Con el calor del verano ya en el olvido, nos estamos adentrando en la travesía del desierto de la economía de este país que durará meses, si no, años. Podemos decir que, a día de hoy, nuestro PIB ya lleva acumulada una caída equivalente a los 140.000 millones de euros que nos tocan del fondo de recuperación europeo. Cabe recordar que 72.700 millones son para ayudas directas y el resto en créditos que, obviamente, habrá que devolver, no sin antes hacer importantes ajustes que nos apretarán el cinturón justo cuando menos “chicha” nos queda. Ante este escenario, entra en vigor el Real Decreto Ley 30/2020 por el que se establecen los requisitos para la ampliación de los ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) y los CATA (Cese de Actividad de Trabajadores Autónomos). No vamos a entrar en que la orden reguladora se publica en el BOE justo el día anterior a su entrada en vigor, ni tampoco que el sistema técnico y logístico de la administración no está preparado para la tramitación de solicitudes, teniendo que improvisar, sobre la marcha, soluciones para la comunicación y aplicación de las distintas prestaciones, sino que vamos a entrar en el fondo de lo que suponen estas ayudas. Lo más descriptivo es que son un espejismo en medio del desierto. Un brindis al sol para que parezca que se ponen a disposición de empresas y autónomos una batería de ayudas que van a rescatarles de su situación pero que, por los requisitos necesarios para obtenerlas, tan solo un ridículo porcentaje del tejido empresarial de nuestro país tendrá derecho a ellas. Para empezar, los ERTES se prorrogan, sí, pero sin bonificación de las cuotas por parte de la empresa. El contador a cero del paro (prestación por desempleo) de los trabajadores, también, pero solo para ERTES nuevos por impedimento, limitación o actividad. A los trabajadores de ERTES prorrogados ya les está corriendo el paro y lo que cobren del SEPE durante todo el tiempo de duración del ERTE, hasta 31 de enero por el momento, se les descontará y se tendrá en cuenta para lo que les quede a percibir una vez termine su relación con la empresa. Y los maltratados autónomos se llevan la palma, hasta cinco tipos diferentes de CATA se aprueban para ellos aunque, a la hora de la verdad, habría que estar en quiebra técnica para poder optar alguna de estas ayudas. Tienen que cumplir una serie de requisitos que van desde el 50% hasta el 75% de perdida de facturación que, además, hacen referencia a distintos trimestres en función del tipo de CATA. Es evidente que hay que tomar algún punto como referencia y parece lógico que, si en el primer trimestre no había crisis y en el cuarto sí, se opte por elegir estos dos trimestres como muestra, pero un Ministerio de Economía debería saber que al comparar distintos trimestres y condicionar la ayuda a un porcentaje de reducción en ventas van a darse tremendas injusticias. Una empresa que se dedique, por ejemplo, a la venta de turrones, por mucha crisis que haya en el cuarto trimestre es imposible que baje del 50% de facturación en comparación con el primero, porque es en el cuarto trimestre es cuando más factura. Al margen de matices y de entrar en pormenores, me da la impresión de que el Gobierno está dedicando más tiempo a terminar con la Corona, renovar a “sus” jueces del Consejo General del Poder Judicial y atacar a una oposición en horas bajas que a llevar el timón de la economía del país que, al final, es lo que mueve todo lo demás. Y por su parte, la oposición u oposiciones, están dedicados a defenderse de los ataques por pasados desmanes y conductas poco éticas, que aún les salpican, y por enzarzarse en estériles debates a cuenta de la situación sanitaria de uno u otro territorio, cuando la mirada de todos ellos debería ser más alta y afrontar juntos dilemas como la digitalización de la economía, el cambio de nuestro sistema productivo, el incremento de la inversión en I+D+i, apostar por energías renovables y, en definitiva, buscar la senda de la recuperación económica y la mejora como sociedad. ¿Habéis escuchado algo de esto? Me parece increíble que esta difícil situación no sea suficiente para enterrar el hacha de guerra y olvidarse de una vez del bucle interminable de nuestra historia cainita de rojos contra azules, izquierda contra derecha o blancos contra azulgranas. Vais a disculparme por repetir el título de un artículo que escribí hace unas semanas, pero sigo viendo leones gobernados por corderos. Mucho ánimo a todos, y en especial a los empresarios, para sobrellevar los duros tiempos venideros.
David Gómez Rosa (VIVEIRO ASESORES)