«Tiene un mérito brutal que el Lugo esté jugando en Segunda»

Marta de Dios Crespo
MARTA DE DIOS LUGO / LA VOZ

A MARIÑA

Santi M. Amil

El ex punta gallego ascendió con el Compos y el Pontevedra

01 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Se considera lucense «de pura cepa», aunque lo cierto es que el destino quiso que David Cabarcos (Oviedo, 1977) naciese en Asturias y lleve años viviendo en Barcelona. Despuntó como delantero en Lugo a finales de los 90, aunque su carrera como futbolista profesional se disparó en otros equipos. Ahora, tiempo después de su retirada, se dedica al mundo de los negocios.

-¿Echa de menos el fútbol o el mundo de las ventas le motiva?

-¿Sabes qué pasa? Que el mundo de las ventas se parece al fútbol, en el sentido de que te mueves por resultados y por objetivos. Creo que me vino muy bien, porque mi mentalidad siempre ha sido esa. Como futbolista mi objetivo siempre era ganar, marcar el máximo de goles posibles, jugar en los mejores equipos y eso está muy relacionado con este mundo. También el liderazgo y la dirección de gente. Mi mujer es diseñadora, ha creado la marca Snobysm y se dedica a los negocios, eso también me motiva.

-¿Recuerda cómo descubrió que llevaba dentro un delantero?

-Tuve la suerte de estudiar en los Padres Franciscanos. Si quieres ser deportista en Lugo es el mejor sitio donde puedes estudiar. Por sus valores y porque promocionan muchísimo el deporte. Siempre cuento la anécdota de que mi madre me dejó jugar al fútbol porque un cura que se llamaba Fray Vega me vio en el patio del colegio y le dijo: ‘Tienes que dejar jugar al niño al fútbol’. Allí practiqué todos los deportes habidos y por haber.

-¿Algún otro que le fuera bien?

-Había conseguido ser campeón gallego de salto de altura, quedamos campeones de fútbol sala, jugaba al voleibol... practicaba de todo y me vino genial.

-¿Qué siguió tras Fray Vega?

-Empecé en La Comercial, lo que pasa es que era un equipo muy humilde. Había días que en juveniles éramos cuatro entrenando. Después tuve la suerte de que me firmó el Lugo para División de Honor. Después subí al primer equipo.

-Estuvo un par de años...

-Sí y prácticamente me los tiré en blanco. Creo que jugué lo equivalente a 110 minutos y había marcado un gol en Segunda B. Luego me fui del Lugo al Xove Lago y ahí sí, en Tercera tuve un buen año. Después me firmó el Compos y empezó lo que fue mi experiencia profesional.

-Allí vivió una de las peores y situaciones que puede vivir un futbolista, ¿cómo lo recuerda?

-Descendimos por impagos, nos habíamos tirado todo el año sin cobrar y a pesar de eso quedamos octavos. Tuvo muchísimo mérito y no porque lo hiciera yo, por todos los que estábamos ahí y que sufrimos. Creo que no se le dio la importancia que tuvo. En los playoffs ganamos a un Barça B, en el que jugaban Mota, Iniesta, Víctor Valdés, Jofre, Trashorras... algunos campeones del mundo después. A San Lázaro y vinieron aquel día 5.000 personas.

-Después se fue al Pontevedra.

-Sí. Había un equipazo y fue todo lo contrario. Recuerdo que el día del ascenso había gente subida al muro que rodeaba Pasarón. Fue impresionante. Esa temporada yo no era ni siquiera un jugador del 11 titular. La ciudad empujaba y tenía unas ganas brutales de ascender. Lo hicimos después de 32 o 33 años que llevaba el club intentando llegar a Segunda. Creo que es lo más bonito que he vivido en el fútbol.

-¿Cree que volverán?

-Volverán. Es una ciudad que es de fútbol y se merece estar en Segunda, como el Lugo. Quizás más arriba es más difícil. Ascender es complicado.

-También tuvo alguna experiencia en el extranjero...

-Sí. Antes me fui al Ourense, estuve un año allí, aunque por desgracia empezó a haber problemas también y después pasó lo que pasó. Después me fui a Cataluña y jugué una fase de ascenso con la Gramanet. Con 30 años me fui al extranjero, a jugar con un equipo de Primera División en Chipre. Yo a esa edad pensaba que tenía todavía mucho fútbol. Tuve que dejarlo un par de años después, cuando por segunda vez me fisuré las dos tibias.

-Impagos, lesiones graves... esas cosas, ¿le han servido después?

-Mi talón de Aquiles siempre han sido las lesiones, con los años descubrí que ese problema venía de una desviación de cadera. Siempre lo daba todo. Tenía que haber sido más inteligente, pero sí me ha servido. Hoy soy muy fuerte mentalmente. Jugué mucho tiempo con dolor, me he caído muchas veces, pero me he levantado siempre. Cuando tenía 18 años me comía mucho la cabeza, creo que son cosas que ahora enseñan más a los jugadores jóvenes.

-¿Y qué extrajo de estar tantos meses sin cobrar?

-Eso hasta que no lo vives no sabes lo que es. Si me hubiera cogido en otro momento, probablemente me habría arruinado la vida. Tengo compañeros que me habían pedido un crédito para vivir y luego otro para pagar el primero. Todo eso también me hizo fuerte. Pienso en mi trabajo actual, siempre digo que una de las cosas para las que no estamos preparados en la vida es para que nos digan que no.

-¿Sigue algo al Lugo?

-Voy poco a Galicia y cuando voy, a mi pueblo. Pero sí que me informo. Sé como ha ido este año, que sé que ha sido muy complicado. Ha salvado la categoría con apuros y no estaban acostumbrados a pasar así años pasados. Esto es el fútbol y estas cosas ocurren, lo importante es que han mantenido la categoría y que a partir de ahí se puede volver a construir y a pelear. No sigo el día a día, pero me voy informando de los equipos en los que estuve.

-¿Cree que un aviso así de vez en cuando viene bien para ponerse las pilas?

-Sí, nos acostumbramos siempre a lo bueno y no lo valoras. Tiene un mérito brutal que el Lugo esté jugando en Segunda. Ya no digo ocho años, digo dos. La última vez que el Lugo estuvo en la categoría, hace muchísimos años, cuando estaban Alvite y Domínguez... Es bueno que la ciudad valore eso. Ojalá que no decaiga, se pueda seguir apostando por la cantera y creando afición.

-Habla de la cantera...

-Sí, es muy importante que el Lugo la siga trabajando. Todos los clubes pasan por problemas económicos y ahí tienes que tener gente que sea de la casa y que pueda tirar del carro.