Solicitan 20 años de cárcel para un reincidente por amenazar, agredir y retener a su pareja de Burela

La Voz VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

OSCAR CELA

La fiscalía describe malos tratos en el ámbito familiar, amenazas, agresión sexual, detención ilegal y quebrantamiento de condena

23 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya había sido condenado, en el 2005, a nueve años y siete meses de prisión por agresión sexual, maltrato en el ámbito familiar y amenazas. A finales del 2015, cuando su pareja de Burela «le había comunicado su intención de dejar la relación», la fiscalía lo acusa de haber cometido con ella los presuntos delitos de malos tratos en el ámbito familiar, continuado de amenazas, agresión sexual, detención ilegal y quebrantamiento de condena. Será juzgado el próximo lunes en la Audiencia de Lugo, donde la fiscalía solicita que sea condenado a un total de 20 años de prisión, así como que se le prohíba acercarse a menos de 500 metros de la víctima y comunicarse con ella, además de libertad vigilada cuando cumpla parte de la pena.

Según la acusación pública, en el 2015 llamó a su pareja por teléfono y le pidió que lo fuese a buscar en coche. Ella acudió con la madre del acusado, y él, al subirse al asiento trasero del coche, le «rodeó el cuello con las correas de la mochila» mientras ella conducía. Así llegaron al destino, donde él logró que le entregase las llaves del coche y el teléfono móvil. Después, según la fiscalía, la sacó del vehiculo tirándole del pelo, le dio un puñetazo en un ojo y cogió un hacha con la que la siguió. Detrás de la vivienda «le dijo que se pusiera de rodillas y pusiera su cabeza sobre un cepo porque se la iba a reventar». Ella lloraba y suplicaba. Igual que en el coche, la madre de él volvió a pedirle que parara, y entre las dos lo lograron».

Después marcharon para su domicilio, sin que la mujer «pudiese negarse dada la situación de temor y amedrentamiento». Volvió a sacarle las llaves, siguió amenazándola y ella continuó implorando. La fiscalía añade que él «le ordenó que se fuera a la habitación», adonde la siguió y mantuvo relaciones con ella, que «accedió ante el temor». Él cerró la puerta de la vivienda, y se quedó con las llaves, igual que con las del coche y con el teléfono móvil. A la mañana siguiente, los padres de él los invitaron a comer y, como ella aceptó, le devolvió las llaves del coche y el móvil. Ella aprovechó para escapar.

Después, como ella «no quería ver ni estar» con él, la llamaba y le enviaba mensajes pidiéndole perdón y diciéndole que volviera». Según la fiscalía, la siguió hasta casa del abuelo de ella. Y en noviembre del 2015, el juzgado de Viveiro lo envió a prisión, sin fianza, donde siguió, añade la acusación pública.