A seis días tan decisivos como inciertos para la venta de Alcoa

m. a. sande VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

XAIME RAMALLAL

Gobierno y Xunta se unen para mediar y el comité presionará con movilizaciones

21 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Quedan seis días, tan decisivos como inciertos, para que acabe el plazo marcado de negociación para la venta de la planta de aluminio de Alcoa en A Mariña: el 27 de este mes.

Esta semana se presume intensa. Alcoa y Liberty House dividieron la negociación en tres fases para ir concretando acuerdos. A día de hoy no han logrado siquiera aprobar unas condiciones generales que es lo que se convenía en una primera fase.

Y más de mil familias de trabajadores de Alcoa y de las empresas auxiliares están pendientes de este final.

El pasado viernes fue la reunión de la Mesa Multilateral entre Gobierno, Xunta, ambas empresas y sindicatos. Gobierno y Xunta se han unido para mediar en la negociación y facilitar en lo posible un acuerdo de compra-venta, que es lo que desean los trabajadores: que se siga produciendo aluminio primario en A Mariña y que se mantenga en su totalidad el empleo.

En esa reunión del viernes GFG Alliance, línea de aluminio de Liberty House, presentó una contrapropuesta a Alcoa, que aún no se ha pronunciado. Hasta ese día desde Alcoa mantenían que las posturas entre las empresas «eran distantes, estaban muy alejadas», entre lo que Alcoa deseaba y lo que Liberty ofrecía.

Alcoa ofrece suministro de alúmina por contrato a Liberty durante 5 años y el grupo británico lo quiere por 20 años y un fondo de abastecimiento en almacén concreto. Los fondos de mantenimiento de la plante y la contraprestación por pérdidas en la planta de aluminio son algunos puntos que separan a día de hoy ambas propuestas. ¿Serán capaces Gobierno y Xunta de ejercer influencia y guiar el proceso de venta? Habrá que ver.

El comité de empresa de Alcoa San Cibrao agradecía esta colaboración del Gobierno y de la Xunta y se mostraban confiados y optimistas: «Si están de nuestro lado, las cosas no irán mal». Mientras, los trabajadores intensificarán las acciones protesta y las movilizaciones; es el único modo que tienen de presionar, de forzar la venta y evitar el cierre de la planta de aluminio.

Alcoa, si fracasara la venta, apagaría las cubas en electrolisis y aplicaría un ERE o un ERTE para más de 500 empleados de la planta, con consecuencias para trabajadores también de las auxiliares. Pero el final está abierto: cabe esa posibilidad, la del fracaso de la negociación; cabe una prórroga para continuar el proceso de venta y el diálogo si de verdad existe voluntad de venta y de compra. Cabe la intervención final del Gobierno, de modo temporal o nacionalizando la empresa, como propone el BNG.

Mayor presión sobre Alcoa de las Administraciones para que venda a Liberty House

El hecho de que el Gobierno, a través del Ministerio de Industria, y la Xunta, por medio de la Consellería de Economía, se hayan ofrecido a mediar en la negociación para facilitar la operación, significa una mayor presión sobre Alcoa en este momento.

En teoría. El pasado viernes, al término de la reunión de la Mesa Multilateral, desde Alcoa precisaban a los medios que «esta negociación es entre dos empresas privadas». Eso sí, luego agradecían la disposición del Gobierno y de la Xunta e indicaban que «escucharán sus propuestas, como siempre, y que continuarán así». Siempre con buenas palabras.

«Las propuestas de GFG Alliance no son razonables y ponen en riesgo el proceso de venta», decía el comunicado de Alcoa, que prácticamente repite estas mismas frases cada vez, al menos hasta el momento.

Al comité, que Gobierno y Xunta se unan y estén de su lado, del lado de los trabajadores, le da fuerza y confianza.