Los Maseda de Mondoñedo, del éxito en Cuba a la incautación castrista y el exilio

La Voz

A MARIÑA

La empresa Casa Maseda fue una de las mejores en su sector en la provincia de Oriente

16 jul 2018 . Actualizado a las 11:24 h.

En enero de 1961, Magín Maseda Cabana, marchó al exilio desde Cuba a Puerto Rico con cinco pesos en el bolsillo. El castrismo acababa de incautarle una fábrica de mosaicos de propiedad familiar. Pudo haber dejado a Fidel este poema: «Tuya es la hacienda,/ la casa, el caballo y la pistola./ Mía es la voz antigua de la tierra. / Tú te quedas con todo/ y me dejas desnudo y errante por el mundo./ Pero yo te dejo mudo… ¡mudo!». Pero no lo hizo: años antes, León Felipe, desde su exilio en México, ya lo había escrito, dirigido y dedicado a Franco, otro dictador con igual aversión a la democracia, los derechos humanos y la libertad.

Magín había llegado a Santiago de Cuba con ocho años de edad. Con él arribaron, desde Moncelos (Abadín), sus hermanos José y Concha y su madre Antonia Cabana Méndez. Fue el 4 de junio de 1914 y el barco -como todo emigrante, nunca olvidó su nombre- era el vapor Flander.

En el puerto los esperaban su padre, Jesús Maseda, y su tío, José Maseda López, naturales de Graña de Villarente (Mondoñedo). Los dos vivían y trabajaban en la ciudad portuaria desde 1901. El tío trabajó primero en fincas rurales de Guantánamo y luego abrió en sociedad con otro emigrante una fábrica de mosaicos en Santiago que, al morir su socio, fue suya.

Fábrica de mosaicos

La empresa se llamaba Casa Maseda y era de las mejores de su sector en la provincia de Oriente. Producía mosaicos y baldosas y representaba a la Panam Products Company, multinacional americana de fabricación y venta de productos de aluminio. Su hermano Jesús trabajaba con él, le iba bien y llamó a su mujer y a sus hijos.

Magín empezó a trabajar pronto en una tienda de víveres y luego de vendedor en un almacén de ropa de un asturiano, Eleuterio Fernández, con el que trabó una amistad que le duró toda la vida. Al cabo de años de esfuerzo y sacrificio, pudo comprar la fábrica de su tío José. La expandió e incorporó nuevos productos y representaciones nacionales y americanas. Todo iba bien y el negocio y la familia prosperaban.

Corría el año de 1957. En Sierra Maestra -la montaña que circunda Santiago de Cuba- se hacían cada vez más fuertes los guerrilleros opositores a la corrupta dictadura de Batista. Así que Magín Maseda decidió trasladarse a La Habana. Buscaba tranquilidad para su familia y, además, se había asociado con su primo, José Maseda García -hijo del fundador de Casa Maseda- que regentaba allí Ventanas Panam….

Cuatro años después, en 1961, el castrismo -que pasara de declararse nacionalista y panamericanista a definirse comunista y marxista revolucionario- incautó Casa Maseda.

Y Magín, el niño que llegara con ocho años desde Moncelos, salió de Cuba con 55 cumplidos y cinco pesos en el bolsillo. Fidel, como Franco, se había quedado con la casa, la hacienda y la pistola y lo dejó desnudo y errante por el mundo…

El tío presidió el Centro Gallego y el sobrino diversificó la empresa y logró buena posición económica

martinfvizoso@gmail.com

El éxito de la fábrica de mosaicos Casa Maseda posibilitó que José Maseda López presidiera el Centro Gallego de Santiago de Cuba y fuera directivo de la Unión de Detallistas e Industriales. Había nacido en Graña de Villarente (Mondoñedo) en 1877, se casó con la gallega Francisca García, tuvo un hijo, José, y se nacionalizó en 1943.

Santiago de Cuba fue una de las ciudades que más gallegos acogió entre 1902 y 1930 debido a que su gran puerto generaba intensa actividad y era el segundo en cuanto a entrada de emigrantes. En 1914 se fundó el Centro Gallego que tuvo el hospital Concepción Arenal, con siete pabellones; la sociedad de socorros mutuos La Inmaculada; la revista Rosalía de Castro; y la agrupación cultural Os Pinos Novos.

El Centro fue muy plural en su composición y actividades. Acogió charlas y mítines -en abril de 1913 uno sonado de Basilio Álvarez, O cura de Beiro- y variados actos de miembros de la colonia, representantes de partidos y entidades revolucionarias.

Casa Maseda tomó nuevo impulso cuando la compró Magín Maseda Cabana. Abrió una segunda planta en Moa para abastecer las minas de níquel y representó a la firma americana Hobart, de equipos de hostelería, a Cafeteras Nacional y a ventanas de aluminio Panam que fabricaba su primo y socio José Maseda en La Habana.

Con tan intensa actividad, su familia gozó de buena posición económica y uno de sus hijos estudió Medicina y el otro se graduó en el famoso Instituto de Moda y Tecnología, Fashion Institute of Technology (FIT) de Nueva York. Pero el Comandante mandó parar. Y todo se paró, efectivamente…

Tribunal revolucionario y nuevo comienzo en Puerto Rico dejando atrás mujer e hijos

La incautación de Casa Maseda tuvo lugar en enero de 1961. Los castristas acusaran a Magín de latifundista ante un tribunal revolucionario. Ninguno de sus trabajadores formuló quejas contra él ni lo acusaron de abusos, explotación o mal patrón. Pero el gobierno mantuvo la confiscación y la denuncia...

Como no había cargos en su contra, le ofrecieron emplearse como administrador de la empresa, ya de titularidad estatal. Él rechazó la propuesta y siguió la senda del millón de cubanos que marchó al exilio. No veía las cosas claras ni futuro para su familia. Y la misma noche en que rehusó la oferta, escuchó que la radio gubernamental incluía su nombre entre los de los comerciantes e industriales en peligro de ser encarcelados o fusilados por enemistad con el régimen…

Así que se largó a Puerto Rico el 12 de enero de 1961. Llevaba amargura en el alma, lágrimas en los ojos y el bolsillo vacío. Dejaba atrás mujer y tres hijos. Se quedaban para intentar evitar que su casa fuera también intervenida...

Pero la presión de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) era enorme: por la noche tiraban piedras contra las ventanas, les decían improperios, los calificaban de latifundistas y «gusanos», la palabra preferida para referirse a quienes abandonaban el país o tenían parientes fuera… La situación era cada vez más insostenible. Y la familia no aguantó más. El 24 de diciembre de 1961 -once meses después- salieron para reunirse con él y comenzar de nuevo, como 50 años atrás, en Puerto Rico...

Los inicios fueron igual de duros. Magín vendía café y otros productos por las calles para sostener a la familia. Luego, al cabo de los años, pudo crear Maseda Refrigeración y Equipos en sociedad con su primo José Maseda García, también exiliado. Con la empresa, se estabilizaron y pudieron vivir y dar estudios superiores a sus hijos.

Su mujer murió en San Juan el 11 de enero de 1964 y él años después. Sus hijos, que se apellidan Maseda León, regresaron a España donde hoy viven y recuerdan, en el sur…