Es en la misma zona en que se dañaron coches a profesores y también a un concejal
23 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.El último acto vandálico perpetrado en Ribadeo quedó en anécdota, pero pudo ser mucho más grave. Lo peor del caso es que ya no hay duda de la intencionalidad. Ocurrió en la noche del domingo al lunes, cuando alguien prendió fuego a las bolsas de basura situadas sobre un contenedor amarillo en la calle sor Pilar de León, entre el colegio Sagrado Corazón y el Hotel La Balastrera.
El hecho de que se diese rápidamente la voz de alarma y que la policía movilizase a Protección Civil de Ribadeo, hizo que se pudiesen extinguir las llamas impidiendo que se propagasen a otro contenedor verde, a los árboles próximos y a los coches que estaban estacionados.
En esa misma zona, en la Avenida Rafael Fernández Cardoso, el mes pasado alguien ya prendió fuego a otros dos contenedores. Y hay más antecedentes, en esa misma avenida, el mas lejano en el año 2016.
La calle Sor Pilar de León, la Avenida Fernández Cardoso, el callejón Picarolas, se encuentran en la manzana en donde el mes pasado propietarios de varios automóviles denunciaron que habían sufrido ralladuras en sus coches estacionados. La primera en desvelar estos actos vandálicos fue una profesora. En su caso, ocurrió cuando estaba dando clase en el colegio Sagrado Corazón. Trascendieron media decenas de denuncias (incluyendo la de un concejal del gobierno municipal), pero al parecer el número de víctimas fue muy superior.
Desde entonces, aunque se ha intensificado la vigilancia por parte de las fuerzas del orden (ayer por la tarde, a la salida del colegio se vieron dos coches patrullas de la Guardia Civil), de momento no se ha detenido a nadie. Hay especulaciones sobre la autoría de los actos vandálicos, pero nada en firme.
El alcalde, Fernando Suárez, apuntó ayer: «Supoño que estamos falando dalgún desviado, algún malfeitor, algunha mala persoa que está buscando protagonismo. Pero que teña coidado, porque as forzas de seguridade están detrás del. E xa se sabe o dito: tantas veces vai o cántaro á fonte que ao final acabará rompendo».