Manuel Candia, filántropo de Cervo que fundó la villa argentina de Copetonas

MARTÍN FERNÁNDEZ

A MARIÑA

Sentados en sillas, Lucía Canosa, esposa de Manuel Candia, y los cuatro hijos del matrimonio
Sentados en sillas, Lucía Canosa, esposa de Manuel Candia, y los cuatro hijos del matrimonio CEDIDA POR MARTÍN FERNÁNDEZ

Cedió con su socio Pedro Nicolás Carrera 1.350 hectáreas para una estación de tren y el pueblo que surgió en torno a ella

19 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Aquel año resultó trascendente para la Argentina. Su presidente, Roque Sáenz Peña, instauró el voto secreto, universal y obligatorio. El tango, aquella orgiástica diablura nacida de la nostalgia, la desdicha y el arrabal, llegó a París de la mano de Saborido y Villoldo y blanqueó su reputación en los refinados salones parisinos. En el Abasto, comenzaba un dúo memorable, Gardel y Razzano. Y la extensión de la línea férrea desde Bahía Blanca hacia el Este llevó el progreso a las tierras costeras y pampeanas de la provincia de Buenos Aires como Mar del Plata, Necochea, Tres Arroyos…. Corría 1911 y Manuel Candia López, emigrante de San Román de Vilaestrofe (Cervo), también contribuyó decisivamente a ese esplendor.

Con la extensión de la línea del ferrocarril, el gobierno quería desarrollar la zona, poblarla con miles de emigrantes que cada día entraban en el país y dar salida a la gran riqueza agraria y ganadera de la Pampa. Y fue entonces cuando un estanciero y político, Pedro Nicolás Carrera (Tandil 1850), y un hacendado gallego, Manuel Candia López (Cervo 1854), socios y propietarios de las tierras conocidas como La 21, cedieron 1.350 hectáreas para levantar la nueva estación y el pueblo que habría de surgir en torno a ella.

En mayo de 1912 concluyó la división del terreno en solares, quintas y chacras. Y ese día, pese a que la estación aún no estaba inaugurada, se escuchó por primera vez el silbido del tren que traía a 300 vecinos de Tres Arroyos dispuestos a mudarse al nuevo poblado. Meses después, el Dia de la Hispanidad, se dio por fundado el pueblo con el estreno de la nueva línea del Ferrocarril del Sud. El tren ?como cantó Curros- trajo el futuro y la prosperidad y en aquella estación y en aquel pueblo habría de embarcarse durante los años 20 la mayor carga de cereales y ganado del sudeste argentino.

El pueblo se llamó Copetonas. El gobierno había encargado bautizarlo a los ingleses de la compañía ferroviaria. Unos dicen que lo llamaron así porque recordaba a Cape Town (Ciudad del Cabo) que, al castellanizarlo, sonaría Capetonas. Otros porque un barco de igual nombre embarrancara en la costa. Y la mayoría lo atribuye a la martineta copetona, un tipo de perdiz que abundaba en la zona y se mimetizaba en los campos…

La cesión de Candia y Carrera conjugaba la filantropía con el interés. Los dos eran socios, vivían en Tres Arroyos ?la cabecera del partido- y Candia no sólo orientó a su colega en la producción y comercialización de la carne y los cereales sino que le prestó gran apoyo en su carrera política. Así que su donación, además de ayudar a los planes del gobierno y dar futuro a miles de emigrantes, vino motivada por esos dos tipos de réditos: el económico, para dar salida a la producción de la sociedad, y el político, para asentar el poder del tandileño.

Una hermosa zona, dos hacendados estancieros y un nieto innovador

Pedro N. Carreras era dueño de la estancia La Ballena y había fundado Tres Arroyos donde fue destacado dirigente y jefe comunal. Fue también diputado nacional y creador del Partido Conservador. Murió en 1915.

