En un museo flotante con mucha historia

beatriz antón FERROL / VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

JOSE PARDO

La réplica del velero que dio la vuelta al mundo entre 1519 y 1522 se puede visitar hasta el domingo

29 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Me habían dicho que estas rías eran espectaculares y la verdad es que tenían razón. Llevo cuatro meses embarcada en la Nao Victoria y esta ha sido la entrada a puerto que más me ha impresionado.... ¡Qué bonitos los castillos y el verde de las montañas!». Sofía Rodríguez es una loba de mar alicantina de 21 años y, actualmente, la única mujer de la tripulación que estos días comanda por los mares del Atlántico la réplica de la Nao Victoria, la primera embarcación de la historia que logró la hazaña de dar la vuelta al mundo entre 1519 y 1522 al mando de Juan Sebastián Elcano. Y también la única de las cinco naves de la llamada Armada de la especiería que consiguió regresar a la costa andaluza tras tres años de durísima singladura.

A primera hora de la mañana de ayer, Sofía se encargaba de cobrar los tiques de visita a los curiosos que se acercaban al muelle de Ferrol, donde se encuentra atracada la réplica desde el pasado martes, pero ya abordo del velero fue Álvaro Lecaro quien hizo de cicerone para La Voz.

«Actualmente la tripulación está formada por doce personas, muchas de ellas estudiantes de Marina Mercante o Mecánica Naval que se enrolan para cumplir las horas de navegación que necesitan para lograr las atribuciones profesionales, pero en la expedición del siglo XVI la nave salió de Sevilla con unos 45 hombres y regresó con solo 18», explica Lecaro, responsable de logística del barco.

Este joven catalán se sabe al dedillo la historia de la Nao Victoria y, antes de proseguir con el recorrido, explica que la nave formaba parte de una expedición de cinco barcos, comandados por Fernando de Magallanes, a la que Carlos I había encomendado viajar a las islas del Pacífico para traer a España provisiones de preciadas especias como canela, clavo, nuez moscada, pimienta... «Magallanes murió en una batalla en Filipinas antes de regresar a España y Elcano se hizo cargo entonces de la expedición», explica Lecaro sobre la cubierta principal del barco, donde los hombres a las órdenes del insigne marino español hacían el fuego y dormían a la intemperie por las noches. «La vida aquí era durísima, porque la tripulación se enfrentaba al hambre y al escorbuto y, además, había muchísimas peleas», explica el guía.

Paradas del recorrido

La visita a la Nao Victoria continúa con una parada en la bodega -donde antiguamente se almacenaban los víveres y hoy se encuentran los catres de la tripulación-; el comedor; la cámara privada del capitán -en la que llama la atención la «mesa de derrota», donde se trazaba el rumbo-; y justo al lado de este espacio, la cubierta-tolda, que da cobijo a un puente de mando con un timón primitivo denominado pinzote.

La réplica de la Nao Victoria, que visita el puerto de Ferrol por segunda vez -ya estuvo amarrada en el muelle de La Cortina en el 2015-, fue construida en Huelva con motivo de la celebración de la Expo del 92 y actualmente la gestiona una fundación privada.

Entre el 2004 y el 2006, esta réplica vivió uno de los episodios más importantes de su historia al emular aquella expedición de Elcano y Magallanes, dando la vuelta al mundo pasando por Nagoya (Japón) con motivo de la Expo Aichi 2005. Desde entonces, esta versión moderna de la Nao Victoria, con puerto base en Cádiz, se dedica a navegar prácticamente a lo largo de todo el año, surcando la costa europea durante los veranos y recorriendo el litoral español en los meses de otoño, invierno y primavera. Este verano, sin embargo, será diferente, porque la celebración del quinto centenario de la gesta protagonizada por la Nao Victoria está a la vuelta de la esquina -será en el 2019- y la réplica se quedará en España para ultimar los preparativos de la conmemoración, que podría incluir una nueva vuelta al mundo.

Por eso, en lugar de poner rumbo al norte de Europa, la nave navegará este verano por aguas del Cantábrico. Durante el mes de julio visitará diferentes puertos de Asturias y Cantabria, mientras que en agosto echará amarras en el País Vasco, según anuncia Álvaro Lecaro.

«Nuestra vida aquí a veces se hace difícil, pero nada que ver con lo que debieron vivir los marineros del siglo XVI... ¡Ellos sí que las pasaron canutas!», cuenta antes de la despedida Paco López, un joven murciano de 26 años que vive en esta «cáscara de nuez» desde el pasado mes de septiembre. «Vine por tres meses y esto me gustó tanto que decidí alargar la estancia; viajar en un barco como este es una experiencia inolvidable», explica este voluntario que estudió el ciclo superior de Navegación, Pesca y Transporte Marítimo.

El barco permanecerá amarrado en Ferrol hasta el domingo y después continuará su singladura hasta Avilés, para seguir contando, a quienes le quieran escuchar, la historia de aquellos bravos hombres de Magallanes y Elcano.