El covid-19 trae «liftings» de pestañas y canas bonitas a peluquerías mariñanas

De que el coronavirus ha venido para quedarse una temporada son testigo a diario las peluquerías de A Mariña, que llevan meses acusando una bajada muy importante de la facturación derivada del descenso de clientes derivado de las restricciones a la movilidad, la ausencia de celebraciones... Sin embargo, la pandemia también está detrás de algunas nuevas tendencias, como la de hacer liftings de pestañas para ayudar a los ojos a expresar con la mirada lo que la sonrisa no puede transmitir en este momento por culpa de la mascarilla. O también del auge que están teniendo las canas, con más gente que opta por prescindir de los tintes. Son datos que confirman en peluquerías y salones de estilismo de la comarca, como Peluquería Eugenia, de Xove, o María Herbón Estilistas, de Viveiro, dos de los negocios que tratan de poner «al mal tiempo buena cara» para seguir remando hacia delante. En ambos casos, según relatan sus propietarias, Eugenia Fernández y María Herbón, sacaron a sus trabajadores del ERTE (expediente de regulación temporal de empleo) en cuanto pudieron. Ahora tratan de resistir. «Ao principio, cando acabou o confinamento, houbo moito traballo, pero logo baixou moito adaptándose á situación de aforos limitados», relata Herbón, que montó su centro de estilismo hace algo más de tres años. Tiene dos trabajadoras. «Agora está unha con cada cliente, non podemos ter a unha terceira persoa esperando», dice.

María Herbón, de María Herbón Estilistas (Viveiro): «Coa mascarilla o que se ve son os ollos, e cóidanse as pestanas»

A primeira semana de decembro, coincidindo coa ponte da Constitución, María Herbón Estilistas, de Viveiro, recibiu un bo número de clientes. E aínda que esta semana está «sendo máis baixa», de cara ao Nadal esperan que a situación mellore porque empezan a ter reservas. «Para Noiteboa temos moita xente anotada. Si hai traballo, pero non como outros anos. Nótase un montón a diferenza porque a estas alturas o ano pasado, por exemplo, habería un montón de traballo polas ceas de empresa», comenta a súa propietaria, María Herbón. Na súa opinión, si nota que hai clientes con ganas de acicalarse para Noiteboa e Fin de Ano aínda que non se poda saír da casa. Nese sentido, comenta que desde que comezou a pandemia do covid-19 disparáronse as peticións de liftings de pestanas. «Coa mascarilla o que se ve son os ollos, e agora cóidanse máis as pestanas», explica a profesional, que precisa que o tratamento, que custa 28 euros, aumenta o tamaño das pestanas cun tinte que crea un efecto parecido ao do rímmel. A sensación dura entre un mes e mes e medio. No extremo oposto sitúanse neste momento as limpezas de cutis. «Nótase que a xente é reacia a vir porque hai que estar sen mascarilla e pénsao máis. Tamén pode influír que coa mascarilla parte da cara vaia tapada», comenta.

«Ahora hay más gente que se deja el pelo blanco, pero es bueno cuidarlo con productos específicos»

Explica Eugenia Fernández Cano, propietaria de la Peluquería Eugenia, de Xove, que antes del coronavirus ya existía una tendencia por la que alguna gente, tanto hombres como mujeres, optaban por dejar el pelo blanco prescindiendo de los tintes. La pandemia ha acusado de alguna manera ese fenómeno, pero la experta destaca que las canas no son incompatibles con el cuidado del cabello. Más bien al contrario. «Es cierto que con el coronavirus hay muchísimas gente que tiene miedo a salir de casa. Y la gente mayor muchísimo más, así que alguna se deja el pelo blanco para no depender tanto de la peluquería. Pero eso no quiere decir que haya que dejarlo así sin más, sino que es bueno cuidarlo porque hay productos específicos para ese tipo de cabello», sostiene la empresaria, que tiene a sus tres empleados fuera del ERTE. «Los recuperé todos juntos al principio y están trabajando todos salvo una empleada que está de baja por otras causas», indica. Con todo, Peluquería Eugenia también sufre de lleno la crisis por la pandemia. «No hay fiestas ni celebraciones, nada de nada», comenta. A ese «espaciamiento» de las visitas se suma la crisis de Alcoa. «En Xove lo notamos muchísimo porque aquí vivimos casi de Alcoa, y al no darnos [Alcoa] ni un sí ni un no, la gente tiene miedo a quedarse sin trabajo, y en vez de venir una vez al mes a la peluquería, a lo mejor viene cada dos meses», concluye.

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