Candia perteneció a esa ilustre generación de cervenses ?José Alvarez, Ramón Fernández Alvarez, los Crego, Rodríguez Eijo, Montenegro, Cao Luaces, Fraga Balmayor…- que emigró a la Argentina y tanto contribuyó al desarrollo de Cervo y comarca y al de instituciones como Hijos de Vivero o el Centro Gallego de Buenos Aires. Marchó muy joven y cimentó su fortuna en el comercio y en la producción de las vastas extensiones de su finca La Federación, en Tres Arroyos.

Allí nacieron sus cuatro hijos ?Herminia Victoria Minita, Manuel, Héctor José y Carlos- y el arraigo de la tradición ganadera de la familia. Hoy, un nieto suyo, también llamado Manuel Candia, vive en la estancia El Rincón, tiene 90 años, está casado con Lucía Susana Curutchet y tiene dos hijas y ocho nietos. Aprendió de su padre y se adentró en el negocio agropecuario.

Los nuevos tiempos y su espíritu emprendedor lo llevaron a dirigir una explotación mixta de 1000 hectáreas en la que se siembra trigo, cebada, soja, maíz, avena y pastos permanentes de vacuno de cría de la raza Angus. Si su abuelo fundó la Sociedad Rural, él se vinculó con la Cooperativa Agraria, creó en 1967 el primer Consorcio Regional de Experimentación Agraria y presidió la asociación argentina que agrupa a los poderosos estancieros del país. Fue distinguido “agricultor pionero” de la Argentina.

La villa fundada por su abuelo, Copetonas, pertenece al partido de Tres Arroyos de cuya capital dista 58 kilómetros. De Buenos Aires está a 550. Tiene 1.500 habitantes y es una sociedad con fuerte presencia de colonos daneses y muy cohesionada gracias, en parte, a la labor de la escritora y periodista María del Carmen Hernández desde su página copetonaspuebloabierto.blogspot.com. La villa es hoy ?como las próximas de Cariló, Pinamar, Necochea o Mar del Plata- Pueblo Turístico de Argentina.

Donó a Vilaestrofe un edificio escolar que costó 75.000 pesetas y lo mantuvo a su cuenta

Si en la Argentina la donación de Candia tenía, además del filantrópico, un cierto interés económico y político, el legado que dejó en San Román de Vilaestrofe estuvo presidido por el afecto y el amor al terruño. En un viaje que realizó en 1889 dio varias ayudas a los necesitados y financió la estancia de un maestro y una escuela. Y en 1915 donó a su pueblo un hermoso edificio escolar que costó 75.000 pesetas y estaba dotado de maestro, mobiliario y menaje. Su inauguración mereció una edición especial de El Heraldo de Vivero el 10 de enero de ese año.

Su vida y obra, la de su generación y las ramificaciones familiares, fueron estudiadas con extraordinaria exhaustividad y rigor por el profesor Francisco Piñeiro en su libro O valor do noso publicado con ocasión del centenario del grupo escolar. Un libro imprescindible para la historia de Cervo.

Murió en 1930

Según Piñeiro, Manuel Candia López era uno de los ocho hijos de Baltasar Lorenzo Candia Seoane y Nicolasa López Novo, ambos nacidos en San Román en 1829 y 1824. Los otros eran Angela Genoveva, casada con José Basanta Paleo; Angela Rosa, que se unió a Otero; José Mª Francisco; Antonia Dolores, casada con Francisco Paleo López; Juana Flora, fallecida prematura; Juana Amalia, unida a Francisco Fernández Montenegro, hermano de José Mª, el donante de la escuela de San Ciprián; y Celsa Flora que se casó con Lorenzo.

Candia también donó el cementerio de San Román con su mujer, Lucía Canosa, y el matrimonio José Alvarez y Argentina Conti. En 1918 fue nombrado Hijo Predilecto y en 1923 el pueblo le tributó un sentido homenaje. Murió en Argentina en 1930.

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