Dueños de pubs: «Xa estabamos pechados, non somos culpables de que se infecte xente»

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso RIBADEO / LA VOZ

A MARIÑA

MIGUEL

La suspensión del ocio nocturno obliga a posponer reaperturas

02 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Que non nos prohiban abrir. Como imos pagar todo o que temos que pagar se non traballamos un pouco no verán?». La frase, el lamento, es de un hostelero de A Mariña, propietario de uno de los pubs que obligatoriamente deberán seguir cerrados al menos una semana más. Prefiere no dar su nombre, tras ver aguada su expectativa de abrir este fin de semana tras la decisión de la Xunta de que continúen suspendidas en A Mariña (al contrario que en el resto de Galicia, desde el 1 de julio) las fiestas populares, verbenas y el ocio nocturno en discotecas, pubs y cafés-teatros, como medida para evitar la propagación del covid-19 mientras tratan de acotarse los brotes de Xove y Burela, ya con 35 infectados. La decisión se revisará cada semana, pero este hostelero cuestiona la medida: «Nós xa estabamos pechados, non somos culpables de que se infecte xente. Que nos poñan as medidas que sexan, pero que nos deixen abrir».

Hay pubs, los que disponen de terraza, que ya llevan tiempo abiertos, pero en este único espacio que la legislación actual les permiten explotar. No trabajan, pues, como pubs al uso.

El Ribanzo, uno de los clásicos de Ribadeo, tenía previsto abrir pero se ha visto obligado a cambiar de planes por la suspensión decretada por la Xunta. A la espera de ver cómo evoluciona la situación, están explorando la viabilidad de abrir su terraza interior.

En otro clásico de Ribadeo y A Mariña, la única sala de fiestas de la comarca, el Rosa Lar, tampoco lo tienen claro. En su caso, el fuerte es la gran pista de baile y ya no tenían contemplado abrir este fin de semana, estando a la espera de que mejore el panorama y se flexibilice la normativa. A estas alturas, no tienen fecha prevista de apertura. Tampoco la hay para abrir como pub el BB Lounge Bar Viveiro.

Porque los propietarios de pubs y discotecas no tienen ni mucho menos claro qué hacer. Acuciados por la lógica necesidad de ingresar para sostener sus negocios, la normativa en vigor complica mucho su actividad futura. No es solo por el hecho de que todos los clientes de espacios de ocio nocturno tienen la obligación de usar mascarillas, siendo además los hosteleros los responsables de que se cumpla esta norma, sino porque deberán pedir los datos personales y número de teléfono de cada cliente, que a su vez puede negarse a facilitar esta información apelando a la Ley Orgánica de Protección de Datos.

Lo que está claro es que la noche, tal y como se venía entendiendo, va a experimentar una radical transformación. De momento, todo son dudas: «Non imos estar poñendo música e a xente sen bailar. Nunha discoteca non ten sentido».