La vuelta al mundo en velero desde Ribadeo

José Francisco Alonso Quelle
JOSÉ ALONSO RIBADEO / LA VOZ

A MARIÑA

MIGUEL

El Longimanus zarpó de Porcillán, de momento con dos tripulantes, a quienes se unirá el ribadenseJavier Torviso

04 sep 2018 . Actualizado a las 21:52 h.

La aventura ya está en marcha: dar la vuelta al mundo en un velero desde Ribadeo. Un lujo al alcance de un puñado de privilegiados, como son Íñigo Urigüen y Patxi Hormaza. El primero es el propietario del Longimanus, un velero de algo más de quince metros de eslora, apropiado para navegaciones oceánicas, que en los últimos meses estuvo amarrado en Ribadeo mientras era remozado y pertrechado para emprender la singladura. Patxi es un médico vasco, jubilado. Se conocieron por casualidad, hace poco más de un año, cuando Patxi estaba en Cuba «viendo pasar el tiempo». Con Íñigo apareció el tercer protagonista de esta historia, el ribadense Javier Torviso, que había volado al Caribe para patronear de regreso, cruzando el Atlántico, el Longimanus. Conocieron a Patxi y le propusieron que les acompañase. Y él, sin dudarlo, sin experiencia en el mundo de la vela, rompió el billete de avión que ya había adquirido y se embarcó hacia Boca Chica. Y de allí, a Ribadeo. El azar jugó sus cartas y hoy está dando la vuelta al mundo.

Porque para emprender aventuras así hace falta un punto de descaro, de atrevimiento, de osadía... para ver una oportunidad donde otros quizás vean una mera excentricidad.

Durante los últimos meses, Ribadeo fue la segunda casa de Íñigo. Patxi acudió a menudo. Hasta que lo que surgió como un reto, como un fruto de un cúmulo de casualidades, se hizo realidad. Hace unos días, el Longimanus zarpaba desde Porcillán. No faltaron amigos de los tripulantes, ni el alcalde, Fernando Suárez, ni el presidente del Real Club Náutico de Ribadeo, Ramón Acuña, que compartieron el acto simbólico de soltar amarras. Íñigo y Patxi están a estas alturas por el sur de España. No tiene prisa. La vuelta al mundo es un placer que quieren saborear delicadamente. Esperan emplear dos años, quizás más. «Se trata de disfrutar. No de llegar cuanto antes», apuntan.

En los últimos días bajaron la costa de Portugal y ayer cruzaban el Estrecho de Gibraltar para hacer escala en Málaga. De allí regresarán a Cádiz para zarpar hasta las Canarias para, en noviembre, cruzar el Atlántico. En varios tramos a lo largo de estos dos años, en las principales travesías se les unirá Javier Torviso, comenzando por el Atlántico.

Íñigo apunta que volará a España periódicamente, por ejemplo, cuando el barco permanezca amarrado para evitar las temporadas de tormentas. En cambio, Patxi tiene decidido vivir en el velero hasta que recale en España, y saborear así la que, dice, es su última aventura.