Mariscadores furtivos se enfrentan a guardas que los pillan en A Mariña

La Voz VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

Ana Garcia

La denuncia por amenazas en Xove hace aflorar situaciones violentas que se repiten

25 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

A punto de cumplirse cuatro años desde que el furtivismo reincidente en el marisqueo pasó de falta administrativa a ser tipificado como delito penal, la denuncia por amenazas a dos guardas de una cofradía mariñana hace aflorar situaciones violentas. Más comunes en las Rías Baixas, los enfrentamientos de ilegales con los vigilantes de los pósitos también están al orden del día en A Mariña. Que se sepa, de momento no han pasado de coacciones, insultos e incluso conatos de agresión, pero tanto guardapescas como agentes de la Guardia Civil que los apoyan en determinados operativos ratifican el riesgo de agresiones contra quienes velan por el cumplimiento de la legislación, aunque sin atribuciones como agentes de la autoridad.

Cinco años atrás trascendió la detención de un percebeiro ilegal que, tras ser sorprendido por el guarda de la cofradía de Burela, lo «amenazó con un arma blanca, le causó lesiones de carácter leve y daños en el interior del turismo». Acaba de hacerse público un incidente que revela la tensión y la virulenta reacción de dos furtivos multirreincidentes pillados en dos ocasiones consecutivas en Xove por dos guardas de la cofradía de Celeiro.

Percebes vedados

En una operación conjunta, la Guardia Civil y los guardapescas detectaron este lunes a dos ilegales en un banco de percebes vedado en Vilachá, en Xove. Al verse descubiertos se deshicieron del marisco que habían extraído tirándolo al mar. La Guardia Civil les ordenó detenerse y acercarse, aunque no habrían acatado el mandato, según las fuentes oficiales consultadas. Al mismo tiempo que las fuerzas de seguridad les informaban de que los habían identificado porque ya conocían de ocasiones anteriores a esos dos vecinos de Cedeira, los guardas del pósito descendieron por el acantilado con intención de recuperar las capturas, como prueba de la infracción.

Les tiraron piedras

Declaraciones a las que ha tenido acceso La Voz indican que uno de los furtivos habría lanzado una piedra de considerables dimensiones en dirección al lugar donde se hallaba uno de los guardapescas. No llegó a alcanzarlo, por lo cual habría agarrado una segunda piedra. Finalmente desistió de tirarla, probablemente al percatarse de que el otro guarda se disponía a grabarlo con un teléfono móvil.

A ese primer incidente le siguió este martes otro, en la misma área de la costa de Xove y con los mismos protagonistas, aunque ya sin presencia de la Guardia Civil. Cumpliendo con su cometido de preservar los percebes de los furtivos, los vigilantes de la cofradía localizaron a los mismos vecinos de Cedeira. Al verlos reaccionaron insultándolos y amenazándolos, indican las fuentes solventes consultadas. No constan agresiones físicas, pero las fuerzas de seguridad investigan con el fin de depurar responsabilidades.

Informaciones oficiales apuntan que los dos implicados en esos dos enfrentamientos carecen de permisos de marisqueo. Añaden que incluso teniéndolos vulnerarían igualmente la legislación porque el banco percebeiro de Vilachá está vedado.

Multas o penas de cárcel

Hasta julio del 2015 los mariscadores furtivos campaban a sus anchas porque las infracciones que cometían se consideraban falta administrativa. Les imponían sanciones económicas, que no pagaban declarándose oficialmente insolventes. A raíz del cambio legislativo pueden juzgarlos como delincuentes. Si marisquean sin el preceptivo permiso pueden imponerles multas de cuatro a ocho meses e inhabilitarlos entre uno y tres años. Si «produjeran graves daños a la sostenibilidad de los recursos», las penas van de seis meses a dos años de prisión, así como de dos a cinco años de inhabilitación para mariscar legalmente.