Elisa y Jimena Fernández de la Vega, primeras mujeres licenciadas gallegas

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Eran dos gemelas nacidas en 1895 en Vegadeo y fueron homenajeadas en el año 1996

04 mar 2019 . Actualizado a las 14:50 h.

No se nace mujer: llega una a serlo. Esa sentencia de Simone de Beauvoir podría aplicarse a Elisa y Jimena Fernández de la Vega Lombán, dos gemelas nacidas en 1895 en Vegadeo (Asturias) que fueron las primeras mujeres en obtener una Licenciatura en la Universidad de Santiago en 1919. Fueron homenajeadas 77 años después, en 1996, cuando la institución académica cumplía quinientos años pero ni siquiera cien de la presencia femenina en ella. Al año siguiente, el Concello de Vegadeo dio sus nombres a una calle. Los nombres de dos féminas que conquistaron su habitación propia. Dos pioneras que abrieron caminos a las mujeres en un mundo macho, ancho y ajeno…

Las dos hermanas eran hijas de Dolores Lombán Cotarelo y de Wenceslao Fernández de la Vega Pasarín, un médico liberal oriundo de Castroverde (Lugo), miembro de la Institución Libre de Enseñanza y fundador y director del Balneario de Guitiriz. La trayectoria académica de ambas fue en paralelo según recuerdan sus biógrafos (la Academia de las Ciencias, Angela Bugallo, Galicia Ciencia, etc.). Estudiaron el bachillerato en Lugo entre 1909 y 1913 y luego Medicina en Santiago.

Sólo tres años antes de ingresar en la Universidad se publicara en 1910 el decreto que autorizaba a las mujeres a matricularse en similares condiciones que los hombres. Sufrieron chanzas, burlas y discriminaciones por parte de profesores y alumnos. Pero, aún así, fueron lo más destacado de su promoción. Aprobaron la Licenciatura y el Doctorado en 1921 con sobresaliente, recibieron la Gran Cruz de Alfonso XII por sus expedientes y Jimena obtuvo el único Premio Extraordinario que se otorgaba por año.

Murió a los 37 años

A partir de ahí sus vidas tomaron caminos diferentes. Elisa se especializó en Pediatría y Jimena en Genética. La Junta de Ampliación de Estudios les aprobó sendas bolsas para completar estudios en el extranjero. Jimena se formó en varios países europeos y Elisa pudo ir a Berlín pero renunció para trabajar en el Hospital del Niño Jesús en Madrid y casarse, en 1925, con Gumersindo Sánchez Guisande (Santiago 1892-Arxentina 1976) antiguo compañero de Medicina y catedrático de Anatomía en Sevilla y Zaragoza.

El matrimonio tuvo tres hijos y Elisa compaginó su cuidado y educación con clases en la Universidad, consultas privadas, artículos con el seudónimo de Zoraida, publicación de libros y folletos, conferencias, etc. Investigó y trabajó como profesora de Embriología en la Facultad de Zaragoza y ejerció la medicina en el medio rural. Era una mujer vital y solidaria que llegó a montar un albergue para indigentes. Pero en 1933, a los 37 años, murió de una neumonía atípica que ella misma se diagnosticara…

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Crió a sus tres sobrinos y dirigió el balneario de Guitiriz

Jimena amplió estudios de Genética en Alemania, Suiza, Italia y Australia con los más ilustres científicos pero siempre se consideró discípula de Pittaluga y Novoa Santos. Fue profesora de Patología en la Universidad de Madrid, promotora e introductora de modernas teorías en España, publicó libros y recibió premios y elogios.

Pero la guerra civil todo lo truncó y ella vio alterada su enorme proyección. Tuvo que ejercer como médico militar en Santiago para cuidar a soldados heridos en el frente. Su hermano Wenceslao ?abogado y diputado portelista por Lugo y padre de la ex ministra Mª Teresa Fernández de la Vega- fue depurado tras la contienda. Y ella misma hubo de hacerse cargo de sus sobrinos, los hijos de Elisa, al tener que exiliarse su padre, Sánchez Guisande, un republicano de fuertes convicciones, a la Argentina…

Así que en en el año 1955, ya con 55 años de edad, se incorporó como directora al Balneario de Guitiriz y después a los de Montemayor (Cáceres), Cestona (Guipúzcoa) y Lanjarón (Granada). Murió en Santiago de Compostela en el año 1984.

Una boda de alto copete y preciados regalos

Elisa Fernández de la Vega se casó en 1925 en Vegadeo con Gumersindo Sánchez Guisande. La prensa dice que vestía «precioso manto y traje blanco de charmeuse y velo de tul con aplicaciones ciñendo en sus sienes magnífica diadema combinada con la guirnalda prendida en la cintura». Llevaba también «valiosísima pulsera e insignias en oro de la Cruz de Alfonso XII que lucía sobre su pecho». El novio vestía de chaqué.

Ofició la ceremonia el párroco de Vegadeo, Inocencio Villamil Lavandera, y fueron padrinos Luciano Sánchez Miramontes, padre del novio, y Jimena, la gemela de la novia. Firmaron el acta el juez Eleuterio Cuervo Miranda y Manuel Pillado, José Sánchez Guisande, Antonio Miranda y Pascual Lahoz de Val. Y entre los asistentes figuraban el Rector de Santiago, Luis Blanco, y destacadas personalidades y familias.

La prensa de la época, recogida por Miguel Roa, señala que el novio le regaló «un soberbio aderezo de platino con brillantes» y ella a él «un precioso alfiler con una perla orlada de brillantes». Otros regalos fueron «una cruz de platino con brillantes», «una botonadura con brillantes», «una cruz antigua de oro y Cristo tallado expresamente», «una cadenita de platino con perlas», un estuche completo, un rosario de oro y 1.000 pesetas en cheques. Pasaron la luna de miel en Castroverde y luego fueron a Sevilla.

El minucioso relato concluye: «el amor y la ciencia los unió. Todo augura que disfrutarán de un sinfín de venturas». Pero la ventura apenas duró 8 años…

En el exilio, su marido inventó el biberón, fundó el hogar de ancianos de Domselar y embalsamó a Castelao

Sánchez Guisande era un personaje polifacético. Fue profesor universitario, pediatra ?inventó el modelo dosificador del biberón- historiador, militante de Izquierda Republicana, edil en Zaragoza, decano de su universidad y, sobre todo, buena persona: por su generosidad y filantropía se le llamaba «o médico dos nenos pobres».

Al estallar la guerra, se refugió en Santiago y Vilagarcía de Arousa y se exilió a la Argentina en 1936. Sus tres hijos quedaron a cargo de su cuñada Jimena y sólo logró reunirlos con él en 1948. Uno, Luciano, falleció; y los otros dos, Elisa y Wenceslao Sánchez de la Vega, aún viven en Mendoza y Buenos Aires, respectivamente.

Director de centro gallego

Gumersindo fue director médico del Centro Gallego de Buenos Aires y fundó con Antonio Baltar, otro médico gallego exiliado, un sanatorio en Mendoza donde fue catedrático de la Universidad de Cuyo. Participó en las tertulias galleguistas del Café Tortoni y en actos del colectivo y llegó a representar a la República en el exilio.

Era miembro de la logia masónica «Antolín Faraldo» ?con Seoane, Arturo Cuadrado, Elpidio Villaverde, Baltar o Blanco Amor- y con ella fundó en 1943 el Fogar Galego para Anciáns de Domselar, en Buenos Aires. Y fue uno de los galenos que atendió a Castelao en su enfermedad y el responsable de su embalsamiento.