Cinco mariñanos premiados en la exposición universal de Filadelfia

Archivo Martín Fernández

A MARIÑA

Dionisio Gamallo Fierros
Dionisio Gamallo Fierros ARCHIVO MARTÍN FERNÁNDEZ

En 1876, fue la primera feria mundial que se celebró en Estados Unidos

01 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A Mariña, «onde todo está por vir e nunca chega», lleva tiempo luchando -ayer igual que hoy- por el más feroz de todos los poderes, la vida, inventando soluciones, buscando el aire que respira. En 1876, hace 150 años, ya cinco emprendedores mariñanos fueron premiados en la Exposición Universal de Filadelfia, la primera feria mundial que se celebró en los Estados Unidos para conmemorar el centenario de su independencia. Los galardonados fueron el pintor Dionisio Fierros, de «Rivadeo»; los mármoles de As Sasdónigas (Mondoñedo); Eliseo Martínez Pillado, de Foz; y los viveirenses Francisco Ramón López y Vicente Riego.

El recinto ferial de Filadelfia contaba con 200 edificios construidos en una superficie de 115 hectáreas y su inmueble principal fue, en su día, el más grande del mundo. En la muestra, celebrada del 10 de mayo al 10 de noviembre de 1876, participaron 35 países con expositores y productos agrupados en siete apartados: minería y metalurgia, manufacturas, educación y ciencia, bellas artes, maquinaria, agricultura y horticultura. La feria fue visitada por 10 millones de personas y costó 5,9 millones de dólares.

En Bellas Artes, un jurado de especialistas internacionales premió las pinturas de los españoles Gisbert, Enrique Mélida, Eduardo Cano, Manuel Castellano y Dioniso Fierros. De este último, el informe emitido decía que su pintura al óleo ?el cuadro La Fuente- gozaba de «la perfección artística en género», resaltando con ello su alta calidad en cuadros de temática costumbrista.

Casado en Ribadeo

La catedrática ribadense Celia Castro ?autora de Pintura y Fotografía en el siglo XX. Una aproximación al arte de Dionisio Fierros, una obra imprescindible para el conocimiento del pintor- señala que nació en Ballota (Cudillero) en 1827, hijo de campesinos acomodados. A los 14 años, marchó a Madrid donde estudió con Madrazo, director del Museo del Prado y de la Academia de San Fernando, y fue copista en el propio Prado. En 1872 se instaló en Santiago y se casó en Ribadeo con Antonia Carreira, una veinteañera hija del dueño de la posada en la que se alojaba en sus frecuentes viajes a Asturias, con la que tuvo tres hijos. El pintor viajó mucho por Europa y murió en Madrid, de repente, a los 67 años.

Fierros fue uno de los grandes pintores españoles del siglo XIX. Su especialidad fueron los retratos, los paisajes y la historia. Pero fue con sus cuadros costumbristas con los que alcanzó la gloria. Ganó medallas de oro y menciones de honra en certámenes y concursos de prestigio mundial. Participó en la Exposición Internacional de Bayona y en las universales de Londres, París y Filadelfia. En esta última obtuvo la primera medalla. Su obra está dispersa en colecciones privadas, museos como el del Prado, Jovellanos y Bellas Artes de Asturias y colecciones de Cajastur y Afundación.

Mármoles de Mondoñedo y judías del filántropo de Foz

La concesión de marcas de productos españoles se regulaba por un RD de 20 de noviembre de 1850. El productor pedía al Gobernador un certificado equivalente a la marca comercial actual y con él acudía, a través del gobierno, a exposiciones internacionales -entonces escaparates de la industria y el progreso- para prestigiar su artículo de cara a su promoción y venta. Así lo hizo

Eliseo Martínez Pillado, al que el Gobierno y la Exposición de Filadelfia presentan como «ganadero». Envió judías moradas que fueron premiadas por ser «grandes, de piel muy limpia, gran sabor, sin picaduras ni insectos».

Eliseo Martínez y su esposa, Pilar Otero, fueron los grandes filántropos de Foz aunque tachados de déspotas y egoístas. Él murió en 1924 y legó más de 20 millones de pesetas para construir un colegio de 1ª y 2ª enseñanza y un asilo de ancianos. Fueron nombrados Hijos Predilectos en 1934 aunque diez años antes el maestro nacional Manuel M. Pérez pedía, en nombre de gentes y colectivos, que «Foz agradezca el desinterés de tan sublime benefactor y en mármoles y bronces haga imperecedera su memoria para que futuras generaciones tengan un ejemplo al que imitar»…

La colección de «mármoles pulimentados» de Mondoñedo fue presentada por el Instituto de 2ª Enseñanza y galardonada por su «variedad y gran calidad». El centro era uno de los cuatro que impartía ese tipo de enseñanza desde 1858 en Galicia junto a los de Santiago, Ourense, Lugo y Pontevedra y a dos colegios privados de A Coruña y Ribadeo. Debía tener relación con la Iglesia pues en 1876 las canteras de Sasdónigas fueron embargadas por el Concello, a causa de la guerra carlista, a sus propietarios Francisco y Gaspar Armesto y Pedro de Arciniega, hermano del Obispo de Mondoñedo, según el cronista mindoniense Andrés G. Doural.

Años después, las minas pasaron, con el nombre de La Competidora Universal, a manos de Jose Mª Rego González, afín a Primo de Rivera, edil y diputado provincial, delegado de Seguros y agente bancario en la ciudad junto a Pascual Cigarrán y Pedro Salaverri.

Vicente Riego y Ramón López, galardonados por sardinas prensadas y pescado en conserva

A la Exposición Universal de Filadelfia de 1867 concurrieron también dos firmas de Viveiro según consta en el expediente de la relación de premiados: la de Vicente Riego -una empresa de la que este cronista carece de datos- con una colección de sardinas prensadas y en caldo, y la de Francisco Ramón López Carballés, nacido en Celeiro en 1822 e hijo de Francisco López y Vicenta Carballés que también tuvieron otros dos hijos, Bonifacio y Benigno.

Francisco Ramón -como estudiaron Fernando Salgado y Carlos Nuevo- comenzó siendo marino mercante en su juventud y ganó sus primeros capitales transportando mercancías y pasajeros a Cuba en un barco de su propiedad llamado Paco. Luego se introdujo en la industria de la pesca y salazón, tuvo varias sucursales y diversos barcos y fue comerciante-banquero en Viveiro y alcalde, diputado provincial y jefe de los liberales en el distrito.

En 1877, diez años después de ser premiado en Filadelfia por su pescado en conserva, el acaudalado empresario viveirense adquirió la famosa Casa dos Leóns -un pazo del XVII que hoy sólo mantiene en pie la fachada principal que da a la calle Pastor Díaz- y levantó la fachada trasera -que daba a la Ría- con una gran galería corrida y cuatro puertas, hoy desaparecidas. A su muerte, su enorme poder político y económico pasó a manos de su hijo, Benigno López Muñoz, que, en 1928, se suicidó al irle mal los negocios heredados.

La presencia y los premios obtenidos por Riego y López Carballés en Filadelfia demuestran la importancia y la gran dependencia que la ciudad de Vivero tuvo con el mar y, particularmente, con la industria pesquera, de salazón y exportadora.