La ribadense Marta F. Miranda, esposa de Batista, entre las más ricas del mundo en 1962

La Voz

A MARIÑA

CEDIDA POR MARTÍN FERNÁNDEZ

El expresidente se casó con ella en 1945 después de que su lujoso coche la arrollase en 1943

30 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo en que la vida podía ser una aventura. Una experiencia insólita y singular en la que una decisión, un albur, un imprevisto, era capaz de variar el rumbo de una biografía o de una sociedad que, entonces, aún no era funcionarial ni espesa.

Marta Fernández Miranda, la hija de los emigrantes Ramiro Fernández Ledo, de San Fiz de Asma (Chantada), y de Emelina Miranda Casais, de Ribadeo, es una prueba de ello. Un día de primavera de 1943, paseaba con su bicicleta por el barrio habanero de Marianao cuando un lujoso coche, que circulaba a toda velocidad, la arrolló. Era el automóvil del Presidente de la República, Fulgencio Batista, -constitucional entre 1940-1944 y de facto entre 1952-1959- que se detuvo y la auxilió.

Batista, que estaba casado con Elisa Godínez desde 1926 y tenía tres hijos, se hizo cargo de los gastos de su tratamiento y hospitalización, la visitó en la clínica y se interesó a diario por la evolución de sus heridas. Marta tenía entonces 22 años -la mitad de los de él- y era una muchacha hermosa, esbelta y morena, y con unos profundos ojos verdes de los que el antiguo sargento no logró nunca apartar su mirada. Y el 28 de noviembre de 1945 se casó con ella.

Cómplice y colaboradora

El azar le cambió la vida a Marta. No sólo porque influyó mucho en su marido -un hombre rudo, elemental, de un extracto social bajo- sino porque también actuó como cómplice y colaboradora. Fue mecenas de las artes cubanas, decisiva para construir la Galería Nacional y sólido apoyo de sus políticas desde la dirección de la Organización Nacional de Dispensarios Infantiles (ONDI) y la de Rehabilitación de Inválidos (ORDI) que construyeron hospitales por el país. Y participó en varias del centenar de empresas que poseía el dictador cubano.

Según Guillermo Jiménez, autor de una enciclopedia económica de Cuba, Marta fue propietaria del Banco de Fomento Comercial al 50% con el testaferro de Batista, Pérez Benitoa. Controlaba, con López Vilaboy, el 80% del Banco Hispano Cubano. Y era la mayor accionista de Agrícola Defensa, una azucarera de Las Villas que empleaba a 2.835 personas, tenía 10 caballerías de tierras propias y molía 18 millones de arrobas de caña al año…

En la Nochevieja de 1958, el régimen dictatorial y corrupto de Batista cedió al empuje de unos rebeldes y justicieros castristas que pronto fueron los nuevos corruptos dictadores. Y en los tres aeroplanos en que huyeron de Cuba aquella noche Batista y Marta, con 50 familiares y amigos, llevaron consigo 300 millones de dólares y obras de arte valoradas en 700.

Cuatro años después, en el Guiness World of Records de 1962 -aún no había Lista Forbes- Marta Fernández Miranda figuraba como una de las mujeres más ricas del mundo. La emigración tuvo mucho de aventura…

martinfvizoso@gmail.com

Un atentado fallido y un cristo de 20 metros y 320 toneladas

Marta Fernández Miranda era una mujer generosa y hasta sus enemigos políticos califican de positivas algunas de sus iniciativas de asistencia social y humanitaria en favor de los más necesitados como los hospitales infantiles y para inválidos de La Habana y Bayamo, o los comedores populares que promovió.

Su religiosidad y su amor por Batista la llevaron a erigir el majestuoso Cristo de La Habana que, desde la cima de la Loma de la Cabaña, es visible desde cualquier punto de la ciudad.

El proyecto deriva del ataque al Palacio Presidencial de Cuba que tuvo lugar el 13 de marzo de 1957. Las fuerzas del Directorio Revolucionario 13 de marzo ?la organización que se comprometió con el Movimiento 26 de julio de Fidel Castro a coordinar sus acciones armadas en pro de la libertad de Cuba- asaltaron ese día el palacio para eliminar a Batista, y la emisora Radio Reloj para anunciar su muerte y llamar a la revolución.

Un comando de 50 hombres, dirigidos por Carlos Gutiérrez Menoyo y Faure Chomón, llegó a la tercera planta pero Batista escapó por una escalera interior desde su propio despacho y los asaltantes fueron abatidos. Y los cien hombres previstos para tomar los edificios próximos ?el Hotel Sevilla, la Tabacalera, el Palacio de Bellas Artes- y apoyar al comando principal nunca llegaron a ellos por la vacilación de última hora de sus responsables…

Aterrorizada por el tiroteo y para agradecer a Dios haber salvado la vida de su esposo, Marta prometió erigir una gran estatua de Jesucristo, similar a la que se levanta en el monte Corcovado de Rio de Janeiro. Pagó por ella 200.000 pesos a la joven escultora de Pinar del Rio, Gilma Madera, que la esculpió en mármol de Carrara con una mano en el pecho y la otra en alto en actitud de bendecir. Mide 20 metros de alto, se ubica en una loma a 50 metros sobre el nivel del mar y pesa 320 toneladas. La hija de los emigrantes gallegos la inauguró el 25 de diciembre de 1958, seis días antes de verse obligada a huir de Cuba…

Una familia que mejoró posición y mantuvo una casa en A Coruña y relaciones con Chantada y Ribadeo

De la posición de Marta F. Miranda se beneficiaron tambien sus hermanos. El varón, Roberto, fue nombrado por Batista Ministro de Deportes y General del Ejército. Tuvo acciones en hoteles, clubes y casinos y en Codeco, la constructora del gobierno que hizo el aeropuerto de Mariel y el Hospital Naval, entre otras obras. Sus dos hermanas, Cecilia y Lilía se casaron, respectivamente, con Rafael Saladrigas, ingeniero, hijo de Carlos Saladrigas, dos veces ministro, y con Carlos Salas, Ministro de Sanidad en 1957.

Los Fernández Miranda siempre mantuvieron sus vínculos con Galicia. Los padres tenían una casa en A Coruña en la que el propio Batista pasó temporadas una vez derrocado. El general Roberto Fernández Miranda -referente del anticastrismo en Miami- visitó varias veces San Fiz de Asma, la última en 2009, meses antes de morir a los 87 años, y mantuvo fraternales relaciones con su prima Remedios Fernández que lo consideraba su segundo padre.

En uno de sus viajes, dejó en el cementerio una placa con esta leyenda: «Vine a España en busca de tus raíces y las he hallado en tu tumba, abuelo». El abuelo era Manuel Fernández, que combatió en la guerra de Cuba y se quedó largo tiempo en la isla.

Por su parte, Marta fue nombrada Hija Adoptiva de Ribadeo el 30 de octubre de 1957. La moción de la Alcaldía se justifica en que «su señora madre es natural de este antiguo Condado donde nacieron y residieron sus antepasados», «teniendo en cuenta sus atenciones y caridades con los hijos de esta Comarca residentes en Cuba» y «por su probado amor a esta tierra de sus ilustres mayores».

La esposa de Batista murió en Palm Beach en el año 2006 y está enterrada en Madrid junto a su marido.