«Que un niño de 8 años vea pornografía es una aberración, pero está pasando»

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso RIBADEO / LA VOZ

A MARIÑA

Capotillo

«Hablar a cara descubierta es muy importante, y yo confío en lo que puedo aportar con mi testimonio», dice Amelia Tiganus, que logró salir de la prostitución tras ser explotada durante cinco años en más de cuarenta prostíbulos de España

16 ene 2020 . Actualizado a las 19:35 h.

«Que un niño o una niña de 8 años tenga acceso a pornografía y la vea es una aberración. No se explica, pero está pasando mientras la sociedad mira para otro lado, sin tomar medidas. ¿A quién beneficia eso?» Es una de las reflexiones que lanza Amelia Tiganus, una mujer nacida en Rumanía hace 36 años y que ahora reside en Guipúzcoa. Se dedica a impartir talleres de sensibilización y reflexión sobre la violencia sexual ligada al efecto de la pornografía y a la falta de educación afectivo-sexual en la juventud. Y lo hace desde su perspectiva personal, una historia dura que no oculta. Cuando tenía 17 años fue captada en su país natal e introducida en una red de prostitución, de la que logró salir cinco años después. En ese lustro fue explotada en más de cuarenta prostíbulos de España.

-Usted no oculta lo vivido.

-Porque creo que un testimonio en primera persona siempre tiene un significado especial y hablar a cara descubierta produce un efecto de empatía. Confío en lo que puedo aportar, porque he conseguido tener una red de apoyo muy importante, tanto de estabilidad emocional como económica y eso me permite exponerme de esta manera y analizar la situación actual, no solo con mi testimonio desde dentro, sino también desde la realidad política, cultural y social.

-Este miércoles participa en Ribadeo en un taller sobre violencia sexual, a las 11.00 horas, en el Teatro, destinado a alumnos de los institutos y de FP, organizado por la Concellería de Igualdade. ¿Qué se persigue con ellos?

-Abrir los ojos ante lo que es un auténtico sistema de destrucción y deshumanización de las personas, no solo de las mujeres, que sin duda alguna sufrimos las consecuencias, pero también de los hombres, a los que muchas veces se priva de cualidades humanas. La mayoría consumen pornografía desde edades muy tempranas. Un reciente estudio de la Universidad Isla Baleares dice que desde los ocho años. Se potencia la misoginia, la violencia, la cosificación de la mujer y eso conduce al desencuentro entre hombres y mujeres y a degradar a la mujer, a no respetarla como ser humano. Mi propósito es facilitar herramientas para analizar esta situación que se sufre, porque los adolescentes están muy expuestos a prácticas que pueden ser muy dañinas para su salud, evolución y desarrollo como persona.

-La charla está dirigida a adolescentes, pero también sería válida para un auditorio más adulto.

-Si, porque hemos pasado por una etapa en la que sexualidad era un tabú y ahora mismo hay padres y madres que se ven impedidos para afrontar la nueva realidad. No tienen herramientas para trabajar con sus hijos e hijas y destapar la realidad del auténtico problema que supone el consumo masivo de pornografía, con un acceso tan sencillo, en el teléfono de cualquier chaval con Internet.

-Todos somos conscientes del problema, pero no se actúa. ¿Hay mucha hipocresía?

-Desde luego hay medidas que se podrían tomar: exigir que en los centros educativos se imparta educación afectivo-sexual, que va mucho más allá de una charla o un taller al año, porque los peligros cada vez son mayores. Y exigir que haya una legislación que proteja a los menores de edad, que no tengan acceso a la pornografía, que inculca el concepto de consumir cuerpos de mujeres. Que entiendan que las novias, las mujeres, son sujetos creativos de deseo, pero considerados de tú a tú, no como una posesión.

«Nos escandalizan casos como los de las manadas, pero el vídeo más visto en un portal de pornografía es el de una violación en grupo»

«Hay chicas que llegan a pensar que la violencia es algo normal en la sexualidad»

«La pornografía está influyendo en prácticas sexuales. Es muy importante hablar, sin tapujos, de violencia sexual. Nos escandalizamos al ver casos como los de las manadas, cuando resulta que el vídeo más visto en un reconocido portal de pornografía es una violación en grupo. La raíz de todo eso está en la pornografía, porque es la teoría, y la prostitución se usa a veces para llevarla a la práctica. En igualdad de condiciones la inmensa mayoría de mujeres no accederían a mantener ese tipo de relaciones, pero es ahí adonde acuden muchos hombres, a la prostitución, para poner en práctica lo que aprenden con la pornografía. Y como no se ajusta a la realidad, genera mucha frustración, que suele derivar en violencia. La pornografía está teniendo un efecto destructivo», señala Amelia Tiganus.

-Generalmente se habla de varones. ¿Y el efecto de la pornografía en las mujeres?

-Las chicas también están expuestas, pero la mirada es muy importante, porque la pornografía está destinada a la cosificación del cuerpo de la mujer, con prácticas cada vez más violentas. A los chicos se les refuerza esa idea, de que las mujeres son meros receptáculos de semen, y las mujeres que ven pornografía llegan a pensar que esa violencia es normal, que forma parte de la relación y de la propia sexualidad. Y ocurre que muchas chicas jóvenes tienen conflictos porque no llegan a disfrutar de esas prácticas y entonces piensan que es problema suyo, cuando no es así».