A Mariña vela armas ante el «brexit» por el «risco» para su flota de Gran Sol

s. serantes BURELA / LA VOZ

A MARIÑA

Boyas que marcan los aparejos de los pincheiros caracterizan a la flota mariñana de Gran Sol, como esta amarrada en Celeiro, en una imagen de archivo
Boyas que marcan los aparejos de los pincheiros caracterizan a la flota mariñana de Gran Sol, como esta amarrada en Celeiro, en una imagen de archivo PEPA LOSADA

Quintana advierte que también repercutirá en lonjas, compradores, transportes...

27 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Distancias abismales y posiciones enrocadas bloquean y enrarecen las negociaciones entre la Unión Europea (UE) y el Reino Unido (RU) ante el divorcio programado para fin de año. Del brexit se habló en estos dos últimos en las Xornadas Técnicas Expomar y en el Encontro Empresarial de Organizacións Pesqueiras Expomar. Celebrados telemáticamente a causa de la pandemia, ratificaron el peso mariñano en los caladeros de Gran Sol. A días del reinicio de los contactos, A Mariña vela armas porque si finalmente no hay acuerdo «pode supoñer un importante risco para os portos de Lugo, pois concentran arredor da metade da frota española e dos dereitos de pesca» en esas aguas.

Lo advirtió Rosa Quintana, conselleira de Mar, en la clausura de las Xornadas Técnicas. Una ruptura sin pacto es «outro dos principais retos de futuro para a frota da Mariña lucense». Y no solo para los pesqueros, sino también, con similar impacto, para las lonjas, los comercializadores, los transportistas...

Todo porque el Gobierno de Boris Johnson pretende limitar el acceso de barcos de la UE a sus aguas, quiere negociar anualmente permisos y posibilidades de capturas y gestionar de modo independiente sus caladeros. Idéntica firmeza muestra la legación comunitaria, que encabeza Michael Barnier. Cumpliendo el mandato de la UE, no cede en exigir un acceso recíproco a las aguas y a los mercados, la gobernanza conjunta de las pesquerías y la negociación de cuotas a más largo plazo.

Cuando la pesca es más esencial que nunca en la UE, Barnier ha ratificado en diversas ocasiones el mandato de los Estados miembro: «Han sido muy claros, sin igualdad de condiciones y sin acuerdo sobre pesca, no habrá acuerdo de asociación económica y comercial» con el RU.

Decenas de barcos

Veinticuatro organizaciones pesqueras gallegas, del resto del Cantábrico y españolas constataron, por videoconferencia, durante el Encontro Expomar de este viernes, que a día de hoy solo parece claro que el RU quiere consumar su divorcio de la UE el 31 de diciembre. «Pero aún no se conocen las repercusiones para las flotas que tienen actividad en aguas británicas como para el resto», advierten. Preocupados por «conseguir un equilibrio -en materia pesquera- con el acceso a los mercados para los productos británicos», recalcan su apoyo a la EUFA (siglas, en inglés, de la Alianza Europea de Pescadores) y a la Declaración de Santiago, suscrita días atrás por la Xunta «en defensa das comunidades europeas de pesca despois do brexit».

Contando solo a los buques de pabellón nacional, el impacto de un brexit duro en España sería menor que en otros países de la UE, pero no por ello menos relevante. Son mariñanos alrededor de 44 de los 88 barcos de bandera española con licencia para los caladeros conocidos genéricamente como Gran Sol. Si el RU veta el acceso a sus aguas a la flota comunitaria, los perjuicios directos para la flota nacional no serían solo porque se verían privados de una zona donde pescan históricamente, sino también porque deberían reubicarse en otros caladeros.

Propiedad de mariñanos también son varios de los 55 barcos de capital español con pabellón de Francia, sobre todo, Irlanda, Bélgica y Alemania. También perderían zonas donde faenan históricamente.

Los caladeros de la merluza

Sin acuerdo en el brexit, otros armadores de A Mariña que poseen algunos de los 28 buques británicos de capital español podrían quedarse sin su principal mercado, el comunitario.

En todos los casos, las lonjas de Celeiro y Burela se resentirían porque perderían buena parte de su producto estrella, la merluza fresca de Gran Sol, especie objetivo de buques propiedad de mariñanos, independientemente de que su bandera sea española, francesa o británica. Y el efecto dominó golpearía de frente a todos los que distribuyen desde A Mariña las capturas que proceden de aguas británicas.