sociales. «Me muero por las telas. Donde voy siempre tengo que comprar», cuenta la diseñadora, que volvió a Galicia cargada de telas típicas que usan las mujeres tailandesas para hacer faldas o vestidos. Una vez aquí, Yasmina esperó el momento adecuado para emplearlas. «Quería aprovecharlas bien», comenta la emprendedora, que incluso tiene registrada una marca propia con su nombre (Yasmina González) para sacar al mercado sus productos.

Aunque todos combinan la tela con el polipiel, cada bolso es único, exclusivo. «No hay dos iguales», comenta Yasmina, que también cose, entre otros complementos, bandanas, coleteros, mascarillas higiénicas o pajaritas. «Empecé haciendo pajaritas y no quería que fueran solo para hombres y eventos como bodas, comuniones... Pretendía que las llevasen también chicas para, por ejemplo, tomarse una caña. Como quien lleva un bolso o un cinturón. Por eso decidí registrar la marca, pero lo de las pajaritas aún no lo he conseguido», bromea Yasmina, que ha estudiado Peluquería, y Diseño y Moda, además de completar diversos cursos de estilismo, patronaje avanzado o personal shopper. Unos ámbitos en los que trabajó en A Coruña hasta que decidió dar el paso de regresar a su Viveiro natal y darse de alta como autónoma. «Primero me metió Loli, la modista de Covas, para los arreglos, y después poco a poco fui empezando con los bolsos, las bolsas de tela, tipo tote bag...», comenta.

En su mente no paran de bullir las ideas, y de cara al próximo verano tiene previsto lanzar una línea de vestidos y camisas. Para estas últimas, cuenta, aprovechará retales de las telas tailandesas a la hora de confeccionar partes como puños y cuellos.

Más por Instagram y Facebook

Por ahora, sus productos están a la venta en tres establecimientos comerciales de Viveiro: Pinturas Romeo, en Covas, que es propiedad de su padre; la mercería Tejiendo Sueños, ubicada en la Avenida de Ferrol, 25; y la empresa de serigrafía y diseño gráfico LAG, situada en Navia Castrillón, 10. Sin embargo, buena parte de las ventas son gestionadas a través de las redes sociales, donde en este momento hay bastante «movimiento» para este tipo de producciones artesanales. «Aunque también tengo página web, los bolsos los vendo más por Instagram (@yasminagonzalez_) y por Facebook (Yasmina González 2016) porque la gente normalmente quiere contactar contigo y te envía un mensaje privado», señala González, que está satisfecha con la progresión que experimenta su negocio de moda. «Para lo difícil que es emprender hoy en día, no me puedo quejar. Y la idea es ir a más», destaca.

«En la primera ola pasé tres días sin apenas dormir ni comer cosiendo mascarillas»

Hace cerca de un año que Yasmina González Pena trabajó prácticamente sin descanso en una tarea solidaria que fue especialmente valorada. En los primeros compases de la pandemia del coronavirus, cuando poco o nada se conocía del covid-19 y en las farmacias las mascarillas eran todavía un artículo que escaseaba puesto que solo eran demandadas en contadas ocasiones por colectivos muy específicos, esta viveirense arrimó el hombro noche y día para confeccionar las primeras mascarillas higiénicas que se repartieron gratuitamente entre la población en Viveiro. 

Con Loli Polo en Covas

Aquella iniciativa altruista, que fue muy aplaudida, fue impulsada por el taller de costura que dirige Loli Polo en Covas. «Cuando no había mascarillas me metí con Loli. Nos donaban material los de Alcoa. Cuando ese material se acabó, después regalé yo material del mío e hice unas trescientas mascarillas. Recuerdo que en la primera ola pasé tres días sin apenas dormir, sin ducharme y sin casi comer porque no sabía decir que no. Hacían tanta falta que si a la gente que te llamaba por la mañana para pedírtelas le decías que sí te daba rabia decirle que no a la gente que te llamaba por la tarde por lo mismo. Pero llegó un momento en que tuve que parar de regalarlas porque soy autónoma de esto, y la gente lo entendió muy bien, la verdad», manifestó.