Multitudinaria marcha encabezada por un camión fúnebre clama por el futuro del aluminio en A Mariña

M. CUADRADO / P. LOSADA XOVE / LA VOZ

A MARIÑA

Su futuro laboral y el de una comarca entera se decidirá en cuestión de horas

27 sep 2020 . Actualizado a las 21:11 h.

No tirarán la toalla y presionarán hasta el final. Su futuro laboral y el de una comarca entera se decidirá en cuestión de horas. De ahí que familias enteras de trabajadores de Alcoa San Cibrao y de empresas auxiliares, comerciantes, alcaldes y otros representantes políticos de diferentes partidos, así como vecinos a título particular se hayan sumado a la marcha que sobre las 11.20 horas de este domingo comenzó por las calles de Xove.

Partió de la estación de tren, de donde sale el aluminio para la planta de Amorebieta, y discurrió hasta la Praza do Concello de Xove, de donde a las diez salieron los miembros del comité de empresa que participaron en un encierro de veinticuatro horas con el que se instó a las Administraciones a implicarse más en la mediación de la venta de la planta, para garantizar así su futuro.

Tanto el grupo encerrado en la casa consistorial de Xove como el del Concello de Viveiro salieron entre aplausos de sus compañeros y familiares, con el sonido ambiente de los cascos de trabajo golpeando el suelo. 

La manifestación de Xove la abrió un camión que portaba coronas de flores de una comitiva fúnebre. En la banda de cada una se podía leer el nombre de cada ayuntamiento de la comarca (también se sumó el vecino de Muras). El vehículo transportaba reproducciones de tochos de aluminio, a imagen y semejanza de los que salen de la factoría mariñana. Llevaba carteles en los que se podía leer: «Sen industria non hai futuro».

Ya en el centro del casco urbano de Xove, trabajadores de Alcoa San Cibrao y de auxiliares, apoyados por el resto de los manifestantes, golpearon con sus cascos el suelo. «Enerxía solución» o «Madrid escoita, A Mariña está en loita», fueron algunas de las consignas que se escucharon en el trayecto. A la llegada de la manifestación a la Praza do Concello de Xove, las coronas fueron depositadas en el frente del consistorio. El periodista Orestes Currás tomó la palabra ante el público para defender la lucha obrera por el mantenimiento del empleo.

Se acaba el tiempo

Hoy a medianoche acaba el plazo establecido para cerrar la venta de la fábrica de aluminio de Alcoa en A Mariña al grupo británico Liberty House. Salvo milagro de última hora, la negociación entre ambas empresas parece abocada al fracaso, ante el temor de los trabajadores de la planta de San Cibrao, que ven peligrar sus puestos de trabajo. Unos 500 empleos en la fábrica matriz y otros 300-400 en las empresas auxiliares.

Alcoa parece dar ya por hecho que no habrá acuerdo, y ha citado para este lunes a los representantes sindicales en el Pazo de Cea, en Nigrán (Pontevedra) a las doce del mediodía, con idea de empezar a negociar el plan social y un ERTE o un ERE. Desde la multinacional recuerdan que «es lo que se acordó el 13 de agosto en Lugo con la comisión que representaba a los trabajadores». En principio, Alcoa había citado a los sindicatos en Madrid, pero ante la situación sanitaria que se vive en la capital, ha optado por celebrarla en Galicia, en un antiguo pazo residencial en el sur de Galicia, un establecimiento hostelero en el que se celebran bodas y eventos.

Comité y trabajadores insisten en que pelearán hasta el final por que se mantenga la producción de aluminio primario en el complejo industrial de A Mariña y por conservar los empleos. Demandan al Gobierno que intervenga la planta, aunque sea de manera temporal.

En esta demanda coinciden con el secretario general del PSdG-PSOE, Gonzalo Caballero, que este sábado se inclinaba por que el Estado utilice todas las vías legales, en caso de que fracase la venta. «Para que a entrada dun inversor sexa unha realidade», declaraba Caballero.

La intención de Alcoa es la de cerrar la planta de aluminio y aplicar un ERE o un ERTE para unos 500 trabajadores de la fábrica. Mantendrá la refinería de alúmina. Alegan pérdidas de más de un millón de euros cada semana y reprochan al Gobierno que no haya un marco estable para la energía.