«Tener un Goya sería una maravilla»

Yolanda García Ramos
yolanda garcía VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

XAIME RAMALLAL

Saúl Jiménez, inmerso en el traslado de Carlos Fotógrafos, este sábado acude a la gala en Zaragoza

01 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es un clásico en toda regla», dice Saúl Jiménez (Carlos Fotógrafos en Viveiro) sobre su espectacular imagen de una boda que ha sido nominada a los XVIII Premios Goya de Fotografía y Vídeo Profesional cuya entrega será mañana en Zaragoza. «Un día pienso que voy a ganar y al día siguiente pienso que no», señala, emocionando. Son diez imágenes nominadas, de las que solo dos son a color y una es la suya.

-Como los de cine, ¿el premio es también el busto de Goya?

-Los Goya de fotografía se entregan el mismo día que los Goya de cine. Sí, también dan un cabezón, el busto de Goya pero más alargado que en los de cine.

-Sería maravilloso que esta vez sí estuviese en su vitrina...

-¡Inaugurar la nueva tienda con el cabezón de Goya sería una maravilla! Además, esta nominación me hace ilusión porque la novia de la fotografía es mi cuñada. Tiene un valor sentimental para mí. Recuerdo emocionarme mucho cuando hice esas imágenes...

-A la tercera va la vencida, dicen.

-¡Ojalá! Es mi segunda nominación a los Goya en boda porque la otra había sido en libre creación.

-¿Qué dificultades plantea la fotografía de boda?

-Eres el que mandas, creas un guion y siguen ese guion. Eres como un director de película. Pesa mucho la responsabilidad y templas los nervios en las casas, aconsejas, haces de estilista, maquillador, peluquero... un poco de todo para que todo salga como quieres. Por otro lado, la manera de fotografiar la boda ha cambiado. Ahora se hace un reportaje más gráfico aunque yo soy de la vieja escuela, de la Hasellblad, del trípode y preparar la imagen para que salga perfecta... Hoy en día se disparan muchas más fotos que antes pero se intenta hacer un reportaje más natural, aparte de que ya no solo los novios son los protagonistas.

-¿Cuántas bodas fotografió?

-Llegué a hacer cien bodas al año. Ahora hay un bajón general porque hay muchas menos ceremonias. Aunque sí que a la hora de hacer la boda existe la pre-boda, un reportaje de calle que se hace un mes antes para que haya un primer contacto pareja-fotógrafo y haya imágenes para el libro de firmas que se expone el día de la boda. Y está la post-boda, que se creó para que los novios estén juntos el día de la boda el máximo tiempo posible.

-Y así no tienen tanta presión como en el día señalado.

-Claro. Aprovechas la post-boda para hacer otras localizaciones: acantilados, una casa abandonada o indiana, una cantera...

-La nominación llega en un momento de «ave fénix», ¿verdad?

-Totalmente. Para mí es un impulso a nivel personal. Llevaba diez años sin presentar obra a estos Goya. Me motiva.

-Coincide con traslado. ¿Cómo será el nuevo Carlos Fotógrafos?

-Es una fotografía hecha al uso, una tienda distinta, mi marca, con propuestas muy personales, como por ejemplo en comuniones quiero crear cuentos infantiles personalizados, me gustaría vender obra de autor pues tengo fotos de viajes que no saqué nunca a la luz o vender fotografía decorativa, porque está muy de moda. Espero inaugurar la tienda entre finales de febrero y principios de marzo en el bajo del número 16 de la calle García Dóriga, donde estaba el antiguo Chipe. Tendrá mucha luz natural.