¿Qué será de este convento que según el Catastro es una ganga?

s. s. VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

PEPA LOSADA

Valorado el 198.000 euros, un edificio de 3.782 metros cuadrados listo para habitar y una finca de 14.491 forman el monasterio de Valdeflores, monumento histórico nacional

24 oct 2019 . Actualizado a las 12:41 h.

Sin alternativa, excepto si optaban por exclaustrarse y abandonar la orden a la que consagraron casi toda su existencia, han sido desalojadas las tres monjas dominicas que casi a la desesperada intentaron devolverle la vida al convento de Valdeflores. Si no media un milagro, ahora sí parece definitivo el cierre de ese monasterio de Viveiro, declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1980. Desaparecida la congregación de clausura que lo habitó durante siglos, engrosará el patrimonio de la Orden de Predicadores. Igual en junio del año pasado, cuando seis monjas lo abandonaron para no convivir de nuevo con otras tres, sectores sociales y políticos viveirenses se preguntan qué será y quién cuidará un bien inmueble valorado por la Dirección General del Catastro en 197.918 euros.

Acatando el mandato de la Orden de Predicadores, las tres últimas monjas de Valdeflores no han podido acabar ahí sus días. Regresaron el pasado junio con ese objetivo, pero sus avanzadas edades y las órdenes de los dominicos se impusieron a sus deseos. Atrás quedan cuatro meses de resistencia, auxiliadas por vecinos y por la Cofradía de Valdeflores. Sor Antonia ha sido enviada al cenobio dominico de Baiona (Pontevedra) y, desde este lunes, sor María del Carmen está en una residencia de Mondoñedo y sor Consuelo en una de Ferrol.

Con su marcha se abre un nuevo capítulo en la historia de un monasterio que las crónicas remontan a 1.406. Cerrado y vacío, quienes lo han visto recientemente aseguran que está preparado para vivir en él. Solo harían falta algunas reparaciones en la planta baja, por las riadas de hace casi un año, y ocuparse de la extensa finca.

Citando informaciones recibidas de los dominicos, distintas fuentes acreditadas aseguran que no prevén venderlo. Pero tampoco aclaran su destino. Con una capilla adosada y otros anexos, el edificio cuadrangular rodea a un claustro ajardinado también de forma cuadrada. El inmueble consta de dos plantas, cada una de 1.865 metros cuadrados. Con los adosados y sin la capilla, pasan de 3.782 metros cuadrados construidos. Se ubica en la parte superior de una finca de 14.491 metros cuadrados protegida por un muro. Según el Catastro, una ganga, 138.746 euros por la edificación (a 36,38 euros el metro cuadrado) y 59.171 por la parcela (a 4 euros el metro cuadrado).

Medio millón de euros de fondos públicos salvaron de la ruina a un edificio datado en el siglo XVI

El monasterio de Valdeflores, que según las crónicas edificó a finales del siglo XVI una familia viveirense, pertenece la congregación dominica, pero al disolverse pasa a la Orden de Predicadores.

Que su valor catastral dista mucho del de mercado es tan cierto como que llevaría años en ruinas sin el alrededor de medio millón de euros de fondos públicos invertidos desde 1982 para mantenerlo en pie y habitable. A esos se sumaron donativos vecinales e inversiones de las monjas. Según las hemerotecas, el Estado aportó más de 18 millones de las antiguas pesetas en 1982. En 1989 y 1999, la Xunta inyectó otros 12 millones de pesetas. Y en el 2002, el Gobierno central destinó más de 252.000 euros al convento.

Al escasear religiosas de clausura, los líos precipitaron el final

Valdeflores es uno de los trece conventos femeninos dominicos cerrados en España durante los últimos trece años. De las más de cincuenta religiosas que lo habitaron en sus buenos tiempos, en el 2017 quedaban diez. A finales de ese año saltaron a la luz pública las desavenencias internas, un conflicto entre las monjas más ancianas y las tres más jóvenes.

La denuncia por la desaparición de cantorales, retirada por los dominicos, precedió al estallido de la bronca interna en un monasterio de clausura donde la vida había dejado de ser contemplativa. Por sorpresa, para no convivir otra vez con las tres de menos edad, las seis más veteranas lo abandonaron y lo cerraron el 18 de junio del 2018. Un año después regresaron las tres que ahora se han ido obligadas.

El primer cierre lo atribuyó el Obispado de Mondoñedo-Ferrol a «la situación especial de avanzada edad y enfermedad de estas seis hermanas -las que lo abandonaron-, junto a otras dificultades de vida interna», como llamaron a los enfrentamientos con las menos mayores.

A la falta de vocaciones, porque dicen no encontrar jóvenes dispuestas a ser monjas de clausura, achacan los dominicos y el obispado el cierre de Valdeflores. Más pronto que tarde cerraría, pero el lío interno lo precipitó.