Despedida sencilla para tres premios extraordinarios de bachillerato

andrés vázquez / s. c. VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

En el IES María Sarmiento, de Viveiro, sin acceso público por la situación sanitaria

25 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

No todos los días un instituto tiene el orgullo de despedir a tres de sus mejores alumnos. Lo hace «con pena», en palabras de su directora, Elena Pérez, «pero con la seguridad de que les espera un futuro brillante». Con un sencillo e informal homenaje, el IES María Sarmiento de Viveiro quiso reconocer a sus alumnos el esfuerzo de este insólito curso.

Entre los homenajeados se encuentran Tania Aguiar, Manuel Fernández y Elena Ríos, tres alumnos (o más bien, ya exalumnos) que han logrado unas notas fuera de serie: un 13,38 para Tania, un 13,22 para Manuel y un 13,29 para Elena en selectividad. Pero no estaban allí solo por eso, pues la Universidade de Santiago les ha reconocido su esfuerzo al tener tres de los mejores expedientes del bachillerato en Galicia. Así, Tania recibió estos honores por haber alcanzado el 9,58 en el cómputo de sus notas de bachiller y de la fase general del selectivo, Manuel un 9,26 y Elena un 9,44. Es por ello que su instituto les mostró su admiración.

Elena Pérez, la directora, pronunció un pequeño discurso, que casi fue más una conversación entre amigos, en el que puso de manifiesto el gran orgullo que ella y todos los docentes del María Sarmiento sentían de su alumnado, «portador del nombre del instituto a la excelencia». Comentó que incluso se había puesto en contacto con ella Mariña Gueimunde, delegada provincial de Educación en Lugo, para trasladarle su felicitación a los estudiantes.

Se obsequió al alumnado con una placa, «para que os acordéis siempre de vuestro María Sarmiento», como dijo la directora, y también se les dio un ramo de flores. Por desgracia, y siguiendo siempre las recomendaciones sanitarias, no pudo ser un acto de acceso público para familias y amigos. Aún así, pudieron asistir un par de familiares, que arroparon a unos estudiantes que se mostraron un poco cohibidos. Para arroparlos estaban precisamente esos familiares, junto a algunas profesoras, como la propia directora o Susana Quintela, la vicedirectora.

Sus docentes, tras seis años a su lado, sienten orgullo de «esta generación tan especial»

«Son la primera generación sin graduación ni final de curso, algo que les da todavía más valor», explica Susana Quintela, la vicedirectora. Junto a Elena Pérez, la directora del centro, rememoran a estos alumnos, que hoy ya vuelan hacia su futuro, «con grandes recuerdos, desde siempre fueron muy buenos». Se podría decir que los vieron crecer, desde que llegaron al instituto con 12 años en primero de ESO hasta hoy, que se van con 18 a buscar suerte, los tres, en la Universidade de Santiago.

«Son muchos años a su lado, muchas experiencias vividas en clase, en las excursiones...», recuerda Pérez, que les dio clase de Francés. Quintela, que les enseñó Lengua y Literatura Castellanas, se sorprende del paso del tiempo, al encontrarse casi cada día «a alumnos trabajando aquí y allá, incluso llevando el carrito de un bebé». Comenta Pérez, en este sentido, que es muy gratificante ver que las cosas les van bien y que se acuerdan de su paso por el instituto. «Mira que llevo años sin poner un parte, una falta de orden ­-cuenta la directora-, pero no hace mucho llevé a mi hijo a un campamento, me atendió un exalumno mío al que se lo había puesto el primer día del curso y no solo no me reprochó nada, ¡sino que me mimó al niño!».

La directora, con una sonrisa, comenta que «lo importante es que en el María Sarmiento se forma una gran familia, pues aunque pasen los años, todos lo seguimos viendo como nuestra segunda casa». Los cambios han sido grandes en la antigua Maestría, como todavía hoy muchos conocen al instituto, pero el ambiente de cordialidad y camaradería siguen perviviendo junto al de estudio y aprendizaje. Este redactor, antiguo y orgulloso alumno de las aulas del María Sarmiento, puede dar fe de ello.

Con el futuro claro, los tres toman camino hacia Santiago

Tanto Tania, como Manuel, como Elena tienen las puertas de lo que deseen abiertas. Sus notas dan para ello, pues superan la media con creces. Esta libertad que les aporta su excelente expediente les permite elegir su carrera en función a su vocación, que tienen muy marcada.

Tania Aguiar, más allá de la nota, que solo es un número, quiere estudiar uno de los grados más valorados en la universidad compostelana, el de Derecho. «Todavía falta mucho y las cosas pueden cambiar, pero me gusta mucho la judicatura», comenta la alumna, a lo que su directora, Elena Pérez, responde bromeando: «con Tania nos vamos a tener que llevar todavía mejor que hasta ahora, entonces».

Por su parte, Manuel Fernández, que también tomará el camino de Santiago, quiere hacer Filología Inglesa, «aunque también me gustan mucho las lenguas clásicas, pero me da un poco de miedo no tener salidas». Elena Ríos, que decidió su futuro este mismo año, tomó la decisión de matricularse en el doble grado de Biología y Química.

Las jóvenes, así como Manuel, esperan seguir manteniendo su buen nivel ya en la facultad. Pese a todo, tienen formas de trabajo distintas, que se pusieron a prueba durante el final de este atípico curso. Elena, la más constante, siguió trabajando día a día para lograr su meta. Tania y Manuel, sin embargo, son más «de darlo todo el día anterior», con eso les basta, veremos en Santiago. Reconoce Manuel, eso si, que «con Galego siempre me tengo que poner antes, que aunque me guste, es bastante exigente». Un final feliz para estos tres estudiantes, que continuarán la andadura hacia su futuro en la universidad.