El mar se lleva tanta arena de Covas que aflora gran parte de la Magdalena

s. serantes VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

CEDIDA

Hace dos años se veían 32 metros del pecio hundido en 1810, y ahora se observan 40

20 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Concluyó otra campaña de inmersiones del equipo multidisciplinar que fotografía los restos de la Santa María Magdalena y toma datos para reproducir en tres dimensiones la fragata que naufragó en 1810 en la ría de Viveiro. Además de la relevancia arqueológica de un trabajo cuyo objetivo es «reflotar» virtualmente el buque insignia de la malograda Expedición Cántabra, para que cualquiera pueda admirarlo desde su ordenador, la investigación confirma cuánto ha cambiado la dinámica de las mareas en Covas. Y ratifica las consecuencias que vecinos y visitantes perciben desde años, que el mar se lleva la arena del oeste al este de la playa. Por eso ha aflorado gran parte de la Magdalena, un pecio de un barco de 44 metros de largo del que hace unos dos años se veían 32 metros y ahora 40.

Una modificación «posiblemente relacionada con la acción de las corrientes sobre la playa», apunta el arqueólogo Antón López. Él está al frente del equipo de la Federación Española de Actividades Subacuáticas (Fedas) volcado en el estudio y divulgación de la Magdalena y de los otros pecios conocidos de la Expedición Cántabra. Con ellos cooperan en la inmersiones de esta semana la empresa Topodel, que con imágenes y creará «un modelo tridimensional, con geometría y dimensión» de la fragata, la Armada, el club de actividades subacuáticas Costa Lugo, el Concello de Viveiro, el Seminario Terra de Viveiro y el práctico portuario de Viveiro.

Como el mar se lleva la arena, de la Magdalena han quedado al descubierto «más madera de la que esperábamos y a ras de suelo comienzan a aflorar grandes piezas, algunas muy definidas», explica Antón López. Al cambiar el estado del yacimiento arqueológico submarino, el equipo de la Fedas y sus colaboradores prepara «un plan que presentaremos a las instituciones, para poder estudiar la dinámica de las corrientes que afectan al pecio». ¿Cómo? Colocan balizas en su perímetro para comprobar «la dirección de las corrientes y la velocidad a la que pierde arena» la zona de Covas donde yacen los restos de la fragata. Con esos datos, los arqueólogos diseñarían «estrategias de actuación previendo el futuro».

Durante las prospecciones submarinas de esta semana han captado «1.500 puntos de referencia» para la recreación tridimensional del pecio, «con un error que nuestros especialistas confirman que se ha reducido a menos de 8 milímetros», añade Antón López.